El amor es hermoso pero complicado | ᶻᵒᵈⁱᵃᶜᵒ ᵇˡ

48.

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~Narrador Omnisciente~

La calma volvió para la vida de Elnath y Orión. Habían tenido que ir a un juicio y los hermanos tuvieron que declarar, por suerte Rhino fue condenado a cadena perpetua, sin derecho a acortar su condena ni apelar a la libertad condicional.

Elnath ya había vuelto a sus obligaciones como adiestrador de caballos y Orión seguía yendo a su instituto aunque de vez en cuando era vigilado por la policía por si veían cualquier movimiento raro o que algún subordinado de Rhino haya quedado suelto.

—Tanto tiempo, chica—acarició a Daisy, ella le hacía cariño con la cabeza—. Sí, yo también te extrañe.

Sintió que ruedas en la tierra.

—¿Tenemos visitas?—preguntó confundido.

Salió del establo y vio sorprendido el auto de Taki.

—¡Elly!—exclamó sonriendo cuando bajó del auto.

—Taki, ¿qué haces aquí? Digo, estoy feliz de que estés aquí, pero ¿no deberías estar en el trabajo?—preguntó confundido y aceptando el abrazo de oso que el taurino le brindaba.

—Hoy tuve mi turno temprano, así que quedé con la tarde libre.

—¡Genial!—sonrío Elnath—Mira, te quiero presentar a Daisy—lo guió hasta el establo.

—Wow, que hermosos caballos—halaga Taki admirando cada uno de los animales que habían en los establos.

—¿Cierto? Cada uno de ellos fue criado aquí en la granja—sonrió Elnath y paró en el establo de la yegua.

—Así que tu eres Daisy—sonrió Taki acarició la cabeza de ella.

—¿Quieres ir a cabalgar por el campo?—le propuso.

—Sería genial.

—Pues preparemos los caballos.

Elnath sacó a Daisy de su establo y le entregó las riendas a Taki.

—Tenla.

Taki asintió mientras la acariciaba.

Fue a buscar a Trueno, quien en pocas semanas había logrado domarlo, aunque solo se dejaba montar por Elnath.

—Este es Trueno—presentó el signo de agua llegando al lado del mayor.

—Él es el que Rhino hizo que...—Elnath asintió.

—Ahora está en buenas manos—le acarició la nariz.

Taki acercó lentamente su mano. Trueno no hizo nada para impedir que el contrario lo tocara.

—Parece que le agradas.

—Que bueno.

Elnath pensó que podría funcionar.