Capitulo 16

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"Celos"

Actualidad-2036

Adrien

¿la señorita anda enojada?—esa pregunta va para mi cuando la veo azotar la puerta de la que sale—

Se queda de espaldas sin dar la cara a su escuela de danza, aprieta la bolsa que lleva en mano y se va dando pasos fuertes.

Farid me dejo para conseguir algo de lo que le pedí, se que tardará en volver, sigo a la bailarina, quien gira varias veces en diferentes direcciones, obviamente no va a su casa, no temo perderme para volver, tengo buena memoria por lo que será muy fácil regresar.

Gira nuevamente y la sigo por el pasillo, pero no la veo por aquí, doy unos pasos más, hasta que siento como tiran de mi túnica.

—señor Adrien, ¿se le perdió algo?

—te perdí a ti de mi vista—mi comentario la hace aflojar su agarre pero vuelve a endurecerlo—

—¿porqué me sigue?

—¿porqué no hacerlo?

—¿quiere un baile privado?

—¿tengo que pagar?—una parte de mi le sigue la corriente mi comportamiento es tan diferente con ella y aún así todas las veces que la veo no dejo de asombrarme de lo que logré—

Este pasillo no es nada concurrido, podemos simplemente hacer lo que queramos aquí, deja al descubierto su rostro y sonríe.

—me temo señor Adrien que el baile le saldrá caro—levanta los dedos—unos porque no estoy con mi traje, dos porque estamos en un lugar abierto, donde nos podría ver cualquiera y tres... bailar para los pretendientes de mi mentora no lo he hecho nunca—¿dijo pretendientes?—me desanima hacerle eso a Miranda.

Miranda, de ella habla, ah.

—¿porqué piensas que soy su pretendiente?

—ella me contó que se conocieron y que... al parecer tú... estás interesado en ella—

Los celos que nunca supo ocultar.

—si, ella es interesante.

—igual que yo.

—ella es una mujer.

—igual que yo—noto la desesperación en su voz—

—no, tu eres un niña—se aleja de mi y no logro descifrar su mirada—una niña con un cuerpo escandaloso.

—lo soy, una niña que enloquece a los hombres mayores... como a usted, una niña que...—sacude la cabeza antes de hablar—por la que los pretendientes de Miranda siempre han huido de ella, por no caer ante mi, porque si lo hacen pecan contra nuestra religión y contra Allah.

Inesperado.

Es como si indirectamente me estuviera diciendo que esos hombres solo la querían a ella y no a su mentora.

Me nace los celos y un calor se concentra en mi pecho, algo arde y me molesta, pero claro, yo lo inicié.

—pero...—vuelve a ponerse el velo que tapa parte de su rostro—yo debería irme, no es bueno que me vean con un señor...

NO ACEPTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora