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~Narra Taki~

Estaba sentado comiendo mi almuerzo en el casino del hospital, la verdad no he tenido tiempo de comer bien, porque el hospital ha estado muy atareado últimamente. Me encontraba perdido pensando en comida.

Ah...cómo me gustaría ir a mi restaurante favorito.

Cuando terminé mi almuerzo me dispuse a levantar las cosas e irlas a dejar al depósito. Me sentía feliz luego de haber almorzado.

—Ah...estoy mucho mejor—sonreí.

Empecé a caminar hacia la salida para volver a mi despacho. Una vez estuve ahí me senté y empecé a trabajar en los papeles de los pacientes que necesitaba revisar.

Así estuve más o menos una hora cuando una enfermera entró rápidamente viéndose muy agitada.

—Doctor...Ne...necesitamos...—me levanté rápidamente.

—¡Vamos!. Me lo cuentas mientras nos dirigimos para allá. ¿Okay?—ella asintió.

Comenzamos nuestro viaje hacia una de las salas de emergencias.

—Un chico viene con una herida de bala en el abdomen. No sabemos cuán grave es, pero ha perdido sangre—entramos.

—¿Cómo te llamas?—le pregunté acercándome a él. Aún estaba consciente.

—Enzo...—respondió apenas.

—Okay...Enzo...no te preocupes. Te salvaremos. No tengas dudas—acaricié levemente su cabeza.

No perdí más tiempo. Hice todos los procedimientos sanitarios. El tiempo es algo decisivo en la vida del paciente. Cuando estuvo todo listo me dispuse a detener la hemorragia.

Aquí vamos...

Luego de un trabajo intensivo logré sacarle la bala sin tocar ninguna parte sensible, por suerte no se desangró lo cual es un gran alivio.

—Ha sido un éxito—les sonreí a mis compañeros mientras dejaba que las enfermeras se encargan de limpiarlo.

—Ay, que bueno, doctor—sonrieron.

—¿Llegó con algún familiar?—le pregunté mientras me quitaba el delantal y se lo pasaba a otra enfermera.

Saqué mis guantes y los tiré a la basura. Me acomodé la ropa.

—Sí...con su madre. ¿Quiere que yo vaya?—negué con mi cabeza.

—Iré yo. No te preocupes—palmeé su hombro y salí.

En los asientos de la sala de espera estaba una mujer de unos 40 y tantos años llorando bajito. Con las manos juntas en forma de rezo.

—¿Señora? ¿Es usted familiar de Enzo?—ella giró rápidamente levantándose casi a tropezones.

El amor es hermoso pero complicado | ᶻᵒᵈⁱᵃᶜᵒ ᵇˡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora