Capítulo 14. Obsesionado

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Alexander 

Me quede unos segundos mirando la pantalla del móvil procesando lo que había escuchado. Allison no estaba en sus cinco sentidos, si lo estuviera aquellas palabras nunca hubieran salido de su boca, si estuviera cuerda nunca se hubiera atrevido a provocarme. Y no podía negar que su reto me intrigaba. Que imaginarla tocando ella misma cada parte de su cuerpo despertaba el depredador dentro de mí y era de los que disfrutaban de los reto; ella debía prepararse afrontar las consecuencias.

— ¿Señor Rizzo?—inquirió el hombre frente a mí para llamar mi atención y guarde el móvil en el bolsillo del pantalón.

—Entonces está comprometido —repetí diciendo lo mismo que me había dicho aquel hombre.

—Es una alianza italiano-hindú. El señor Marchena debe casarse con la señorita Kumar para fortalecer y mantener el equilibrio del negocio entre las familias—aquello era algo típico, sin embargo todavía existía algo que necesitaba entender.

—Sin embargo hay una cosa que no entiendo todavía y es el interés del señor Marchena en la señorita Dollister— me miro con incomodidad, pero no le había pagado para que se reservará cosas —Estoy esperando por usted —replique con tono brusco.

—La señorita Dollister es la candidata perfecta para segunda esposa—lo mire con evidente sorpresa y molestar—por eso fue invitada a la cena anual de beneficencia. El patriarca Marchena la quería conocer, quería ver la clase de mujer que su hijo estaba considerando para ser su segunda esposa—Aquello tenía que ser una broma incluso me reí con sorna, pero por la forma tan seria en la que aquel hombre me miraba aquello parecía ser verdad.

—Envíeme toda la información a mi correo, es todo por el momento. Ahora debo irme—me puse de pie y le extendí la mano.

Había descubierto muchas cosas aunque este no era el momento de revelar nada. Ahora debía mirar de frente a la mujer que me había retado y debía enseñarle que con el diablo no se jugaba.

***

Toque el timbre unas cuantas veces y llame al celular de Allison, sin embargo no obtuve respuesta y al final hice algo tan propio de mí. Había devuelto a Allison el juego de llaves, pero no me pude resistir a quedarme con una copia, me encantaba hacerla sufrir; aunque últimamente me encontraba en desventaja. Lo primero que observe al entrar fue los desperdicios de comida sobre la mesa y una botella de vino a mitad. En aquel momento comprendí porque había sido tan osada. El alcohol para una persona que no está acostumbrada a tomar nunca es buena opción.

—Allison—le llame, pero nadie contesto y lleve mis pasos hacia su habitación.

La encontré dormida sobre la cama con una de sus manos metida en su pantalón y comprendí en aquel momento lo que había estado haciendo. Allison era muy inocente todavía, era probable que aquella fuera la primera vez que se hubiera tocado y no sé porque eso me prendía. Era que todo lo que tenía que ver con ella me provocaba de una manera que ni yo mismo podía entender, lo único de lo que si estaba seguro era de desearla con todas mis malditas fuerzas.

Abrió los ojos despacio y luego de unos segundos los abrió de par en par y se apresuró a sacar la mano de su pantalón de piyama, sin embargo la detuve. Sabía que el efecto del vino se le había pasado y así era como la quería, bien lucida. No era de los que me aprovechaba de las mujeres, me gustaba jugar sobre terrenos completamente despejados. Nunca la tocaría sin que ella estuviera consciente. Nunca me aprovecharía de una situación como esa.

—Me retaste y aquí estoy—dije sosteniendo su mano con firmeza.

— ¿Cómo entraste?—pregunto confundida —Yo tengo las llaves—no pude evitar sonreír con malicia me encantaba jugar con su mente.

—Soy un demonio Dollister, uno que siempre consigue lo que quiere—coloque mi mano sobre la suya dentro de su pantalón y la guíe para que siguiera tocando su coño.

La observe contener la respiración y separar sus labios. No me resistí a pasar el pulgar por su labio inferior con la mano que no tenía ocupada, como tampoco pude resistir a inclinarme sobre su rostro para besarla. Chupe su labio inferior y lo mordí de manera suave, mientras su mano y la mía seguían jugando sobre su sexo que se encontraba extremadamente mojado. Acaricie su lengua con la mía y pude saborear el vino que se había estado tomando. Un sabor tan dulce como ella.

— ¿Qué es lo que me haces? —dijo sobre mis labios y sentí mi erección palpitante dentro del pantalón esperando rápido ser liberada.

—Hago que liberes tu mente y te entregues a la pasión, porque quiero que seas mía, solo mía Allison—volví a besarla con urgencia y saque nuestras manos de su coño para que no se viniera.

Trato como siempre de luchar conmigo, pero esta vez no iba a dejarme con las ganas. Le coloque las manos sobre la cabeza y quitándome la correa se las sujete al respaldo de la cama de manera firme. Enrolle su blusa y se la coloque sobre la boca como si fuera una mordaza, mientras ella me regalaba aquella mirada llena de temor, pero no debía temer, no la iba a lastimar. Solo la haría liberarse. Mi única intención era hacerla entregarse aquel placer del que tanto huye. Ese al que tanto se resiste.

Baje despacio sus pantalones de piyama y me encanto ver como su ritmo cardíaco aumentaba. Deslice mis manos desde la división de sus senos hasta llegar a su entrepierna y me esforcé por mantener la cabeza fría, porque como siempre debía reprimirme con ella para no traspasar los límites. Movió sus piernas y trato de liberarse, pero su esfuerzo era en vano y ella lo sabía.

—Me retaste y ahora debes pagar las consecuencias—me desabroche el pantalón y deje mi firmeza liberada.

Pase uno de mis dedos por la punta de mi pene que comenzaba a gotear y no me pude resistí a pasar ese mis dedo sobre su vagina. Me subí a la cama y me coloque de rodillas sobre esta, mientras tomaba mi grosor entre mis dedos y lo sostenía con firmeza. Sus ojos me miraron fijamente y me comencé a dar placer. Me masturbe para ella, porque quería hacerla entender que para este demonio no había reto que no pudiera cumplir. Me coloque sobre ella y me roce sobre su sexo. Me sostuve con fuerza del respaldo de la cama y apreté los dientes, mientras me frotaba y masturbaba sobre ella sin piedad.

—No trates de contenerte, sé que estas apunto de venirte y quiero ver cómo te corres para mi muñeca—apretó sus dientes sobre la mordaza que cubría su boca, mientras yo me frotaba mucho más duro con mi mano haciendo fricción al mismo tiempo sobre su coño empapado en sus jugos.

Su cuerpo tembló y sentí toda la presión correr por mi verga. Sus ojos se abrieron cuando llego al orgasmo y un alarido escapo de mi garganta mientras me derramaba sobre ella. Desate sus brazos despacio y le quite la mordaza de la boca bajo su atenta mirada, pase mi lengua por sus labios y ella lo permitió. Cerró sus ojos y no pude resistirme a tocar su rostro. Allison era tan inocente y pura que no iba a permitir que nadie más se adueñara de aquella pureza. Aquella pureza me pertenecía.

—Quiero limpiarte—dije y pude ver como se sonrojaba.

—Alexander yo pued...—pero no la deje terminar.

—Quiero hacerlo—le ofrecí la mano para ayudarla a levantar—Deja que lo haga—tomo mi mano y dejo que la guiara.

Cerré la puerta del baño detrás de mí en cuanto estuvimos dentro y le quite la blusa de franela dejándola completamente desnuda ante mí. Trato de cubrir sus partes sensibles, pero lo impedí, porque era algo estúpido teniendo en cuenta lo que acabamos de hacer. Y me sentí como un idiota ante ella. Por haberla despreciado, por haberla juzgado por su apariencia. Porque ahora mismo estaba duro con solo mirarla.

— ¿Cuánto más tengo que esperar?—le ayude a entrar a la bañera, abrí la ducha y deje el agua acariciar su piel—Dime ¿cuánto tengo que esperar para que seas mía completa Allison? —tome la esponja y la pase suavemente sobre su cuerpo sintiendo celos porque no eran mis manos las que las acariciaban de manera directa.

—Soy de las que sueñan con un amor bonito Alexander. No soy de las que se conforman con solo placer y lujuria, si no vas a darme más entonces déjame ir—detuve el descenso de mis manos, di un paso hacia atrás y me aparte de ella.

Sus palabras me golpearon con fuerza y fueron como un balde de agua fría. Allison se apresuró a cerrar la puerta corrediza de la bañera poniendo una barrera entre nosotros. Esa que siempre nos separaba, sin embargo estaba demasiado jodido, estaba demasiado obsesionado con ella como para dejarla ir.

El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora