| DIECISEIS |

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| LEVI ACKERMAN |

—La empresa pasará a manos de Falco dentro de un tiempo. Ha llegado el tiempo de mi retiro así que les hago saber desde ahora...—los murmullos en la sala de reuniones se hacen presentes y todos guardan silencio cuando me aclaro la garganta. —Quiero disfrutar de mi esposa y mis hijas, así que es momento de dejar mi puesto en manos de alguien más.

Falco es la persona indicada para dirigir la empresa hasta que haya algún Ackerman que quiera recuperar las riendas. Mi hijo siguió el camino de la medicina, Ally estudia literatura y a Lia le apasiona el diseño gráfico.

No me molesta para nada que mis hijos no hayan querido dirigir la empresa familiar, más bien me siento feliz y orgulloso de que se estén dedicando a lo que les apasione.

Las gemelas continúan la carrera, pero espero que más adelante sean felices haciendo lo que les gusta. Connor se graduó hace un año de medicina con honores y ahora está trabajando en el hospital más importante del país.

Su madre y yo no podemos estar más orgullosos.

Aún queda un tiempo para que me retire por completo del trabajo, pero me parecía conveniente hacerle sabe a mis empleados cercanos y más importantes sobre mi decisión. Tengo una fortuna que no podría gastar ni en tres vidas más, así que puedo permitirme un descanso para estar con mi esposa y mis hijas, que no parecen querer irse de la casa...

—Pero bueno, podemos discutir también sobre...

—¡Espera, Connor! No puedes entrar ahora...—los gritos afuera de la sala de reuniones me interrumpen y todos giramos a ver las puertas de madera oscura cuando se abren.

Mi hijo entra con el rostro enrojecido por la ira, el cabello azabache desordenado y la bata de medico sobre su ropa. Mi secretaria viene detrás de él con los ojos bien abiertos y la respiración agitada.

—Tenemos que hablar. —Dice mi hijo con los ojos fijos en mí.

—L-Lo siento señor, traté de impedirle entrar pero...

—Está bien, déjalo. Todos retírense, seguiremos después.

Connor no se aparta de la pasada y tampoco despega sus ojos de los míos. Sé por qué está aquí y debo decir que hasta se había tardado mucho en llegar.

Cuando nos quedamos solos y las puertas se cierran detrás de él da un paso cerca de mí pero se detiene a medio camino.

—¿Qué carajos piensas que haces, papá?

—Ten cuidado cómo me hablas...—entrecierro los ojos hacia él. Si no se calma, esta charla no tendrá un buen rumbo y no quiero tener una discusión con él.

—¡¿Por qué rechazaste el tratamiento para la abuela Kuchel?! —grita y da un paso más hacia mí. El rostro se le torna más rojo y parece que está a punto de sacar humo por los oídos.

—Porque no quiero que mi madre sea una rata de laboratorio.

—¿Qué? ¡La medicina es muy prometedora! Ha habido buenos resultados...

—Menos de la mitad de los pacientes han obtenido buenos resultados. No todos. No excelentes. Ninguno curado. —aprieta los puños a su lados. —Y ninguno tiene la edad de tu abuela.

—Sus posibilidades de fallecer aumentan si no intentamos...

—¿Qué? ¿Otra medicina? —lo interrumpo. —¿Cuánto más vamos a darle para tratar que tenga más vida? Hicimos todo lo que pudimos y ella no está mejorando, Connor. No tendrá mejoría.

Una vida juntos || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora