| VEINTICINCO |

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La vida era demasiado bella para ser verdad.

Eso era lo que pensaba Levi mientras se tomaba su primera taza de té del día. Específicamente a las cinco de la mañana. Cuando el sol empezaba a asomarse por el horizonte, más allá de las montañas que lograba ver desde la mecedora en el porche de la casa de campo.

Respiró hondo el aire puro del campo y pensó qué no entendía porque había pasado una gran parte de su vida en la ciudad. Amaba el silencio de su nuevo hogar. Bueno, el silencio que continuamente era interrumpido por los sonidos de los distintos animales dentro de los corrales.

Hacía más de diez años que habían empezado su nueva vida en el campo y si el tiempo vivido con sus hijos no existiera, muy posiblemente hubiesen sido los mejores diez años de su vida.

Se sentía feliz, se sentía pleno. Tenía todo lo que necesitaba para serlo y eso era su esposa.

Su esposa la que a pesar de los años continuaba durmiendo como un oso en hibernación y más ahora que son considerados como "de la tercera edad".

—Tsk.

Se quejó cuando recordó su última visita al médico. Digamos que el sexo era distinto ahora... Recordó aquella vez cuando su esposa le dijo a su hijo que aún no necesitaba la pastilla azul para rendirle en la cama.

Ahora tachen eso. La necesita para rendir más.

La única razón por la que odia ser viejo es por tener días específicos para poder tener relaciones con su esposa.

Señor Ackerman, las pastillas pueden afectar a su corazón, así que podrá tomársela solo cada cierto tiempo.

Eso había dicho su medico en la última revisión.

¿Quién iba a decirle a Levi Ackerman que solo podía follar a su mujer solo ciertos días en el mes luego de años follándola cuando quisiera?

«Envejecer es una mierda.»

Aunque últimamente, aunque le costara admitirlo, el sexo era una añadidura. Disfrutaba más de las noches abrazado con _____, acariciándole la espalda mientras recordaban los viejos tiempos. Disfrutaba prepararle el desayuno, verla a ella preparar el almuerzo, hornear las galletas para el té de la tarde; o simplemente estar a su lado secando los platos cuando ella los termina de lavar.

Ya había olvidado lo que era tenerla para él solo. Ser solo ellos. No pasaron mucho tiempo de casados y sin hijos cuando Connor llegó a sus vidas. Claro que no se quejaba, porque sus hijos eran la felicidad más grande que ambos habían tenido en sus vidas.

Sus hijos los visitaban constantemente. A veces juntos, a veces por separado. Había meses dónde los veían seguido, así como había meses dónde no los miraban nada.

Connor había dejado su trabajo en el hospital y había montado su propia clínica. Eso le daba mucho más tiempo para pasar con sus hijos adolescentes y Levi estuvo de acuerdo con ello. Ahora Connor es un médico reconocido por todos lados. Tanto, que ha salido en algunas tantas revistas hablando sobre algún tema de salud.

_____ guarda todas esas revistas en uno de sus cajones de la ropa. Ella piensa que nadie lo sabe. Pero su esposo lo hace.

Lía montó su propia empresa publicitaria dónde trabaja mano a mano con Sabrina. Ambas viven juntas en el apartamento que sus padres le regalaron para su graduación y no tienen planes de irse de allí. Los padres de Sabrina dieron el grito en el cielo cuando se dieron cuenta que vivirían juntas, pero no pudieron evitarlo. Aún les cuesta aceptar a Sabrina, pero al menos ahora no joden su vida como antes.

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora