Allison
Nos movíamos al ritmo de aquella suave melodía, mientras los niños corrían de un lado a otro por el medio de la pista de baile haciendo travesuras. En aquel momento descanse mi cabeza sobre el pecho de Alexander y me deje embriagar por su aroma único y varonil, me sentí reconfortada entre aquellos brazos y también protegida, amada y cuidada aunque yo no había dicho en voz alta la palabra «te amo» y todavía me costaba creer que nuestra relación se encontrara en este punto. No podíamos estar separados el uno del otro, porque el solo hecho de pensar en estar separados era lacerante para ambos. Quien iba a pensar que aquel demonio italiano al final se adueñaría por completo de todo mi ser.
—Perdámonos —me dijo bajito al oído, aparte la cabeza de su pecho y clave la mirada en sus ojos.
— ¿Ahora? —inquirí con sorpresa y este asintió con una hermosa e insinuante sonrisa en los labios.
Su miraba me estaba haciendo una clara invitación y la forma en que se inclinó para dejar aquel tierno, pero a la vez caliente beso sobre mis labios confirmó su intención. Mire más allá donde todos bailaban y me encontré de frente con la mirada de Genave. Con la misma me había dicho todo y era que no había necesidad de usar las palabras. Estaba tan feliz por mí como yo lo estaba por ella y es que al final todo encontramos esa espina. Esa que se nos clavó tan profunda y que por más que lo intentamos no pudimos sacar.
—Vamos —me motivo mientras apartaba sus brazos de mi cintura, me tomo con firmeza de la mano y me arrastro con él.
Me deje guiar por medio de aquel gentío y pude sentir la anticipación de lo que estaba por pasar entre nosotros. Alexander me había arrastrado a su infierno. A uno del cuál no quise y ni me moleste en escapar, porque por más que quise negarlo desde aquel día en Nueva York cuando el entro en la oficina con aires de superioridad, me miro de aquella forma tan intensa algo cambio dentro de mí y aunque lo disimule muy bien por un tiempo al final caí rendida bajo su hechizo. Uno que no se parecía a ningún otro, porque él tuvo una forma muy peculiar de atraparme en sus garras.
—Oye —Alexander se detuvo, respiro profundo y miro de mala forma a Rubén. — ¿A dónde van con tan prisa?—pregunto con curiosidad — La fiesta apenas comienza— Crista le golpeó en el brazo y este le regaló una pícara sonrisa.
—Déjalos en paz y no seas entrometido —Me sonroje cuando ella me miro de aquella forma tan cómplice— Tengo la certeza de que su "fiesta" será mucho más divertida que está— Crista se llevó a Rubén quien bromeo haciéndole un puchero a lo que esta rodó los ojos y nos hizo un gesto con la mano para que siguiéramos nuestro camino.
La relación entre ellos dos se había vuelto muy estrecha y a pesar del pasado oscuro de Rubén con la mafia, me alegraba ver a Alexander abierto a cosas nuevas, como al tener una verdadera relación de amistad, aunque sabía que Alexander estaba más que agradecido con aquel hombre por haberme salvado la vida, no solo ahora, sino también en el pasado. Alexander al igual que yo había roto aquel caparazón, ese que no dejaba que nadie entrara a su vida, el cual protegía su corazón para que no saliera lastimado, sin embargo eso ya era cosa del pasado.
— ¿A dónde vamos? —pregunte con curiosidad en cuanto nos subimos a su vehículo.
—Te prometí que cuando todo esto terminará nos iríamos de viaje y recuerda que yo siempre cumplo mis promesas mi ángel —Dejo un beso sobre el reverso de mi mano y una extraña electricidad me recorrió de pies a cabeza —, pero primero quiero mostrarte algo, una cosa que ya has visto antes, pero la cual quiero enseñarte a detalle —lo mire con sospecha, pero no dije nada y entonces en aquel momento se puso en marcha.
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El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)
RomantikAllison Dollister había crecido en una familia demasiado creyente y conservadora. Sus padres la habían educado para que en el futuro fuese una mujer prudente y juiciosa. Dos cosas que estaba más que dispuesta a cumplir. Sin embargo antes de graduars...