Sentía que el corazón se le saldría, la angustia lo invadió y un dolor agudo se instalo en su estomago, esa mujer cargaba a su supuesto hijo y apenas pudo asimilar esa palabra, no mentía ya que en su memoria eran tan vivida aquel día de locura.
Seguro era el primer niño en convertirse en hombre en tan solo un golpe, asustado por la situación sujeto de la muñeca al peliverde quien había recibido al niño en brazos ¿con que descaro esta mujer…esta mocosa venia a desmoronar su vida de esta manera? En su mente negaba esta realidad y en algo que nunca se imagino en su vida quiso abofetearla y dañarla, también tirar esta vida, para así imaginar que esto jamás sucedió.La fuerza de Zoro lo detuvo y lo atrajo contra su cuerpo -Sanji- amaba su nombre salir de esos labios pero ahora solo se clavaba como espinas en su cuerpo, quemaba y dolía -entremos-
Le cerraron la puerta en la cara, estaba en brazos del hombre que amaba y a la vez temblaba como hoja de papel, se estaba desmoronando, en segundos lo perdió todo, Zoro ya no lo miraría con los mismos ojos, lo tacharía como un bastardo imprudente, lo dejaría a su suerte y todo lo que había construido a su lado se iría a la basura. Ya estaba rendido a sus palabras.
-Cocinero- en el sillón recibió a la fuerza en brazos al pequeño, aquí empezaba, aquí diría sus ultimas palabras, haría su despedida -¿me escuchas?- la mano en su mejilla estaba tan caliente, era tan reconfortante que las lagrimas se le salieron sin siquiera pestañear -Sanji- no quería oír su nombre si iba a dejarlo, era doloroso sentir tanto amor en un adiós -no tiene tus cejas pero sin duda es tu hijo- sus ojos abrazaron el primer pestañeo y en un instante estaba mirando al peliverde completamente destruido.
-N-No lo sabia- se recargo contra la mano del espadachín sintiendo con fuerza cada centímetro de su palma -lo juro-
Asintió -te creo, no mentirías- esos caminos de agua incomodaban su ser, no quería verlo así, no cuando lo amaba incluso más que antes -Cocinero- la mirada estaba anclada con la suya -tranquilo-
Suspiro el agobio que sentía, Zoro no se había alejado, Zoro permanecía a su lado y lo miraba con tanta ternura y comprensión que se veía tan hermoso, quería verlo así siempre -no me dejes- rogo
-Nunca pensé en hacerlo-
Eran las palabras que necesitaba su alma -¿No me odias?--¿Por qué lo haría?- limpio con su pulgar la lagrima que amenazaba con caer -en este momento no puedo sentir más que felicidad por ti-
Estaba sorprendido ¿estaba feliz? Eso era nuevo -no entiendo-
Apreto sus cachetes y lo beso con una dulzura anormal en la frente, su rostro se convirtió en un desastre y avergonzado a más no poder entendia hasta donde habia llegado el limite de amor, desde ahora cada cosa que haga lo haria ver ridiculo, es que Zoro siempre lo besaba en la frente, algo normal, pero además de amor no comprendia su razón.
-¿Por qué?- pregunto incrédulo -arruine mi vida otra vez- soltó angustiado, el esfuerzo de cada persona se esfumaba y el único que quedaba solo era él porque no supo apreciar esto, todos lo dejaban solo -¡¿Qué hare a partir de ahora?!- se sentía completamente perdido, era tan solo un mocoso, apenas podía con su vida propia y tendría que mantener otra - ya no se…quiero morir…- no podría hacerlo, se consideraba incapaz de ello -nunca podre hacer nada bien, soy un desastre ¡¿Por qué estoy vivo?!-
-¡Sanji!- tomo su mentón con fuerza y obligo a que lo mirara, no perdonaría esas palabras -no sigas- dolía, su mano que tan tiernamente lo acariciaba en este momento lo estaba lastimando -¿acaso crees que es el fin porque ahora debes hacerte responsable de una vida? ¿en que sentido arruino tu vida? Dímelo-
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Vidas enlazadas
RomantizmEl grupo suicida era reconocido como el más temido del ejercito, Zoro quien integraba uno de los cargos se retiro llevando una enorme carga. Sanji es un completo descarriado que solo mira su propio ombligo y no se preocupa por nadie. Ambos se cruzan...