EXTRA #1

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N/A: Perdón si hay errores, las lágrimas no me dejaban ver bien. 

|| CONNOR ACKERMAN ||

La vida es agonizante.

Agonizante es la palabra adecuada para describir en lo que se ha convertido mi vida en estos últimos cinco años. Desde que Marie murió, nada ha tenido sentido.

Que enojado estaba ese día en el hospital cuando su mano apretó por ultima vez la mía. Que injusta había sido la vida de quitarme a mi compañera y que egoísta fue ella por irse sin mí. No me agrada decir que no lloré durante todo el funeral o el entierro. No me agrada recordar que, cuando llegué a casa, tomé toda su ropa y la metí en una bolsa negra para tirarla al sótano.

Que molesto estaba ese día cuando me acosté en la cama vacía y fría. Y que molesto estaba al día siguiente, cuando tomé mi auto y conduje hasta el cementerio para hablar con ella.

No hablé nada durante tres horas. Simplemente lloré.

No ha habido un día en estos cinco años en el que no haya venido al cementerio a verla. Es agradable estar aquí, traer la silla que Leon me regaló cuando se dio cuenta de donde pasaba mis tardes, traer agua caliente para tomarme uno o dos tés y el periódico del día para leer.

Hace muchos años pensé que lo peor que me había pasado en la vida había sido la muerte de mis papás. Pero perder a Marie ha sido como si me arrancaran el corazón con la mano. Lo más difícil de todo ha sido aprender a vivir sin ella. Sin mi mejor amiga. Sin mi esposa.

Que suerte tuvo mi papá de haberse ido con mamá.

—Me pregunto si estarás con ellos...—murmuro a la nada.

Mi tío Erwin murió dos años después de mis padres y la tía Hange le siguió seis meses después. Marie estuvo tan afectada que tuvimos que acudir dónde un psicólogo para que pudiera ayudarla a salir de la profunda tristeza en la que había entrado.

Siempre dijo que se reuniría con ellos cuando muriera y yo siempre le pedí que no hablara de su muerte. Siempre deseé ser yo quien se fuera antes y no tener que pasar por toda esta mierda. Pero el deseo egoísta no se hizo realidad.

No ayudó en nada que mi tío Eren y la tía Mikasa murieran al siguiente año. Tuvimos una temporada horrible de la cual no me gusta hablar y no me gusta recordar.

La peor parte de crecer es ver a tus seres queridos morir. Gente con la que has estado toda tu vida, un día simplemente... Deja de estarlo. Y deja de estarlo para siempre.

—¿Connor? —me giro en la silla con dificultad. Mi maldita espalda duele con cada movimiento que hago. Ser un anciano es una mierda.

Ally, una de mis hermanas, se acerca a mí y se para a mi lado, colocando una de sus manos sobre mi hombro. Su novio -al que nunca acepté, pero llegué a tolerar- murió el año pasado y está enterrado en este mismo cementerio. Nunca se casaron y tampoco tuvieron hijos, al menos no biológicos. Dos años después de que papá y mamá murieran, Ally dijo que quería adoptar a una bebé y eso fue lo que hicieron.

Rose es una neurocirujana magnifica ahora. Y claramente, la niña de los ojos de mi hermana Lía y mía, por supuesto. Ojalá papá y mamá la hubieran conocido.

Lía y Sabrina no quisieron hijos, ni biológicos ni adoptados. Así que se han pasado toda su vida consintiendo a sus sobrinos y malcriándolos siempre que pueden. Siguen de la misma forma ahora que ya son unas ancianas que usan bastón.

—Eres muy viejo para estar aquí, te vas a resfriar.

Sonrío. Ella ya es demasiado mayor también con todas esas canas en el cabello. No le gusta pintárselo, dice que la hacen ver más elegante.

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora