Capitulo 20

10 1 0
                                    

El estruendo impactó, pero no una vez, sino varias, se repetía en mi cabeza de manera ininterrumpida. Como si estuviera recibiendo una bala en mi oído, era estremecedor, era un sonido inaguantable, así que llevé las manos a mis oídos  para taparlos, pero el sonido era tan fuerte que sentía mis dedos desvanecerse, me gobernó el miedo, me controló la ansiedad, el ruido oscilaba sin ningún patrón, la inestabilidad se manifestó haciendo que caiga al suelo, tapé mis oídos con más fuerza, como si fuera a funcionar, como si aquello aplacaría aquel estrépito, cubrí mi rostro,  intenté protegerme porque sentía que de pronto el sonido atravesaría mis entrañas, mi alma.
Su voz retumbó, suplicando que despertara, que me levantara, que tome de nuevo mi camino, pero el sonido era tan fuerte y desgarrador que simplemente me era imposible.

«Regresa Naím, regresa» Escuchaba de fondo, a pesar que su voz era tenue podía escucharla incluso en medio de la barahúnda. De alguna manera me calmaba, me transmitía paz, pero el ruido tomó más fuerza y luchaba en contra de esa voz, era como si en medio de cada intervalo se guardaba un recuerdo que me hacía sentir aún mas miserable. Se sentía como una competencia, como si el ruido era mi pasado, mis remordimientos y mis culpas, y la tenue voz eran mis escasas esperanzas, mis ilusiones retenidas durante tantos años, aquella fe que se ha escondido, pero que para mi suerte no se ha desaparecido del todo.

La voz de Kendall sonaba angelical, aunque a medida que los segundos pasaban su desespero aumentaba. Necesitaba verla, mis ojos querían ver a mi hermana por una vez más, desde que murió nunca la he soñado despierta, las pesadillas siempre me mostraban aKendall tal y como la vi la última vez, con un rostro pacífico y dormido, pero con su pecho bañado en sangre.  Quizás no merecía soñarla tan celestial, o quizás ella no quería que la viera.
Pero superé aquel estrépito, y levanté mi mirada en un solo impulso,  mis lágrimas rodaron, cayeron por mi mejilla, llevaba un vestido blanco que se confundía con el viento, los árboles a mi alrededor se movían con fuerza por la brisa, y el cielo estaba tan oscuro que parecía que pronto impactaría una fuerte tormenta.
Todo era un caos a mi alrededor, y el bosque detrás de Kendall era incierto, oscuro y lóbrego.
Su piel era inmaculada, y tenía un leve brillo y destello que enmarcaba su ser. Me miró con nostalgia, sus ojos lucían grises y parecían recargados de melancolía, pero al mismo tiempo me miraron con ternura.
—Regresa Naím, tienes que regresar. — Dijo, reposó su mano sobre mi hombro.
—Ke... Ken...— Balbuceé. Mis palabras se negaron a salir, o al menos no podía decirlas con facilidad.
—Regresa. — Interrumpió, y aunque seguía sonando con paciencia esta vez lo dijocon más autoridad. — No es tu hora hermano, no te dejes vencer. —Musitó. Me extendió su mano, y a pesar que un fuerte dolor se pronunció, también extendí la mía...





--------------------------------------------------------------

«—Tenemos que hacer una taquicardia ventricular, necesitamos el desfibrilador. ¡Ahora!
—Tiene visibles heridas en su cabeza y en una extremidad, cuelguen las vías intravenosas. Por suerte estaba cerca del hospital.
—No presenta deformidades vertebrales visibles. Doctor, la frecuencia está bajando, lo estamos perdiendo.
—No paren de administrarles líquidos tibios, podría darle hipotermia.
—¡Necesitamos dos unidades de sangre B negativo! ¡Rápido!
—Resiste muchacho, resiste.
—Doctor lo perdemos. La hemorragia es demasiado.
—1,2,3 Despejen. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Reacciona! Todo depende de ti Naím, lucha.
—Lo estamos perdiendo, lo estamos perdiendo.
—Ultrasonido y rayos x. Necesitamos un terapeuta respiratorio.
—Lo perdimos doctor Shellton. Hora de muerte: 00:12. Naím Lerman, 28 años.
—No, aún no. Prepararé una vez más el desfibrilador. Despeja.
—Doctor lo hemos perdido.
—Reacciona por favor...
—Ya no siento el pulso.
—1, 2, 3 ....
—El luce sólo unos años mayor a como lucía mi hijo, es muy joven, no puede irse... Vamos, reacciona.
Esperemos, esperemos. Vamos Naim.
—¡Dios! La frecuencia se está restableciendo Doctor, es un milagro.
—Preparen quirófano y que alguien llame a sus familiares. Consigan dos unidades más de sangre, creo que las necesitará.»

La luz alumbraba directamente mis ojos y me cegaba, escuchaba murmullos y podía sentir el trajín y apuro de los que estaban a mi alrededor. Me levanté de inmediato de la camilla en movimiento, no llevaba camisa y tenía varios cables encima. Traté de quitármelos, traté de quitar todo lo que estaba encima de mí, me sentí encerrado y confundido.
—Tranquilo, estás bien, tranquilo. — Dijo, sus ojos me miraban con preocupación.
—Lucy. — Susurré. — ¿En dónde está ella?
—Tu familia viene en camino hijo. — Respondió el doctor.
—Busquen a Lucy. — Musité confundido.
— Respira profundo. — Dijo mientras me colocaba una mascarilla, respiré profundamente y lo último que pude escuchar fue el sonido que el monitor cardiaco emitía. Sonido que indicaba que aún estaba vivo.

Somos  más de lo que el amor podría ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora