No te intereso.

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Devoraba aquella comida como si fuera su ultimo día de vida, no tenia modales pero todo lo hacia de manera silenciosa, era un hombre extraño, busco en su bolsillo su cajetilla de cigarros pero recordó que lo dejo en el lavadero, suspiro y observo al hombre frente suyo, había visto su cuerpo, mierda que lo tenia bien formado parecía nunca rendirse con los entrenamientos en cambio el…sacudió su cabeza, no debía de comparar su cuerpo de esa manera, era perfecto, una completa envidia para otros.

-Tienes talento mocoso-

Era verdad, el tenia diecisiete años y ese hombre…tal vez era mayor que el, pero no quería saberlo, si se involucraba más de lo que estaba lo único que le esperaba era el dolor y la ira, no iba a pasar por eso de nuevo, no con un adulto.

-¿terminaste de comer bastardo?-

Bebió del vaso de agua y suspiro fuertemente -hacia mucho que no comía tan bien- mierda, por dentro se sintió feliz de oír ese comentario, miro por la ventana viendo que la lluvia disminuyo, ya era hora de partir.

Tomo de la secadora sus prendas y en mitad de la sala se desvistió, no tardo en sentir la mirada del peliverde y aunque estaba de espalda y se mostraba indiferente su rostro era un chiste de lo rojo que estaba, sus manos temblaban y sentía que el corazón podría salirse en cualquier momento, en verdad que no era nada maduro mostrándose de esa manera.

-¿Ya te vas?-

Tapo su cabeza con la capucha -si, malgaste mi tiempo aquí- sin más palabras salió por la puerta, para empezar nunca debió de pisar esta sucia casa, los adultos eran sucios vulgares que buscaban sus propios beneficios, que solo pensaban en ellos mismos, sintió una mano sujetarlo y jalarlo hacia atrás y una motocicleta pasar furiosamente frente a él

-¡Idiota! ¡¿Eres estúpido?!- los adultos…no se preocupaban por nadie más… su alma tembló ante el toque y sonrió apenas, Zoro era un completo imbécil que extrañamente lo hacia sentir cómodo -¿estas bien?- ese tono…le hacia sentir que estaba realmente preocupado por él, quito la mano de su hombro y le dio la espalda, no necesitaba nada ni a nadie, Zoro era uno más -¡Hey!- lo volvió a sujetar y se sintió hastiado.

-¡Déjame en paz! ¡¿Quién te crees?! ¡¿Acaso piensas que me tragare tu actuación?!- volvía a repetirse, vejestorios pervertidos y egoístas -¡Ustedes son basura! ¡Tu eres-!- los ojos de ese espadachín reflejaban confusión y eso lo descoloco, ni siquiera lo conocía y lo culpaba de algo que el mismo creía, no le dio siquiera una oportunidad, el era el único estúpido aquí, la realidad era tan distinta pero decidía taparla, defenderse a su manera, estaba realmente confundido.

Quería llorar y gritarle lo que estaba sintiendo en ese momento pero opto por huir, ya estaba cansado, apenas llego a la casona busco entre las pilas de rocas que estaban cerca de su “asiento” y no dudo, apretó su brazo con el cinturón negro que siempre usaba e inyectarse quien sabe que porquería conseguían, no era un adicto, no caería en eso pero solo…solo por esta vez quería olvidar un poco

Quedo sentado en el rincón y espero a que los efectos vinieran, no esperaba nada más, Zoro no vendría a salvarlo…

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Ya era pasada la medianoche y regreso agotado del estudio.

-¿Podrías explicarme lo que acabo de ver?- el pelirrojo le sirvió una taza y miro a los ojos a su compañero.

-No te enojes-

-Solo es asombro, no todos los días ves a un desconocido dormir en tu sofá- si, el pelinegro estaba molesto

Jugo con sus dedos – recibí la llamada de alguien hace un rato- no dijo nada y espero a que continuara -me avisaron sobre un niño inconsciente en un lugar así que…-

Suspiro y comprendió -sin pensarlo saliste-

-Lo siento-

Akagami Shanks era una persona muy amable, siempre estaba pendiente de otros y se olvidaba de si mismo, eso no le hizo bien y tuvo que retirarse como doctor militar y también por otros temas personales -¿Qué piensas hacer con él?-

-esperar- si, por esta razón y otras amaba al pelirrojo, no abandonaba a nadie.

Eran la dos de la mañana y seguían bebiendo café o viendo una película, pero siempre atentos al chico en el sillón, Mihawk no estaba interesado en el pero no quería dejar solo a Akagami, dejaba que descansara en su hombro y así dormir un poco, Shanks era un hombre que se preocupaba por el resto sin importarle su vida y no iba a permitir que eso sucediera de nuevo, nunca más, fue una promesa en la juventud de ambos.

“-Mi…hi…-.

-No hables, pronto vendrán a ayudarnos- o eso esperaba, el pelotón había sido emboscado y el pelirrojo estaba herido en su rostro y un disparo en su cuadrante inferior izquierdo, apretaba su herida para detener el sangrado pero parecía no detenerse -¡¿Porque me cubriste?!- si, Akagami lo cubrió al verlo en la trampa -eres un idiota- lo sujeto entre sus brazos y trato de hacer el menor ruido posible, los estaban siguiendo, no era débil pero cargaba con alguien más.

-Mihi- volvió a llamar el pelirrojo, molesto suspiro y miro al Doctor…ambos se conocían de adolecentes pero dentro de la fuerza eran desconocidos.

-¿Qué quieres? No quiero oír tus chistes-

Si…la vida era un chiste, era graciosa ¿Por qué volvió a encontrase con este hombre cuando al fin creyó superarlo? Alzo su mano ensangrentada y acaricio su perilla, si, Mihawk había crecido más y se volvió más atractivo, no se arrepentía de haberlo protegido.

-Mihi…te amo- hablo con ligeras lagrimas en su rostro, no quería morir sin antes decírselo -desde siempre-“

Se despertó abruptamente, ese recuerdo era un mal sabor de boca, se fregó el rostro y se percato de la ausencia de su compañero, con la tranquilidad que lo caracterizaba lo busco y no tardo mucho en hallarlo, estaba hablándole suavemente a ese rubio, el cual aun se veía adormilado -¿Cómo esta?-

-Parece no querer responderme- se notaba, su cara de pocos amigos era fácil de ver -pero es un niño-

Nunca quiso hablar del tema pero a Shanks parecía gustarle mucho los niños, no sabia si era algo natural o debido a su trauma en la guerra, pero siempre hacia notar su agrado por ellos.

-Chico, responde a lo que te preguntan- hablo severo solo logrando que el rubio se mostrara más molesto.

-Mihi, ven aquí- lo arrastro hacia la cocina -no le hables así, esta asustado- se cruzo de brazos y dio su peor mirada al mayor -quiero que te disculpes-

Levanto una ceja ¿disculparse? -Akagami, sabes que no—

Acallo al ver el dedo en el aire -Primero, debes disculparte porque lo has asustado, segundo, debes cambiar esa actitud, ya no eres parte de la fuerza, tercero, soy Shanks ¿entendiste?-

Fregó el puente en su nariz, a veces le resultaba difícil ligar con él, era inmaduro, le gustaban las celebraciones, molestarlo, dejarlo en ridículo y sobre todo regañarlo, pero… lo amaba a pesar de eso.

Abrazo su cintura y lo atrajo contra su cuerpo, este hombre era todo lo que necesitaba -aun no eh terminado- hizo un puchero pero luego sonrió -Mihi- acuno su rostro y lo beso, estos eran los pequeños momentos donde agradecía estar vivo -¡No!- sintió las intenciones de ir a más pero no se lo permitiría, estaban con visitas.

-Entiendo- beso su cuello y se quedo alli, acurrucado contra el pelirrojo y escuchando su risa.

Un ruido llamo la atención de ambos y sorpresa fue ver al rubio mirándolos como si fueran un espectáculo -no deberías espiar a—el pelirrojo lo acallo y avanzo.

-¿Te sientes mejor?- el chico asintió y eso fue un avance -me alegro, me llamo Shanks y el es Mihawk ¿tu nombre?-

Miro fijamente a ese hombre y trato de descifrar que había detrás de esa sonrisa -Sanji- murmuro

-Con que Sanji, es un gusto ¿tienes hambre? ¿quieres sentarte?- se dio la vuelta y comenzó a buscar en la alacena y la nevera -disculpa, todavía no ordene aquí- tenia todo desparramado y buscaba algo bueno para darle -¿te gusta el espaguetti o tal vez quieras arroz?-

-¿Qué quieres?- su comportamiento era como esos sujetos, fingen ser amables y tener buenas intenciones pero luego se quitan sus mascaras y muestran sus sucios colores -¿vas a violarme?- sorpresa y miedo invadieron al pelirrojo, no pudo evitar recordar lo sucedido hace tantos años y entendía el porque este chico estaba distante, fueron minutos pero ya lo comprendía -si te acercas- amenazo su propio cuello y respiro profundamente, no volvería a dejar que pase, prefería destrozar su cuello.

