Allison
Un extraño sonido me despertó y este se parecía mucho al de aquellas máquinas que usan en los hospitales para medir los latidos. Sentí los ojos pesados y un aterrador recuerdo llegó a mi mente justo en aquel momento, mientras un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Pude sentir el cuchillo en la garganta y la respiración de aquel hombre sobre mi cuello, el recuerdo fue tan vivido que mi cuerpo se estremeció, entonces abrí los ojos espantada solo para darme cuenta de que me encontraba en el hospital.
—Allison —escuche decir aquella inconfundible voz, me eche a sus brazos porque necesitaba sentirlo y todo comenzó a dar vueltas a mí alrededor.
—Estoy mareada —dije con voz rasposa y el volvió acomodarme sobre las almohadas de aquella camilla.
—Debes tomarlo con calma mi ángel —escucharlo decir mi ángel siempre me hacía revolotear el corazón y en este momento no fue diferente.
Amaba a este hombre y lo que me hacía sentir era tan fuerte que me quemaba por dentro. Estaba perdida y locamente enamorada de aquel demonio italiano.
— ¿Qué pasó? —le pregunté porque algunas cosas en mi cabeza estaban confusas.
Alexander se quedó en silencio, me tomo de la mano y dejo un beso sobre está. Con su mirada me había dicho todo, pero quería escucharlo de sus labios, quería que me dijera que estaba muerto, que Marco Antonelli ya no nos haría más daño y que al fin podíamos vivir en paz. Que podíamos vivir esto que sentíamos sin miedo a los fantasmas del pasado.
—Está hecho —dijo sin apartar su mirada de la mía —.Marco Antonelli al fin está muerto —había dicho aquello con satisfacción y al escucharlo debía admitir que una parte de mí se sintió aliviada, pero a la otra había algo que todavía le molestaba.
Trate de sentarme y él se apresuró para ayudarme. Toque el vendaje que tenía en el cuello y el recuerdo de aquel cuchillo sobre mi garganta me causo escalofríos. Alexander coloco sus manos sobre las mías y aquello me ayudó a sentirme un poco más tranquila, sin embargo no podía apartar de mi mente el hecho de que todavía existían personas allá afuera que querían hacernos daño.
— ¿Qué es lo que te molesta? —acaricio mi mejilla y fue imposible no sentir que todo se removía dentro de mi bajo su perfecto tacto.
—No solo era Marco y lo sabes mejor que nadie. Quizás él era quien los manipulaba, pero no saber qué pasará con ellos me asusta — sabía que mi expresión revelaba lo asustaba que me encontraba.
Escuché el sonido de un móvil y aquello me puso alerta. Alexander se puso de pie, metió la mano en su bolsillo, miro la pantalla de su teléfono mientras me daba la espalda y se acercaba a la ventana. Tomó aquella llamada, pero no dijo nada. Parecía que solo escuchaba con atención lo que la persona al otro lado de la línea le decía y aquello me puso tensa. Sabía que Alexander no se quedaría de brazos cruzados. Tenía la certeza de que todos los involucrados iban a pagar con creces por todo lo que habían hecho.
—Un detective viene para acá —inspiro profundo y volvió acercarse a mí — ¿Estás lista para mandar a Eric a la cárcel y hablar de lo que pasó con esa mujer? —arrugue el rostro sin poder evitarlo, aunque muy en el fondo entendía el porqué de su pregunta.
—Respeto a su familia y me siento mal por tener que hacerles esto, pero Eric cruzo el límite y el poco respeto que le tenía se fue a la mierda y con respecto a esa mujer fue en defensa propia, existen testigos así que es algo que en el fondo no me preocupa tanto —tenía que mantenerme fuerte y demostrarle al hombre frente a mí que lo era, porque aunque la tormenta comenzaba a alejarse no podía bajar la guardia.
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El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)
Storie d'amoreAllison Dollister había crecido en una familia demasiado creyente y conservadora. Sus padres la habían educado para que en el futuro fuese una mujer prudente y juiciosa. Dos cosas que estaba más que dispuesta a cumplir. Sin embargo antes de graduars...