La imágen de arriba: Hace alusión al cumpleaños de Akari, dónde ella decidió volver a casa sola. Y en conclusión, la separación temporal de dos amantes.
—¡Gracias por su compra!— escuchó antes de que las puertas de la florería fueran cerradas.
Llevaba consigo narcisos y una rosa roja. Sus pasos eran lentos, en conclusión, todo lo que podía pasar por su mente era una sola cosa: la batalla contra Valhalla era en dos días.
Lo primero que pudo leer y ver era el cartel grande y las puertas tan características del panteón de Japón. Era tarde pero sabía dónde podía pasar sin ser vista, además, no era como si quisiera que alguien la viera llorar.
Saltó la barda, no sin antes poner el arreglo florar con mucha delicadeza. De un saltó cayó firme, sacudiéndose los rastros de tierra.
Sostenía con fuerza aquel ramo y en su mente solo podía pasar que es lo primero que diría estando en su tumba.
Sus pasos cesaron al verlo, jamás se imaginó que el estaría aquí. Dió un paso hacía atrás y con la sudadera que tenía puesta, se colocó el gorro. Esperando a que el se marchará.
Cuando pasó lo suficiente y se aseguró que el no estaba más, caminó hacía la lápida de la familia Sano.
—Cuanto tiempo, Shin.— dejó aquel ramo de flores en uno de los jarrones con agua.— siento no venir a visitarte tan seguido como antes.
Fué inevitable que los recuerdos con el no llegarán a su mente y una lágrima bajo por sus mejillas, y finalmente, cayendo hacía la lápida.— ¿Qué habrías hecho tú? Mikey y todos aún te necesitamos. La Toman cada vez es peor.
Un suspiro largó salió de sus labios, no sabía que decir o quizá sí pero no encontraba la manera exacta en la que pudiera expresar todo su sentir.
—Cuidaré de Mikey, eso tenlo por seguro. Aunque me encantaría tener tu ayuda.— fué lo último que salió de sus labios, para después marcharse con cierta tranquilidad en su pecho.
Japón estaba en luces, y ella solo podía caminar en blanco. No había nada más en su mente, hasta que chocó con alguien.— Lo siento.— pronunció pero al ver de quién se trataba sonrió, golpeando un poco la cabeza del chico.— Hanagaki, ¿vienes de compras?
Antes de que Akari pudiera pronunciar otra palabra alguna, Takemichi ya tenía los ojos llenos de lágrimas y las mejillas enrojecidas.— Hanagaki, tú si que eres un llorón.— se burló con una sonrisa incómoda, no sabía como actuar.
—¡Akari!.— se quejó el rubio abalanzandose sobre ella.—
—¿Pero que carajos te pasa?— preguntó un tanto incómoda, pues no era como si le gustace esas muestras de afecto todos los días.— Hanagaki, apenas hablamos hace unas semanas, se que soy genial pero no esperaba que me tomarás afecto tan repentinamente.
Después de un tiempo, Takemichi al fin pudo calmarse. Habían ido de compras, una propuesta por parte de la chica. Takemichi había comprado una soda y Akari un chocolate caliente.
Se mecían en los columpios como niños chiquitos.— Regresaba de ir a ver a Hina.— mencionó el rubio bebiendo de su soda y ella sonrió con picardía.
—Que envidia.— respondió y el ojiazul la miró confundido.— Tu relación, realmente es linda y Hina es alguien increíble. Hanagaki, ¿qué se siente besar a la persona que amas?
Takemichi al instante de escuchar aquello enrojeció y su corazón se aceleró, pues recordó su primer beso con Hina.— Eh, bueno....es— si Takemichi ya era alguien nervioso, en éstos momentos lo era aún más. Pero eso duró unos segundos, suspiró y sonrió con ternura.— Es suave y te sientes tan feliz que podrías saltar hasta los cielos, es tan cálido que te aliviana.
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𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆
FanfictionEn ese instante eran solo un pequeño atardecer, el era el suave rojo que tiñe el cielo azul y ella era la luz cálida que ilumina cada rincón de ese rojo. 📌 HISTORIA COMPLETADA. 📌Esta historia puede contener lenguaje explícito. 📌Puede contener spo...