-¡Oi!- no, eso otra vez no.

Mihawk observo la escena, sabia que habría problemas por eso no le agradaban las visitas, analizo con cuidado -mocoso ¿Qué ganas hiriéndote? ¿eres idiota o solo un chico imprudente?-

Tanto Sanji como Shanks lo miraron -¡Mihi, no es momento para-!- acallo sus palabras al ver su mirada, esto era serio.

-¿Qué nos demuestras con esto?-

-Mi valor-

Entrecerró los ojos -¿Valor?- no hay valor si se muere de esa forma, lo sabia a la perfección -¿No temes a la muerte?-

-¡Prefiero la muerte!-

Cruzo los brazos y comprendió a donde iba a todo esto -ya veo, entonces hazlo, pero en cuanto venga la policía tendré que explicar que sucedió, mi compañero levanto un niño drogadicto y este entro en un lapso de locura y se degolló, punto ¿crees que es un gran final?-

-Mihi- estaba preocupado, cuando se ponía de esa manera no había como detenerlo.

-Tengo una mejor idea- lanzo un revolver que escondía bajo un almohadón y el cual el menor sujeto entre sus manos -disparate-

-¡No!- Shanks quiso detenerlo pero el cuerpo de Mihawk se interpuso y el arma apunto a su cabeza -Mihawk-

Una cosa era suicidio y otra asesinato -hazlo, muéstrame tu valor, dices tenerlo pero hay varias maneras de demostrarlo, una es huir mediante el suicidio y otra es enfrentarlo, pero recuerda, hay dos maneras de enfrentamiento ¿Qué elijes?-

Su mano tembló -¡Detente!- rápidamente salió de la protección del pelinegro y lo abrazo desde el frente con la intención de protegerlo -¡no volveré a pasar por esto!- aclamo molesto.

“-Tanto que me casaría contigo-“

Trago duro, su mano no dejaba de temblar ¿Por qué? La escena era ridícula y entendió que el único malo aquí era él, los estaba asustando, no querían dañarlo, todo lo contrario, ellos dos eran una pareja y se notaba el amor a leguas, sacrificarse por otro era una muestra de ello, no tenían ojos para nadie más, miro hacia abajo y tapo su rostro, no era un asesino, solo quería dejar de sentir miedo.

Akagami tomo el arma del suelo y menuda sorpresa se llevo -¿replica?- pronuncio a lo bajo, al ver que el pelinegro asentía lo golpeo con este mismo en el pecho -¡¿eres idiota?! ¡me asuste!-

-No deberías de golpearme a mi-

-¡Pero me asuste! ¡Imbécil, a partir de hoy dormiremos en camas separadas!-

Sanji de cuclillas en el suelo veía como ambos discutían como una pareja normal.

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Ya eran las tres y aun estaba despierta, frunció el ceño y se hizo de costado ¿Por qué estaba pensando en ese hombre?

Había chocado con un sujeto luego de salir del restaurant, estaba molesta pero de igual manera acepto su amabilidad, fueron a su casa y el como un hombre le entrego ropa y le sirvió café, aunque le pareció extraño pudo entablar una conversación, la historia de su familia era interesante, un carpintero creador que tenia un largo hilo de increíbles historias, pudo relacionar algunas con lo que ella había leído en los libros de historia, era muy inusual encontrar un descendiente.

-¿a que te dedicas muñeca?

-Soy secretaria- mentira, era una mentira obvia pero no iba a decirle que era una ex militar con gustos peculiares y un gran historial de muertes -pero por ahora estoy de vacaciones-

El peliazul sonrió -supeeer, entonces ¿puedo pedirte un favor?- aquí venia eso, todos los hombres eran iguales, asintió esperando ese favor tan obvio -¿me darías tu opinión por esto?- le entrego una pequeña cajita la cual abrió y se encontró con una muñeca robótica bailarina -¿Qué opinas?-

-¿eh?- volvió a mirarlo y dudo un segundo -¿es para niñas?- el hombre asintió -es lindo pero…debería ser más delicado, mas colorido ¿no lo crees?-

Se quedo pensativo -ya veo- observaba a Robin y a la muñeca y viceversa, varias ideas cruzaban por su cabeza y clic, sonrió satisfecho -lo sabia, una mujer opina mejor que un hombre en estas cosas- no comprendía a que venia eso por lo que mantuvo el silencio -gracias Robin ¿quieres más café? Tu ropa estará lista en unos minutos- era amable, un hombre extrañamente amable…

Luego de eso, la llevo hasta su supuesto hotel y se despidió, no sin antes dejarle su tarjeta, era extraño, generalmente los hombres le pedían su tarjeta -Franky…que hombre tan idiota- paro un taxi y se dirigió a su casa.

Miro la bailarina sobre su mesita y volvió a molestarse ¿Qué planeaba ese sujeto? No se le había insinuado, no intento hacer nada, hasta podía decir que la ignoro totalmente -bestias ridículas- pronuncio antes de cerrar los ojos.

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-Lo siento- hablo a lo bajo mientras recibía el chocolate caliente, el pelirrojo le sonrió y se sentó frente a él.

-Dime Sanji ¿Cómo te sientes?-

Toco su cabeza y cerro los ojos -un poco aturdido-

-Es normal, disculpa por el comportamiento de Mihi, el es así- el pelinegro bebió de su café sin darle mucha importancia a sus palabras -¿puedo saber que paso?- al no recibir respuesta cambio la pregunta -¿Cuántos años tienes?

-hoy cumplo dieciocho-

Sonrió nostálgico, a esa edad había empezado medicina, no estaba demás decir que era un genio y termino sus años de medicina en tres -eeeh, felicidades ¿Cómo vas en la escuela?-

-seguramente repita- no parecía preocupado, siendo sincero le importaba menos la escuela -no me mires así idiota- no estaba acostumbrado a que lo miraran con esas expresiones, era asqueroso, pero cambio su actitud al encontrarse con los ojos de halcón, ese hombre era realmente intimidante.

-Mihi- pellizco su mejilla al notarlo -se amable- Mihawk no podía decirle nada al ver esa expresión y eso sorprendió a Sanji, ese hombre se volvía, como decirlo…sumiso.

Recordó a Zoro y sus manos comenzaron a traspirar, mierda ¿Por qué otra vez? -¿Pue-Puedo preguntar algo?- Akagami asintió -¿Ustedes son pa-pa-pa-?

Pestañeo sin entender -¿Pa?- quiso reírse pero no debía, el chico estaba rojo, era interesante, el rubio era violento y desconfiado pero también era bastante tímido, eso era lindo

-¿Tiene algo de malo que seamos pareja?- hablo sin pelos en la lengua el mayor -si es así te pediré que te vayas-

-¡Espera Mihi, no seas tan abrupto, es un niño!- pero el pelinegro hacia oídos sordos

Parecía molesto pero era distinto, no sentía la intención de pelea y dañarse, era un regaño simple, sonrió suavemente, ese par era extraño -debo irme- se levanto de la silla -¿me prestas esta bufanda?- el pelirrojo no tenia problema alguno -me voy-

-Espera Sanji- camino por la sala observando las distintas fotos en los portarretratos  y se detuvo abruptamente, tomo el cuadro con cuidado y lo miro detenidamente ¿no era un sueño? -Sanji ¿Qué paso?-

Miro al pelirrojo y casi le da un infarto al ver esa mirada, había cambiado, ya no era opaca ni amenazante, estaba jodidamente suavizada y cálida -Zoro, es Zoro ¿verdad?-

-Si, se llama Zoro ¿lo conoces?- hablo incomodo Mihawk, aunque no lo demostrara se había sorprendido por la expresión de felicidad en ese chico.

Era Zoro, un Zoro pequeño con un uniforme de Judo, se veía gracioso y estaba junto a una hermosa mujer de cabellos verdes, seguramente era su madre, era un Zoro que no conocía y le daba una gran cosquilleo en su vientre.

Shanks capto cada expresión y lo supo de inmediato, no tenia que ser un genio para saberlo, ese chico estaba enamorado de Zoro.

Vidas enlazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora