➥ Es obvio que el amor es un tema complicado.
12 chicos que no saben nada de esto o han tenido malas experiencias comienzan a sentirlo. ¿Será todo color de rosa? No, eso es claro. Habra drama, oposiciones, inseguridades y mucho romance.
12 chicos...
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~Narra Taki~
Después de que estuve con Elnath, volví con el chico llamado Calisto.
Lo bueno es que gracias a la presencia del policía al que el joven le tenía cariño me dejo que lo chequeara.
No tenía ningún signo de desnutrición y su peso se veía normal.
Estaba listo para que le diera el alta. Eso es lo que hice.
—Está perfecto. Diría que se lo pueden llevar a casa—les dije mientras me quitaba los lentes.
Miré al chico Crabs que sonreía felizmente.
—Me iré contigo, ¿verdad, Vali?—le preguntó al policía, yo miré a este que parecía pelear consigo mismo.
Sí, debe ser una situación muy complicada si yo estuviera en su lugar también lucharía conmigo mismo.
—Claro, Calisto—le sonrió. El menor aplaudió feliz.
Cuando terminamos los fui a dejar a la recepción. Calisto no soltaba el brazo del oficial.
Le sonreía feliz. La psicóloga los seguía de cerca. El otro oficial los esperaba sentado en la silla más cercana a la puerta.
Cuando vio que nos acercamos él se levantó rápidamente.
—Bueno, yo me voy. Que estén bien—me despedí de ellos.
—Gracias...doctor—me dijo el oficial.
—No hay de qué—les sonreí y salí de ahí para ver cómo lo íbamos a hacer con el tratamiento de Elnath.
Yo también me especialice en kinesiología así que me puedo hacer cargo del peliblanco.
De igual forma quiero pasar más tiempo con él.
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(Unas semanas más tarde)
~Narra Elnath~
En estos días me he acostumbrado de mala manera a usar la silla de ruedas. No me gustaba para nada pero es lo que hay hasta que consiga mover mis piernas de nuevo.
Ahora estaba hablando con Orión sobre cómo iban las cosas en la granja.
—Te extrañan. Daisy te extraña mucho—me miró.
Oh, pobrecita. Lo siento, cariño.
—Yo también los extraño. Desde hace un mes que no me ven. Pero ya estoy bien. Empezaré justamente hoy el tratamiento—le sonreí.
Orión también sonrió.
—Sí, ¡estoy emocionado!—reímos.
En eso abren la puerta, por un momento pensé que era Taki e iba a sonreír pero de esa entró Rhino.
