Allison
Sentí mi cuerpo en llamas y como se me nublaba la razón, como siempre cuando Alexander me tocaba, pero esa voz en mi cabeza me ponía freno ¿qué estaba haciendo? Estaba dejando que la situación se saliera de control, estaba alimentando mis bajas pasiones y aunque muy dentro de mí quería dejarme seducir, no podía ignorar el hecho de que eso era lo que Alexander quería de mí. Lo único que buscaba era envolverme en su juego y lamentablemente me negaba ser su juguete.
—No puedo—dije y sus ojos oscuros me miraron con decepción—No puedo ser tuya—me salí rápidamente de la cama, busque mis cosas tiradas por el suelo de aquella habitación y corrí para encerrarme en el baño.
Me mire por un segundo en el pequeño espejo y note lo hinchados que estaban mis labios. Si seguía por este camino saldría destrozada, porque Alexander no era de los que amaban, no era de los que salían contigo de la mano y te regalaban una carta de amor cuando las cosas se complicaban, él no. Él eran de los que te dejaban partida a la mitad y no te volvían a juntar. Él era de los que pisotean tus pedazos, porque eran demasiado cobardes para ayudarte a unirlos de nuevo.
Escuche sus pasos y luego un ligero golpe en la puerta. Me quede en absoluto silencio, porque no estaba preparada para decir nada. En realidad lo único que deseaba era que él se marchara.
— ¿Quieres que me quede esta noche? —Pregunto y no sé porque el corazón me latía tan rápido cuando lo escuchaba hablar—Lo digo por lo de ese hombre, no creo que nos haya seguido pero es mejor prevenir que lamentar—podía escucha la súplica en sus palabras y no sé porque se empeñaba en hacer esta tan difícil.
—Estaré bien—hice silencio y trate de recomponerme—tienes que irte ahora Alexander—todo fue calma por un largo momento, luego escuche sus pasos alejarse y como se cerraba con estrépito la puerta de la entrada principal.
Entonces los hechos de aquella noche me golpearon y el sonido de mi móvil me trajo de regreso a mi triste realidad. Salí del baño y por puro instinto busque a mi alrededor, pero ya me encontraba completamente sola y antes de poder tomar aquella llamada el celular dejo de sonar. Mire el nombre en la pantalla y decidí que era mejor no hablar con ella en aquel momento. Sol había sido muy amable conmigo y en este momento me encontraba un poco avergonzada. Tampoco era como que tuviera una excusa valida que sustentará el hecho de haberla dejado plantada en aquel lugar.
***
El sonido de la alarma me despertó aquel domingo por la mañana y salí de la cama sin pensarlo demasiado. Necesitaba poner todo en orden y levantarme temprano e ir a misa el domingo era una de las rutinas que tenía en casa y me mantenían firme cuando estaba en casa. Recordé el rostro de aquel hombre y por un momento dude si era buena idea salir aquel día, pero tenía que dejar de ser paranoica. Nunca fui su objetivo en un principio y debía admitir que la forma en la que se acercó a mí fue bastante amenazante, sin embargo ya no existía nada. Ya no había un motivo por el que Marco Antonelli quisiera hacerme daño.
Lleve mis pasos a la cocina, pero antes me detuve a correr las cortinas. El sol brillaba en su punto máximo y la vista que me regalaba de la ciudad me hizo sentir por un momento reconfortada. Anhele estar en casa, escuchar a mi madre llamar a voz de grito a mi padre para que bajara a desayunar, escucharla reprocharme por ponerme alguna blusa o vestido que no era adecuado para entrar al templo y sentí mucha tristeza. Una lagrima rodó por mi mejilla y era la primera que derraba desde que llegue a este lugar, aunque ya debía seguir adelante, ya no había marcha atrás. Seguí mi camino a la cocina y encendí la cafetera, también decidí que era momento de regresar aquella llamada.
—Hola Sol—dije un tanto avergonzada en cuanto ella contesto la llamada.
—Gracias a Dios, estaba muy preocupada. Te llame unas cuantas veces anoche, pensé que algo había pasado hasta llame a Di Ángelo para saber si había sabido algo de ti—me sentí mucho peor al escucharla decir aquello y mucho más por no poder decirle la razón por la que me había ido anoche.
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El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)
RomanceAllison Dollister había crecido en una familia demasiado creyente y conservadora. Sus padres la habían educado para que en el futuro fuese una mujer prudente y juiciosa. Dos cosas que estaba más que dispuesta a cumplir. Sin embargo antes de graduars...