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~Narra Calvin~

Manejé hasta el departamento de Seb. En el semáforo rojo me dediqué a mirarlo, iba cabeceando, luchando por no quedarse dormido.

—¿Cómo la pasaste?—arranque de nuevo al dar verde.

El pareció sobresaltarse.

—Muy bien, nos pusimos al día con todo, lo extrañaba—dijo. Miré de reojo, apoyó su cabeza en la ventana.

—Me alegra, se llevan muy bien—doble en una esquina.

—Sí, es cómo mi hermano menor. Y te aprueba, eso es bueno.

Sonreí. Si parecía cómo un hermano menor.

Reí.
—Eso me honra—reímos, aunque la risa de Seb era somnolienta.

El tramo después de eso fue tranquilo y el único sonido de fondo era música. Volví a mirar a Seb, su respiración se volvió lenta y pausada. Se había quedado dormido.

Admiré el perfil, era delicado y bonito.

Cuando llegué a su departamento, bajé. No quería despertarlo así que lo cargué cuidadosamente intentando que no despertara. Saludé al conserje levemente y tome el ascensor.

Cuando llegué a su departamento con dificultad, no quería despertarlo, saque las llaves de su pequeño bolso. Suerte que el ejército te entrena siempre el cuerpo, y para mi Seb es una pluma.

Abrí la puerta y la cerré con el pie, era bastante lindo el departamento.

Lo llevé a la habitación y lo acosté, le saque con cuidado los zapatos y lo tapé hasta el cuello.

—Eres muy lindo, Seb—le acaricié la cara. Probablemente si estuviera despierto, me diría algo cómo: Obvio que lo soy.

Reí suavemente. A pesar de que empezamos a salir hace muy poco, al conocerlo de tantos años me hacía quererlo con más fuerza y me siento estúpido al no ver los sentimientos que tenía hacia mí.

Le besé la frente y me quise ir pero algo sostuvo la manga de mi chaqueta.

—Quédate a dormir, por favor. Quiero dormir contigo—susurró.

Yo me di vuelta completamente, sus ojos estaban entreabiertos, y no soltaba la manga.

Lo miré un rato.

—Está bien—él me soltó asintiendo y se corrió perezosamente hacia el lado.

Me quité los zapatos y la chaqueta. Me acosté a su lado, el me sonrió de forma somnolienta, se acercó a mi. Yo abrí mis brazos y él se acurrucó, colocando su cabeza en el hueco de mi cuello.

Era lindo tenerlo cerca, desearía poder dormir así todos los días.
Sentía la respiración de Seb en el cuello, luego sentí un beso en la barbilla, que me causo un sobresalto, escuche una pequeña risa cansada.

El amor es hermoso pero complicado | ᶻᵒᵈⁱᵃᶜᵒ ᵇˡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora