| ONCE |

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|| LEVI ACKERMAN ||

—Papi, no te muevas.

—¡DEJA YA DE HACERME ESO! —estoy frustrado y me duele la cabeza. Ally está haciéndome unas coletas en el cabello, Lía se las hace a Eren. Gasto tanto dinero por comprarles las muñecas de mierda para que hagan con ellas lo que hacen conmigo ahora, pero no, ellas quieren modelos de verdad.

—Ya casi termino. —dice con una coleta en la boca, me lleno de paciencia y me repito mil veces que a ellas no les puedo negar nada, que debo mantenerme sereno para no caer en la locura, así como dice el gato con bo... ¿Qué putas mierdas estoy pensando?

«Definitivamente, tus hijas ya te volvieron loco.»

—Pero aprieta más el hule Lía, está flojo. —Eren se mira en el espejo con diseño de princesa que le dio mi hija para ver el resultado. —Se me va a caer si salgo.

Lía le corrige el peinado. Él está acostumbrado a peinarse, porque anda las greñas largas, pero yo no.

—Listo, mírate papi. —Ally me da otro espejo del mismo diseño, muy varonil e imponente me debo que ver, con dos coletas a cada lado de la cabeza y mirándome en un espejo con diseño de princesas. —¿Te gusta?

Me pregunta en un tono chillante y feliz, mientras los ojos le brillan. Jamás pensé terminar en esa situación, con dos hijas que me harían peinados cuando estuviesen aburridas, en realidad... ni siquiera pensé en tener más hijos a parte de Connor.

No les digan a las gemelas, no quiero más drama en mi vida.

—Ajá. —le digo mirándola y ella sonríe ampliamente, me derrito ante eso. Porque pueden cabrearme, frustrarme o hacerme sentir como una jodida princesa, pero si con todo eso yo haría sonreír a mis hijas así, lo valía.

Ser el mejor esposo y el mejor papá es lo que me he propuesto ser. Quiero la felicidad de mi esposa, quiero que mis hijas entiendan y aprendan que no merecen menos de lo que les doy. Quiero que Connor sepa cómo tratar a una mujer y como hacerla feliz.

—Te ves muy linda, Levi. —Me dice Eren y giro a verlo con mala cara. Lía corre hasta mi sentándose en mi regazo y descansando la cabeza en mi pecho mientras yo abrazo su cuerpo.

Es increíble lo que un par de niñas pueden hacer en mí, a parte de querer consentirlas al máximo quiero protegerlas, si pudiera guardarlas en una caja de cristal para que nunca les haga falta nada, lo haría.

Y si pudiera evitar que sigan creciendo, también lo haría.

—¿Papi? —Habla Lía con la cabeza descansando en mi pecho.

—¿Qué?

—¿Podemos ir por un helado? —ellas saben a quien pedirles las cosas que quieren. A _____ nunca le piden eso, porque saben que ella les dirá que no. Las gemelas no pueden comer algo de azúcar después de las seis de la tarde, porque les da una energía que les dura hasta el siguiente día.

—No.

—¡Pero paaaaaaaaapi! —Ally se me tira en la espalda aferrándose a ella. Suspiro con pesadez ¿Qué estaré pagando yo en esta vida para sufrir esto?

«Malditos moteles de carretera.»

—Dije que no, no insistan.

—¡LIA, ALLY NO CORRAN, JODER! —ambas salen corriendo hacia los juegos dentro de la heladería, ignorándome.

Es mejor que gasten energías aquí y no en la casa dónde terminaré arreglando el desorden que harán cuando no se puedan dormir. El que no se mira con energías es Connor, quién está sentado a mi lado con las ojeras marcadas, la mirada fija en un punto sin importancia de la mesa y comiendo su helado como de manera automática.

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora