—Damas y caballeros, estamos aquí reunidos para dar apertura a este nuevo comienzo, esta nueva oportunidad y esperanza. Hace algunos meses, tras una larga charla con mi familia, y luego de compartir con alegría y tristeza muchos recuerdos, llegué a mi casa con mi corazón lleno de sentimientos y aquella sensación me ha servido como inspiración y me ha sembrado esta idea, pero cabe recalcar que, gracias a la seguridad y apoyo de una persona, esta idea, sin duda, no podría haber sido cosechada. —Giré mi mirada, y ambos sonreímos cómplices. — El Hospital de Especialidad Kendall Lerman, es el reflejo del grano de arena de cada uno, no me puedo atribuir esté logro, no puedo quedarme con el crédito, sería injusto hacerlo. Esto es el esfuerzo de todos nosotros, de las personas que estuvieron incluso cuidando los más mínimos detalles. Quiero agradecer de manera infinita, a mis padres, a mi abuela, Alicia, a mi hermana Tayna, y a mi hermana Kendall, quienes a lo largo de mi vida han sido mi soporte, mi colchón, porque en cada desliz que tenía, ustedes no dudaban en amortiguar mi caída, a Nate Pardol , Susy Lacasa y a Abdón Muller por su apoyo incondicional, a Jackson Mina, porque gracias a él, hoy estoy aquí. Quiero agradecer al alcalde de Thosán por permitir que esto sea posible, y al Gobernador, quien también se involucró personalmente en este proyecto. Quiero agradecer a cada uno de los trabajadores, y a todos los que se han involucrado directa o indirectamente en esto que nació hace ya un año, y que hoy por fin luego de tanto sacrifico podemos verlo surgir. Y por último quiero expresar un agradecimiento especial a una persona que me devolvió la fe, y que a lo largo de este proceso ha creído en mí más de lo yo he creído, la persona que ha enjugado algunas lágrimas y que ha sido la razón de muchas de mis sonrisas, la que incluso me ayudó a escoger el nombre, y se entregó al cien por ciento, Lucy.
El Hospital de Especialidades Kendall Lerman sin fines de lucro abre sus puertas para la atención totalmente gratuita, en dónde cualquier persona que necesite es recibida con los brazos abiertos, y cuidaremos de su salud física y emocional. Así que quiero brindar por esto, por la solidaridad que damos y recibimos, por el esfuerzo, por el cariño, y por el amor. ¡Salud!Hoy mentí, pero no sentí cargo de conciencia, le dije que saldría tarde de la empresa, mientras que estratégicamente Tayna la llevó al spa y de compras, mi hermana puede llegar a ser bastante persuasiva, pero sé lo bien que se llevaban, así que no debió de haberle costado mucho convencerla.
Estoy extremadamente seguro que ella no sospecha nada, es tan inocente e ingenua que a veces admiro su capacidad para olvidar, para olvidar lo malo, lo triste. Luego de un año y medio lleno de exámenes, terapias, fisioterapias, y largas charlas con Abdón, Lucy se encontraba bien, o al menos mucho mejor.
Al principio vivía con mucho miedo, y desde que despertó lloró aproximadamente cuatro meses seguidos y sin consuelo alguno cuando recordó que sus padres fallecieron, y que estaba sola.
Y a pesar que recordaba todo, tuve que poco a poco conquistarla, de manera convencional, aunque mi concepto de convencional, para ella era extravagante.
Me arregle rápidamente, me puse un reloj, y el perfume que a Lucy le encantaba, ese que con el frío se acentuaba aún más en la piel y daba un aroma cítrico y amaderado.
Guarde la caja negra de terciopelo en el bolsillo de mi gabardina, y los nervios hacía que se me dificultara ponerme los guantes.
«Relájate Naim, ya lo practicaste antes.» Me mentalice, manejé hasta el departamento de Lucy para recogerla.
Luego de haber aceptado el trabajo como enfermera en el Hospital de Especialidades Kendall Lerman, ella decidió mudarse a Thosán.
Le tomó varias semanas aceptar mi propuesta, y tenía un conflicto interno.
Pero al final terminó aceptando, pensó que quizás algo nuevo en su vida podría hacerle bien, comenzar desde cero, aunque no dejó de viajar a Rivetterdam para visitar a sus padres.
—Hola. — Dijo con una sonrisa.
—Hola Lucy. — Sonreí. Se acercó a mí y me dio un suave beso. Y a pesar que ella se alejó, la tomé nuevamente de su cuello y le di esta vez un beso apasionado. Acariciando su rostro y su cabello.
—Oye espera. — Dijo aún pegada a mis labios. — Si seguimos con este beso terminaremos en el departamento, no me hago responsable de las consecuencias. — Comentó y sonrió pícaramente.
Abroche su cinturón de seguridad e intencionalmente rocé mi mano en su muslo.
—Espero que te guste el autocine, la verdad no soy fanático de eso, pero estoy seguro que contigo me va a gustar.
—Nunca he ido a uno, pero estoy emocionada. — Dijo feliz. Llevé mi mano hasta el bolsillo de la gabardina nuevamente para cerciorarme que la caja esté ahí, estaba nervioso.La noche estaba estrellada y el clima estaba perfecto, incluso sentía que hasta la madre naturaleza estaba colaborando para que todo saliera bien.
— ¿Titanic?
—Sí, sé que te gusta mucho.
— Me encanta, ¿Pero por qué no hay nadie más? — Preguntó al ver alrededor.
—No lo sé, quizás no les ha llamado la atención la función.
—Bueno, entonces mejor, mucha más privacidad. —Dijo, se acercó a darme un beso, entrelazó sus dedos con los míos y puso su rostro sobre mi hombro.
No entendía como Leonardo Dicaprio no había ganado un Oscar con esta película, aunque no era fan de las películas de romance esta sin duda era una de las mejores, estaba nervioso porque sabía que se acercaba el momento. Y Justo cuando Jack y Rose estaban en la punta del barco, mientras ella abría sus brazos y él la tomaba de la cintura, aparecí yo.
Automáticamente Lucy me miró confundida.«Lucy Elizabeth Loid. Tengo varias razones para interrumpir esta icónica escena de una de las películas más románticas que existen.
La primera es que eres la mujer más extraordinaria del mundo, de verdad, no exagero, sé que ahora debes tener una cara de «Basta Naim, no te vayas al extremo» pero si me preguntaran cuál es la persona más genial, simpática, bondadosa, carismática y gentil, pues mi respuesta inmediata sería: Lucy Loid. Ni siquiera tendría que pensarlo.
La segunda razón es que me has convertido en un romántico empedernido, quizás un poco más que Jack Dawson, y por tal razón no me pesa la conciencia hacerlo, interrumpir una de tus películas favoritas, porque simplemente quería decirte que tengo la seguridad que cada mañana al despertar te amaré un poco más que el día anterior.
Y la tercera es que siento que no puedo pasar un segundo más sin decirte esto.
No puedo pasar un segundo más sin decirte que agradezco que la vida nos haya unido, agradezco que las cosas se dieron como se dieron, si tuviera la oportunidad de cambiar algo, no lo haría, no movería ni una sola pieza, ni una sola jugada, porque todo ha servido para tenernos aquí, juntos y valorarnos aún más.
La vida sabe lo que hace, y aunque parezca una eternidad ese eterno eclipse en el que sentimos que vivimos desaparece, y el sol vuelve a resplandecer para darnos otra vez esa fe que se perdió en el camino.
«No tengas miedo de sentir» Me dijiste un día, sin tener ni idea, de que con solo una palabra podrías destruirme por completo. Por eso tenía miedo Lucy, porque jamás le he dado este poder a nadie, él poder de herirme sin balas, sin golpes...
Te amo Lu, has llegado a mi vida para derrumbar esas murallas que puse, esas murallas con las que viví por años, llegaste a mí para llenarme de esperanza, de ilusión, y para sostenerme cuando lo necesite.
¿Recuerdas los pasos para ser feliz?
Aún miro la pizarra verde de tiza y sonrío automáticamente, estabas dispuesta a cumplir tu promesa, a darme esa parte de ti, que te caracteriza.
Así que el último paso para poder cumplir a totalidad eso es el siguiente.
• ¿Te casarías conmigo? »Lucy estaba anonadada viendo la pantalla desde el auto, regresó su mirada a mí, y me vio con aquella caja de terciopelo negro abierta, y con un anillo plateado dentro de él, un anillo que compré hace un mes y que he estado ansioso de al fin ponérselo en su dedo anular.
— ¿Te casarías conmigo Lucy? — Repetí. Mi voz temblaba, y sus ojos se enlagunaron.
— ¿Te he dicho que eres el hombre más increíble del mundo? — Sonrió levemente. — ¿Te he dicho que te amaré siempre hasta cuando dejé de existir? Incluso cuando mi existencia era incierta lo hacía.
—Respóndeme Lucy, mis manos están temblando. — Susurré con una leve sonrisa y con la caja aún en la mano.
—Aceptó Naím. Acepto. — Dijo. Tomé su mano y coloqué el anillo de compromiso.
— Te amo...
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Somos más de lo que el amor podría ser...
RomansNaím Lerman un empresario arrogante y descarriado que con apenas veintiocho años tenía su vida asegurada, luego de tanto tiempo viviendo en un profundo rechazo de sí mismo y resistiéndose a sentirse completamente feliz, la terrible noche que vivió...