31.- Protegiendo a los que aman

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Severus Snape estaba de mal humor, había sobrevivido muy bien al cuchillo envenenado de Bellatrix, pero ahora era un prisionero virtual. Sabía, sabía que el santo mocoso que vivía tenía que tener algo que ver con eso, estaba seguro. Después de su colapso, se había despertado en la enfermería con Poppy, McGonagall y el maldito director sobre él. Fue entonces cuando le informaron que no en ciertos términos ya no iba a arriesgar su vida volviendo a Voldemort. Dumbledore le había dicho tan amablemente que no iba a dejar que su hijo fuera lastimado más y que iba a hacer lo que haría cualquier buen padre, proteger a su hijo. Un día después de esa información, Severus se había dirigido a la oficina del director en pleno furor, recordó lo que sucedió a continuación.

Flash Back

Severus había entrado en la oficina del director temblando de furia. Estaba más pálido de lo normal y sus ojos brillaban de rabia. Su magia crepitó a su alrededor mientras estaba de pie frente al escritorio del director. Dumbledore había tomado muy sabiamente su varita y le había ordenado que tomara asiento. Severus se negó y se paró ante el director incapaz de hablar por un momento tan grande era su rabia. La razón era clara por qué estaba tan molesto, después de que Dumbledore le había hablado, dos duendes habían venido y le habían puesto lo que equivalía a un brazalete en el tobillo que evitaría que pudiera ir a cualquier lugar que el director no le permitiera. Severus Snape estaba más que cabreado, se sentía muy asesino en ese momento y Dumbledore era plenamente consciente de que se sentiría así a pesar de que no iba a dejar a su muchacho en una tontería.

– ¿Te atreves a hacerme esto? – Severus escupió de pie, con los puños apretados de rabia.

Sí, no es porque no confíe en ti, muchacho, lo hago, confío plenamente en ti, pero no puedo dejarte volver – Dijo Dumbledore. – Ya no voy a fallar en mi deber contigo, te prometí cuidar de ti como mi hijo y eso es lo que tengo la intención de hacer –

– ¿TENIENDOME PRISIONERO? – Severus gritó de rabia.

Sí, si así es como tengo que hacerlo, lo haré – Dijo Dumbledore tranquilamente viendo a Severus prácticamente echar espuma por la boca. – Realmente me preocupo por ti, muchacho, si te perdiera no sé qué haría, realmente eres el hombre más valiente y noble que conozco –

¡Soy malvado y perverso y no me dejaré influir por sus palabras, director! – Escupió Severus.

Te quedarás donde pueda cuidarte – Dijo Dumbledore.

No –

No tienes muchas opciones – Dijo Dumbledore.

¡Tomaré veneno, entonces no me tendrás en absoluto! – Severus gruñó.

No puedes... –

Oho, así que encantaste ese enlace de esclavo para mantenerme alejado de eso, ¿verdad? – Severus dijo su voz lo suficiente como para congelar la sangre de la mayoría de las personas. – Cómo te atreves... –

Severus, estás entrando en aguas peligrosas, muchacho – Dijo Dumbledore con calma, aunque sus ojos habían perdido el brillo y estaban helados mostrando que él mismo se estaba enojando rápidamente. – Te calmarás ahora –

¡NO, ME LIBERARÁS¡ ¡O HARÉ QUE DESEES NUNCA HABER HECHO ESTO! –

– ¡Severus, eso es suficiente! Dumbledore le advirtió con severidad.

No, tengo... –

Nunca llegó a terminar esa oración cuando Dumbledore, un hombre muy paciente y amable, tuvo suficiente. Se levantó y caminó hacia el joven, se sentó en la silla en la que Severus debería haber estado sentado y lo colocó de rodillas. Conjuro una regla y comenzó a trabajar en el hombre mucho más joven. Severus había aullado, maldecido y amenazado, pero nada de eso había funcionado. Estaba muy fuera de lugar y lo sabía, a diferencia de Voldemort que usaba el castigo como una táctica de terror para mantener a sus secuaces a raya, Dumbledore usaba el castigo muy raras veces y solo cuando Severus se salía de la raya. Había adoptado a Severus cuando acudió a él todos esos años atrás y, como ahora, a veces se necesitaba la mano fuerte de un padre. Finalmente obtuvo la reacción que quería, Severus se calmó y pudo dejar de golpearse el trasero.

Adoptando a Harry: Ojoloco y el hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora