Capítulo 16

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Blog personal.

@FreeFeeling01.

Rivetterdam , 14 de Junio 2021.

Solo ha pasado un mes, pero se ha sentido como un siglo. Un siglo lleno de dolor, lágrimas y desconsuelo, un siglo en donde he llevado una guerra dentro de mí, una guerra que creo nunca podrá encontrar una razón pacífica para detenerse, ni podrá extender una bandera blanca para poder finiquitar este interminable tormento.

Siempre he sido fiel creyente de aquella frase «Después de la tormenta, saldrá el sol.» Y ahora más que nunca cuando intento apoyarme en aquellas palabras, cuando me esfuerzo en pensar que podré salir de esto y seguir adelante, siento que vivo en un eterno eclipse.

Mamá, extraño tus caricias sinceras, tus abrazos que me hacían sentir como si el mundo giraba alrededor de nosotras, y tus sonrisas que me demostraban lo afortunada que era de tenerte. Extraño tu complicidad, tu proceder tan propio y paciente para inculcarme buenos valores, y tus convicciones que ahora se reflejan en mí.
Papá, extraño cada uno de tus sabios consejos, tu manera tan juiciosa de vivir la vida, extraño el apoyo que no dudaste en darme cada vez que lo necesitaba, y la fortaleza para asumir momentos de dolor como el que estoy viviendo ahora. Extraño y admiro aquella enseñanza que me dejaste tan firme que tengo de ver la vida de la mejor manera, de poner siempre la empatía por encima de cualquier sentimiento.

Extraño sus risas, sus regaños que terminaban en los más dulces consejos y aquellos desayunos en donde admirábamos el aroma que desprendía la taza de café.

¿Qué haré? ¿Qué me queda sin ustedes? ¿Quién se alegrará por mi cuando alcance todos mis objetivos? ¿Quién llorará de felicidad conmigo cuando esté esperando mi primer hijo? ¿Quién me llevará al altar? ¿Quién me apoyará cada vez que haya un momento difícil? ¿Quién me sostendrá ahora que estoy cayendo por un precipicio sin fondo? ¿Quién a más de ustedes?

Mi soledad y mi tristeza están consumiendo de a poco mi fe, aquella que yo creía implacable se está derrumbando tan fácilmente como una torre de cartas. Todo lo que yo creí que era, todo lo que yo creí que era capaz de hacer, se ha esfumado, se ha ido y ahora se ha convertido en una imagen llena de dolor...

Lo entiendo ahora, entiendo a la perfección que cuando tienes tan firmes tus ideales, la vida tiene aquella tendencia de cambiar la dirección de tu mapa, y colocarte en un camino de espinas.
Pero, aunque lo entienda, me es imposible aceptar que ya no podré disfrutarlos, que no podré verlos envejecer, ni podré darles la vida que dada a las limitaciones y circunstancias no pudieron tener. Aquella vida que se privaron por darme siempre lo mejor, porque, aunque carecíamos de mucho, sus inagotables esfuerzos y su amor incondicional me hacía sentir que no faltaba nada.
¿Cómo resignarse? ¿Cómo soltar el pasado? ¿Cómo dejar de aferrarse a los buenos momentos y dejar de vivirlos, porque el presente ya no es tan bueno? ¿Cómo sobrellevar este dolor? ¿Cómo dejar de sentirme estafada por la vida?

¿ES UN CASTIGO? ¿CUÁL FUE MI ERROR? ¿EN QUÉ MOMENTO FALLÉ TAN ABISMALMENTE PARA QUE LA VIDA ME CASTIGUE DE ESTA MANERA?

No puedo dejar de preguntarme, no puedo dejar de pensar en que las únicas personas que podrán ayudarme a superarlo sean ustedes mismo.
Y sé que desde donde están, están haciendo hasta lo imposible para poder darme la fuerza necesaria y tener el coraje de seguir con mi vida, pero ahora mismo estoy viviendo el dolor en carne viva que no hay mejor remedio que desahogarme de manera ininterrumpida.

Aunque lo parezca, esta carta no es para quejarme sobre mi vida, no es para expresar mi resentimiento hacia ella.

Quería expresar mi dolor, para que podamos abrir los ojos, y darnos cuenta de lo afortunado que somos o que éramos...
Perdí a mis padres, no tengo hermanos, ni familia, ni siquiera dinero. Solo tengo un futuro incierto y un dolor muy profundo que a penas me da batería para vivir día a día sin ninguna proyección establecida...
Pero quizás tú,
Puedas disfrutar aún de las sonrisas de tus abuelos, de la comida y de los consejos de tu madre, de las charlas y anécdotas interesantes de tu padre, quizás aún cuentes con el apoyo de tus hermanos, y en la mesa aún sigas teniendo una taza caliente de café esperando por ti...

Y aunque te moleste, quizás tu madre aún se desvela cuando sales a una fiesta en auto porque le aterra la idea de que conduzcas ebrio, quizás tu padre sigue ahorrando discretamente un fondo para ayudarte cuando lo necesites...

Quizás tu eres la persona más afortunada del mundo y ni siquiera lo sabias...



Gracias mamá.
Gracias papá.
No habrá mejor herencia que sus enseñanzas, ni mejor consuelo que el recuerdo de nuestra última cena antes de aquel incendio.

Y aunque ahora, mi alma esté hecha pedazos, miro al cielo, y sonrió al saber que he ganado a dos ángeles.

Les prometo que pronto tendré la valentía suficiente para seguir adelante, por ahora me arrullaré en su recuerdo hasta que pueda aceptar que físicamente ya no estarán conmigo.

Con amor, con dolor, y con lágrimas.
Su Hija.
Lucy Loid.

Lucy Loid

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