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Ya había pasado una mes desde aquella vez, ninguno de los dos había podido imaginar que tendrían un nuevo amigo, un amigo que les marcaría de por vida, sin importar que. Ellos estarían para el otro.

Por su parte, Keisuke decidió ingresar al salón de Dojo del abuelo de Manjiro, lo cuál no fué fácil, ya que su madre se negó rotundamente. Ella conocía perfectamente a su hijo y sabía que podía ser difícil controlar a un pequeño que golpea hasta cuándo tiene hambre, sin embargo, accedió. Mientras tanto Akari le insistió a su madre pero está no pasaba demasiado tiempo en casa y mencionó que no habría nadie quién la viera y no hubo más remedio que respetar la decisión.

—¡Vamos Manjiro!— Gritó Akari a todo pulmón provocando un gesto de desprecio y enfado por parte del azabache.—

— Ash, yo también puedo pelear así y mucho mejor y eso que solo llevo un mes.— Respondió molesto.—

— Los moretones en tu rostro no dicen lo mismo.— Dijo traviesa buscando irritar a su mejor amigo. Una labor cotidiana era que al termino de las clases, Baji siempre buscaba retar a Manjiro, pero Baji siempre resultaba el perdedor o incluso salía volando por las magníficas patadas de Manjiro.—

—¡Es que el es muy presumido!— Los gritos y la cara molesta de Baji solo la hacían divertirse más.— Algún día le daré una paliza y así dejaré de hacer eso, aunque tengo que admitir que es alguien genial, es un prodigio.

—Como tu digas Baji.— En estos momentos era muy común que la pequeña le llamará por su apellido, pero aún mantenía diciendo Kei de cariño.—

Ahora sí, el azabache esta jodidamente molesto que sin pensarlo se acercó a Manjiro.

—¡Oye Sano! ¡Entrena conmigo!— Akari solo veía la escena y pensaba que a veces su amigo podía ser un completo tonto pero jamás se daba por vencido.—

—No gracias, no quiero terminar todo sudado—

Mientras que esos dos peleaban, Akari notó que alguien observaba desde los lejos y pensar que fuera un fantasma la hizo gritar.

—¿Ah? ¿Akari?— Preguntó Kei pero al percatar la escena su rostro cambió.— ¿Quién está ahí?

Akari ya se había tranquilizado un poco pero en eso habló Manjiro.

—Emma, mi hermana pequeña.— soltó y los dos pequeños se quedaron boquiabiertos, y se preguntaban "¿Sano realmente tiene una hermana?"

Pero eso no duró mucho porque a Akari le hacía mucha ilusión tener una amiga, así que se acercó sin más a Emma.

—¿Por qué no vienes y hablamos un poco? Mi nombre es Hayashi Akari, pero puedes olvidarte de las formalidades.— Los ojos de Emma se iluminaron, sentía de nuevo la calidez.— Dime Akari.

La rubia solo asintió aún mirando con asombro a esa pequeña niña que le había dado una sonrisa cálida y sincera.

Ahora los cuatro niños estaban sentados en el suelo mientras que todos la miraban con asombro Baji habló primero para no hacer el entorno algo incómodo.

— Wow, ¡ella tiene un nombre extranjero!— Gritó Baji con entusiasmo.

—Es genial, ¿cierto?— Mientras que Manjiro respondió con soberbia.

—Bueno, entonces mi nombre es Edward, díganme "Ed".— Mencionó Baji con una sonrisa como todo un galán de Hollywood, pero esta se borró completamente al recibir un golpe de Akari, quién pensaba "Que idiota es mi mejor amigo".

—Yo soy "Mikey", diminutivo de Michael.— Aún con el golpe que había recibido Baji, este y el rubio corrían por todos lados mencionar mencionando cualquier palabra que se supieran en inglés aunque su pronunciación fuera como si estuvieran invocando a un espíritu.—

𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora