➥ Es obvio que el amor es un tema complicado.
12 chicos que no saben nada de esto o han tenido malas experiencias comienzan a sentirlo. ¿Será todo color de rosa? No, eso es claro. Habra drama, oposiciones, inseguridades y mucho romance.
12 chicos...
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~Narrador Omnisciente~
Vali apartó su mirada del chico que se veía bastante asustado al escuchar a su compañero.
—Mierda. ¡Ya voy Cetus!—le gritó girando sobre sí mismo y yendo hacia el lugar de donde provenían los ruidos.
Tengo que llegar a tiempo, pensó el signo de tierra.
Cuando llegó se percató que Cetus intentaba que el cuchillo no le rebanara el cuello; su corazón latió desbocado por el susto y tomó a la mujer por la espalda tomando su muñeca haciendo que el cuchillo cayera al suelo en un sonido metálico.
—Casi me mata—Cetus se tocó el pecho con alivio.
Vali llevó las manos de la mujer detrás de su espalda, impidiéndole cualquier movimiento.
Calisto subió corriendo las escaleras.
—Mamá—Calisto intentó acercarse pero no alcanzó—¿Qué están haciendo? ¡Suéltenla!.
—Alto ahí, chico, tu madre acaba de atacar a un oficial—soltó Vali de forma autoritaria.
¿Mi mamá casi le hace daño a una persona?
¿Las personas que ya habían venido no eran gente mala?Todas esas preguntas rondaban en la cabeza del castaño recordando otras veces anteriores.
Calisto se encontraba sentado en el sillón mientras comía helado. Estaba viendo caricaturas. Riendo cuando pasaba algo divertido dentro de la serie infantil.
Canis miraba con una sonrisa a su hijo. Estaban ambos en su nube hasta que tocan la puerta. Ella miró desconcertada.
Nadie los podía venir a visitar, los vecinos creen que la casa está embrujada así que no se acercan.
—Necesitamos hablar con usted señora, Crabs—se escuchó de afuera de la puerta.
Canis palideció. No puede ser. ¿Policías?
Miró a su hijo que se había levantado del sillón.
No podían saber que tenía un niño.
—Cariño, anda a tu habitación y no salgas hasta que yo te diga. No hagas ruido. Los hombres que están afuera son malos y te quieren apartar de mí—susurró y Calisto la miró asustado.
—No me quiero apartar de mamá—susurró con voz tierna mientras abrazaba a su madre con fuerza.
—No lo van a hacer. Ahora anda—lo empujó levemente alejándolo de sí hacia las escaleras.
Cuando sintió que la puerta de arriba se cerraba volteó hacia la puerta principal y puso una sonrisa.
