Capítulo 28

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De repente todo parecía haber sucedido en cámara lenta, la policía estatal irrumpió el lugar, me encontraron aferrado a Lucy sin poder explicar todo lo que sucedió, y quizás si lo explicara a totalidad me creerían un completo loco. Una ambulancia se llevó a Michael quien tenía su pierna derecha herida y se encontraba muy débil debido a la hemorragia, encontraron a Jerry y a dos de los hombres enmascarados huyendo por la carretera, y Jackson se dejó esposar cuando la policía lo ordenó.
En cinco minutos había periodistas exasperados tratando de encontrar toda la información posible de lo que ha sucedido. Y Nate llegó a mí con tanta incertidumbre en sus ojos que me preguntó una y otra vez de manera desesperada si se trataba de Michael, Michael Berson.
Tayna corrió hasta a mí y se hundió en mi pecho llorando desgarradoramente, me preguntó si estaba bien al haberme visto con tanta sangre, apretando fuerte con sus pequeña y delicadas manos, y repitiéndose así misma que esto no era cierto, que él no pudo haber causado tanto daño, que él no mató a Kendall. Mis padres seguían en shock, quizás su dolor era tan fuerte que apenas les permitía llorar, simplemente seguían sin entender el porqué de todo esto.
—Padre... — Susurré.
—Que fuerte eres Naím...— Dijo.
—Recibí ayuda, si no fuera por Jackson ahora no estaría vivo.
—No lo digo por eso, estuviste con el asesino de Kendall, frente a frente, y aunque tuviste el poder de acabar con su vida, no lo hiciste. Te admiro hijo. — Susurró entrecortado, y me abrazó.

Lucy ingresó a la Clínica con los mejores doctores, su trauma en la cabeza por el golpe que recibió provocó que cayera en coma, dejando a los doctores con una insegura respuesta ante mi insistente pregunta sobre si podrá despertar.

—¿Cómo la conoces? — Preguntó mi madre, mientras estaba sentando en las butacas de la sala de espera.
—Es... Es alguien a quien quiero mucho, madre. — Respondí. Tomó mi mano y la acarició.

La noticia de Michael era una novedad, y todas las personas que lo conocían, incluso los que no, se quedaron sorprendidos ante la historia; no solo había seguido con la red del tráfico sexual de menores, sino encontraron varios laboratorios de metanfetamina a su poder. Desde ahí muchos casos salieron a la luz, varías prostitutas comentaron que Michael era agresivo, algunas empleadas de la empresa confesaron que más de una vez recibieron algún tipo de maltrato o acoso, y algunas de sus amoríos no dudaron en decir que era extremadamente dependiente controlador y obsesivo. Jerry solo era una marioneta, y desde que el padre de Michael falleció, nunca perdieron el contacto, por lo tanto, me percaté que, en la fiesta de beneficencia, toda la dramática escena sobre su reencuentro, no fue más que actuación,

—¿Es ella? ¿Lucy? — Preguntó Tayna, mientras me dejaba el almuerzo en la pequeña mesa de la habitación en donde descansaba Lucy, tenía tantos cables a su alrededor que me daba la sensación de que solo le hacían daño.
—Es ella.
—Es muy bonita Naím, y debe ser una mujer maravillosa...— Respondió. — Ven a casa, si quieres puedo quedarme aquí en la Clínica, tu debes descansar, ya han pasado dos semanas...
—Quiero estar aquí por si despierta... — Susurré.
—Si despierta y tú no estás créeme, que todos le haremos saber lo mucho has hecho por ella...
—Solo unos días más... — Musité...

Estos días me han servido de reflexión, y ese peso en mis hombros que llevaba sobre la muerte de Kendall, lentamente fue minorando. Leí nuevamente el blog de Lucy «No te sientas atado al sufrimiento, ni te pierdas en la idea de que sentirte miserable es la única forma de demostrarles lo mucho que los amaste.» y de alguna manera sus consejos me aliviaron un poco. Estaba dispuesto a vivir, y si ella me lo permite, a vivirnos, estaba dispuesto a correr el riesgo de amarla, de amarla con tantas fuerzas y poder corresponder al fin nuestros sentimientos.
Hablé con Kendall mientras miraba el cielo desde la ventaba de la habitación del hospital.

«¿Te he dicho cuanto te extraño? ¿Cuánto te amo y te amaré hermana? Tu partida fue tan injusta, viviste muy poco... Moriste tan joven Kendall, diablos, a penas empezabas a vivir...» Le susurré al cielo. «Te prometo que viviré más cómodo de ahora en adelante, te prometo que si ella me lo permite la amaré como tu merecías ser amada. Te prometo que seré feliz...»

Somos  más de lo que el amor podría ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora