Si hubiera tenido una pisca de valentía le habría rogado que no se marchara, pero para su desgracia entendía lo que significaba todo esto, un gran paso para aliviar el peso de su alma.
Le gustaba, realmente le gustaba pero no iba a atarlo con sus palabras, con sentimentalismo innecesario, sus manos estaban entrelazadas viendo bajar a cierto pelirrojo de un coche negro, ni siquiera podía preguntar, aguanto todo lo que pudo hasta que lo soltó, su alma se partió, todo lo que vivieron se tornaba nebuloso, desde cero, todo se sentía de esa forma, lo que intento fue en vano.
Ahora solo quedaban recuerdos y una carta, solo eso.
Apenas abrió la puerta se sorprendió, Marco estaba frente suyo, miro el reloj para no estar equivocado, eran las cinco de la mañana -lo siento…por venir a esta hora sin avisar-
Lo invito y guardo silencio, Zoro quien cargaba a Aoi se sorprendió -¿Qué paso?-
Quedo anonado por unos segundos al ver un pequeño en sus brazos y luego como una bofetada le entrego la carta, la ultima que dejo Ace.
Sanji lo sostuvo y vio como el peliverde leia aquel contenido.
Prometieron estar juntos, prometieron no oir más voces, avanzar como personas normales, su alma estaba abarrotada y no pudo soportarlo, sus ultimas palabras como su mejor amigo fueron simples, tan típico de él, bromeo y se despidió, tan pocas palabras, fueron tan mínimas pero acababan de marcarlo, nuevamente volvía a sentir un hueco.
El Cocinero a su lado se pego tanto como pudo y le dio a entender que estaba aquí, se abrazo a él y la tierra volvía a sus pies, amaba a su amigo, amaba a su familia, amaba vivir ahora.
-Esta bien Marimo…estamos aquí-
Siempre a su lado, nunca se iría, no lo haría sufrir, nunca olvidaría todo lo que hizo, porque era quien era gracias a él.
-Se ven tan solidos- murmuro
Beso la cabellera de su bebé, la paternidad no fue planeada pero se sentía bien -se llama Aoi ¿quieres cargarlo?-
Al tenerlo en brazos sus ojos se calentaron pero se contuvo, este niño hubiera sido su locura, lo hubiera abrazado y besuqueado a más no poder, porque así era Ace, así era la persona que le gustaba y que se había ido.
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Shank recibió el informe de Ben, si Miahwk llegaba a enterarse iba a matarlo pero no podía evitarlo, se trataba del amigo de Zoro, necesitaba saber como iba.
Solo paso una semana y tenia bien en claro las intenciones del pelinegro -no es más que un cobarde-
-¿Lo crees?-
La decisión de Ace era absurda, no podía llegar a comprenderla… así es como se engañaba y fingía no comprender, así es como siempre escapaba, cargaba con todo el peso solo porque al final el cobarde era otro -mi descanso se termina-
-Espera Shanks- el mayor lo empotro contra la pared, el pelirrojo no parecía incomodo en lo más mínimo -me debes una-
-Te pagare luego, sabes que lo hago-
-No es eso-
Aquí vamos de nuevo, un notorio suspiro salió de su cuerpo, amaba a este hombre como el amigo que era, no podría tener a nadie como él, tan leal y honesto, pero era solo eso, un amigo.
Sintió la mano en su mentón, sus intenciones eran tan claras como el agua, esquivo el beso, no quería perder tantos años de amistad por algo tan banal como pasión pasajera, además de que su corazón y alma estaban con Ojos de Halcón.
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Vidas enlazadas
RomanceEl grupo suicida era reconocido como el más temido del ejercito, Zoro quien integraba uno de los cargos se retiro llevando una enorme carga. Sanji es un completo descarriado que solo mira su propio ombligo y no se preocupa por nadie. Ambos se cruzan...