| ALTERNO #1 |

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N.A: Este escenario no forma parte de la historia original. Es un universo alterno a ella. 

|| RAYIS ||

Termino de limpiar la mesa de mi cocina y suspiro estirando los brazos sobre mi cabeza.

Hace años, quedarme sola en casa era sinónimo de dormir o tirarme al sofá para hacer absolutamente nada. La belleza de la vida era echar raíces en la cama o en el sofá. Perder mi valioso tiempo transformando el aire en dióxido de carbono.

Uf. Que buenos tiempos.

Ahora, quedarme sola en casa significa que mis hijos están con su padre y que yo debo limpiar el desorden que me dejan siempre. Con unas gemelas de cinco años y un niño de doce, el desastre suele estar presente siempre.

Tal vez tenga un momento para relajarme ahora que recogí los juguetes, lavé la ropa, ordené las camas, lavé los trastes, cambié las cortinas, regué las plantas y...

Ding... Dong...

¡Me lleva la verga!

Suspiro nuevamente y camino hasta la puerta de entrada, abriendo y encontrándome con el par de ojos grises de mi ex esposo. Levi.

—¡Mami! —Ally es la primera en lazarse hacia mí y debo ser veloz al tomarla en brazos para que no se caiga. Recibo sus besos y sus chillidos de felicidad antes de dejarla en el suelo y recibir la misma atención de parte de su hermana, Lía.

—¿Cómo la pasaron mis bebés? —beso a mi otra niña antes de dejarla en el suelo y que siga a su hermana hacia el piso de arriba.

—¡Bien! —gritan las dos. —¡Adiós, papá!

Connor aparece con unas bolsas de compras y le doy paso para no estorbarle la entrada.

—Hola, mamá. Todo salió bien. Tus hijas continúan creyendo que soy un burro de carga, increíble. —Connor entra y empieza a subir las escaleras. —¡Ally y Lía, vengan por sus bolsas!

—¡Tráelas a nuestra habitación, mayordomo! —grita Ally y Lía se ríe a carcajadas desde su habitación.

—¡NO SOY SU BURRO DE CARGA, LORAS DE SATANÁS!

Niego con la cabeza ignorando los gritos y me giro para sonreírle a Levi quien continúa mirándome con atención.

—¿Qué tal todo? —se encoge de hombros y se apoya en el marco de la puerta. El olor de su loción me hace pasar saliva y debo pensar en otras cosas para que mi mente no recuerde imágenes que no han vuelto a ocurrir desde hace año y medio cuando nos separamos.

No es de otro mundo que un matrimonio no haya funcionado. Simplemente luego de tener a las niñas nos perdimos en el camino, por lo que decidimos terminar con nuestra relación antes de que se tornara fea.

—Lo mismo de siempre. Me hicieron gastar un dineral y luego me obligaron a comer comida basura.

—Las hamburguesas no son comida basura. —Le digo entre risas y él sonríe ladinamente al escucharme.

—Lo son. Un poco.

Ruedo los ojos y me aparto de la entrada.

—¿Quieres pasar? Ya es la hora de tu té.

Mira hacia adentro y aprieta los labios antes de negar con la cabeza.

—No. Estoy bien...

—Oh. Bueno... Claro.

La situación se torna incomoda de repente. No incomoda mal, sino... incomoda. Cómo si hubiese mucho qué decir pero que no tiene caso ser dicho.

—Yo...—se relame los labios y suspira antes de continuar hablando. —Tu... ¿Estás saliendo con alguien más?

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora