| VEINTITRES |

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|| LÍA ACKERMAN ||

—Lía, pásame el sazonador de carne.

Me pongo de puntillas para alcanzar la última repisa del estante y fallo ¿Acaso Connor no ve que es el único que parece poste de luz en la familia? Sacar la estatura del tío Kenny no había sido una opción para nosotras y ahora estábamos condenadas a ser Minions de por vida.

—No alcanzo.

Suelta una risa y lo miro sobre mi hombro para ver cómo se ríe de como lucho y doy saltitos para alcanzar el sazonador.

—Lo sé. Lo hice para reírme de ti.

Este cabrón.

Alcanza el sazonador y lo tira a la cesta dónde están el resto de los ingredientes para la cena familiar de esta noche. Una vez al mes nos reuníamos todos en casa para cenar y hoy es una cena especial para mí.

Cruzamos el pasillo y me detengo cuando veo a los chicos que buscan una botella de alcohol de entre los estantes.

—Ay no...—me escondo detrás de Connor y él me mira extrañado.

—¿Qué ocurre?

—No dejes que él me vea. El castaño.

Connor regresa la vista al chico que usa una chaqueta negra y unas botas del mismo color. Es una clase de chico malo con el que había tenido algo hace un tiempo. Y con algo me refiero a algo que Connor no puede saber.

Es muy celoso a veces.

Bueno, todo el tiempo.

—¿Por qué no?

—Porque no. Vámonos.

No sé si tengo alguna clase de imán que atrae puras desgracias, pero el chico se gira y sus ojos se encuentran directamente con los míos. Bien, Connor no fue de mucha ayuda como escudo humano.

Los ojos del chico brillan y les dice algo a sus amigos antes de acercarse a nosotros con pasos seguros y engreídos.

—Que placer verte, nena.

Ruedo los ojos internamente y siento como Connor se tensa frente de mí. Que valor el de Sebastián de hablarme como si no tuviese al celoso 3000 frente a mí.

—¿Nena? —inquiere Connor.

—Hola, Sebastián.

Me coloco al lado de Connor y observo detrás de Sebastián como sus amigos miran la escena con diversión y curiosidad. Reconozco a uno de los chicos, es uno que se había metido con Ally hace... Hace como ayer.

Eso es otra cosa de la cual Connor no se debe enterar.

Claro que él sabe que yo no soy Ally, porque yo soy toda ropa rosa pastel mientras que Ally es toda oscuridad.

—Te llamé pero no me respondiste.

Apunta Sebastián y mira mi mano que aferra mi teléfono a mi pecho como si tuviese miedo de que lo vea. He ignorado todas sus llamadas y mensajes porque ya no tengo nada que hablar con él. Joder, es molesto que los chicos de ahora no entiendan cuando una chica ya no quiere repetir o no está interesada en ellos.

No solo ellos pueden follar una vez y desaparecer al día siguiente. Solo digo.

—Ah sí, es que...—muevo mis ojos por todo el lugar buscando alguna excusa—... Me habían castigado.

—¿Por qué este te llama nena? —Connor sigue en lo mismo y Sebastián y yo lo seguimos ignorando.

—Oh, ya veo... bueno, puedo llamarte hoy y podemos ir a foll...

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora