Capítulo 12. Sello personal

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Alexander 

Observe a Allison entrar en aquel bar restaurante y la verdad es que quede sorprendido. Con lo conservadora que era verla entrar a un lugar como ese me dejo algo confundido, pero conociéndola era probable que no hubiese sabido de antemano al sitio al que se dirigía. Y yo me había convertido en un acosador de mierda, en eso que tanto critique cuando Alessio perseguía a Gina, pero no pude evitarlo e intente desde que llegue ponerme en marcha para terminar con aquella locura, pero no pude hacerlo y mucho menos cuando observe aquel hombre entrar y acercarse a ellas. No sé por qué se hizo bastante conocido.

El rostro de Allison cambio por completo, se había puesto blanca como un papel. Se puso de pie camino hacia el área de los baños y miro de nuevo por encima de su hombro, entendí que algo le preocupaba. Aquel hombre se sentó junto a la nueva compañera de All, sin embargo luego de unos segundos el hombre se puso de pie y se dirigió hacia donde había ido Allison, entonces entendí que algo no estaba bien. Baje del coche y entre al lugar sin pensarlo demasiado. Lleve mis pasos al área de los baños y en el pasillo me encontré con una escena desconcertante.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —cuestione con tono brusco, al mirar aquel hombre cernido sobre ella y cuando él se giró hacia mi pensé que estaba viendo a un fantasma.

Tomé a Allison del brazo y la arrastre fuera del lugar. Escuche a su compañera llamarle, sin embargo no me detuve y seguí con paso apresurado hacia el auto. La mano de Allison estaba como un témpano de hielo y no era para menos. Aquel hombre había marcado su vida y no precisamente de una forma romántica. Marco Antonelli la había lastimado tanto físico como mental, había dejado huellas que nadie nunca podría reparar. Se soltó de mi mano con brusquedad y se quedó parada en medio de la acera con la mirada perdida.

—Debería estar muerto—dijo con la mirada vacía—él no debería estar aquí—me acerque a ella y la obligue a mirarme.

—Salgamos de aquí, te llevare a tu apartamento—permitió que la guiara hasta el coche y le abrí la puerta para que subiera.

La mafia siempre buscaba la forma de salirse con la suya y los Antonelli eran expertos en hacer este tipo de jugarretas. Marco era una pieza clave en su organización y siempre me pregunte que así como Rubén Patrovick había sobrevivido aquel día existía la posibilidad de que el hombre en cuestión hubiese de igual forma buscado la forma de sobrevivir. La duda quedo despejada y aquello me asustaba.

— ¿Qué hacías aquí? —Pregunto con brusquedad— ¿Porque estabas ahí Alexander? —podía mentirle, podría decirle que había sido una casualidad, sin embargo opte por decirle la verdad.

—Te seguí—nos miramos por unos segundo y pude ver lo desconcertada que se encontraba—No puedo evitarlo Allison, no puedo evitar que me gustes con locura—la escuche tomar una larga respiración.

—Deberías parar, esto que pretendes nunca será —odiaba que hablara con tanta seguridad, porque lo único que lograba con esto era que mi deseo por tenerla fuese aún más fuerte.

—Es por ese tipo ¿verdad?—dije con tono severo—todo esto es por el tal Di Ángelo Marchena—se quedó en silencio por un segundo y luego dijo algo que aunque me costara admitirlo era la maldita verdad.

—No puedo enamorarme de ti Alexander, no puedo hacerlo porque tú nunca me amaras. Nunca amaras a nadie en tu vida—clavo su mirada en el camino y no volvimos hablar en todo el trayecto.

Era probable que Allison tuviera razón, nunca había conocido aquel sentimiento en mi vida siempre había evitado el amor, enamorarme, ser fiel a una sola persona. Aunque comenzaba a cuestionar todo eso por las cosas que ella me hacía sentir, sin embargo sabía que eso no era suficiente.

***

Me detuve frente a la entrada de su edificio y ella bajo del vehículo sin mirar atrás. Me quede allí unos segundos apretando el volante, siendo consciente de que se encontraba aterrada, de que revivir aquel momento de su vida era como una puñalada para ella y que quizás yo no era la persona indicada para hacerla sentir protegida, sin embargo mi parte egoísta se moría por besarle, por tocarle, por saborear cada parte de ella. Quería hacerle entender que una parte de ella ya me pertenecía.

Salí del coche y corrí prácticamente para alcanzarla. Sabía que quizás ya estuviera en su piso, así que me subí aquel ascensor con la adrenalina corriendo por mis venas. Las puertas se abrieron y salí aquel pasillo apresurado. Ella estaba de pie delante de su puerta y al levantar la mirada se encontró con la mía. Trato de abrir rápido para entrar en su apartamento y poner distancia de mí, sin embargo fui más ágil y la acorrale allí mismo sobre su puerta.

— ¿Por qué? —pregunto con voz entrecortada.

—Porque debes entender que te quiero para mí y no voy a permitir que ningún otro hombre te tenga—mordí suavemente el lóbulo de su oreja y su cuerpo se estremeció—Sé que tienes muchas cosas en tu cabeza, pero prometo despejarlas si me dejas y mantener ese hombre alejado de ti—me miro temerosa y yo tuve que apretar los dientes al mirar sus tentadores labios.

—Estás jugando conmigo Alexander—roce mis labios con los suyos y la observe contener el aliento.

—Deja que te enseñe mi juego y conocerás lo que es el placer. Te juro que no miraras otro hombre—aplaste mi boca sobre la suya y le quite las llaves de las manos.

Abrí la puerta y nos arrastre al interior de su apartamento sin apartarme de su boca. Mordí sus labios y los saboree pasando mi lengua sobre ellos y me puse duro. Metí mis manos por debajo de su blusa y haciendo a un lado su sostén libere uno de sus senos. La levante y lleve uno de sus seno a mi boca; mordí suavemente su pezón y un leve gemido escapo de sus labios y como siempre trato de alejarme de ella, trato de luchar, pero no lo permití, no esta vez. No la dejaría escapar.

—Alexander no—dijo con voz agitada provocando que me encendiera mucho más—Esto que hacemos es pecado—aquella inocencia suya, su lucha por mantener aquella pureza solo alimentaba mucho más mi oscuro deseo por ella.

— ¿Pecado Allison?—indague torturando sus pezones —Pecado seria quedarme con este deseo de tocarte, así que solo "Gime y disfruta il mio piccolo"(mi pequeña)

Hice camino hasta su habitación sin dejar de besarla y por primera vez Allison enredo sus dedos en mi cabello. Sentí como se dejaba llevar, quizás la misma situación de hace un rato había jugado a mi favor y no iba a desaprovechar aquella oportunidad. Era un maldito canalla, era un aprovechado de mierda, sin embargo era demasiado descarado como para que aquello me perturbada. La deposite de manera brusca sobre la cama y me deshice de su ropa de la cintura hacia abajo.

—Alexander—dijo, pero coloque uno de mis dedos sobre sus labios y no le permití hablar.

—Déjame probarte, me muero por saborear cada parte de ti—pase mis dedos por encima de su coño desnudo y contuve la respiración al sentir su humedad.

Sabía que sin su autorización no podría entrar en ella y tenía más que claro que sería un gran esfuerzo mental no hacerlo. Desabroche mis pantalones y me deshice de ellos dejando liberada mi firmeza y la observe cubrirse el rostro. Sabía que estaba siendo demasiado cruel, pero más cruel era ella quien no me dejaba tomarla como deseaba. Me monte encima de ella y roce mi erección sobre su estómago provocando que cerrara las piernas. Una suave brisa se coló por la ventana haciendo que su cuerpo se estremeciera y cuando abrí sus piernas y metí la cabeza entre ellas sus puños se apretaron sobre las sabanas.

—Esto es una locura—la escuche murmurar, pero sus palabras se convirtieron en un gimoteo cuando mi lengua acaricio su sexo.

Separe sus pliegues y pase mi lengua sobre su clítoris haciendo círculos sobre este, chupe y succione sin piedad su coño y me enloqueció su sabor. Me moría por estar dentro de ella y acabar con aquella tortura y me aventura a tentar colocando mi miembro en la entrada de su sexo y lo roce sobre su vagina apretando los dientes y conteniendo la respiración.

—Se mía Allison —supliqué mientras me rozaba sobre ella de manera tentadora—Se mía y no te resistas más—porque debía hacerla mía. Tenía que marcarla con mi sello personal.

El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora