Cinco palabras

594 67 2
                                    

Era como una pesadilla de la cual no podía despertar, no podía dejar de pensar si tan solo lo hubiera seguido, no debí dejarlo solo, soy un idiota, pero el hecho era que ya era tarde, paso un mes y nadie sabia donde se encontraba el rubio, Zeff había dado el grito en cielo y tierra pero nadie pudo ayudar a este anciano amargado.

Cuando el chef llego a su casa fue sorpresivo, no creyó que supiera donde vivia, creyó que Sanji le había ido con alguna de sus mentiras de sus histeriqueos pero no esperaba oír que no había regresado a casa hace días, no creyó que el rubio desaparecería por tantos días pero lo cumplió, no se sabia nada de él y por primera vez estaba preocupado hasta el punto de no dormir.

Oyó la puerta y su corazón se acelero, tal vez era él, había regresado por fin despues de preocuparlos -Hola- no era el, era un mocoso narigón que temblaba ligeramente -soy Usopp, amigo de Sanji-

Ooh, un amigo del rubio, no creyó que tuviera uno -¿Qué quieres?-

Su voz intimidante lo asustaba pero negó fuertemente dándose valor -vengo a hablar contigo, eres Zoro ¿verdad? Sanji me hablo de ti-

¿Sanji le hablo de él? ¿Qué le dijo? ¿acaso el sabia donde estaba? Se hizo de costado permitiéndole el paso, hace mucho no tenia visitas de este tipo, nunca había venido alguien tan joven aparte del blondo -¿quieres algo? Tengo jugo-

-¡No, estoy bien!- estaba nervioso y tembloroso, la casa estaba oscura y si, daba un poco de miedo, abrió dos cortinas para que el exterior brindara un poco de luz. Tomo asiento en el sillón y observo como el peliverde levantaba cosas del suelo -disculpa…-

Llevo las porquerías del suelo a la cocina y regreso -¿bien?- tenia todo oídos para él.

-Sanji asistió un par de veces a clases, fue inusual verlo alli, ya sabes, el nunca venia- movía sus dedos inquietos -pero un día me dijo que había conocido a alguien, que se llamaba Zoro y no podía creerlo- sonrió al recordarlo todo rojo de la vergüenza -Sanji estaba feliz-

Así que le estaba dando felicidad a ese mocoso, esto era extraño porque con él a su lado se sentía cómodo y parecía que su vida se volvía normal -¿y?-

-Dejo el alcohol, esas porquerías y a las mujeres de lado, parecía otra persona y creo que es gracias a ti, hicieron una promesa ¿verdad?-

Si, ambos prometieron algo, Zoro dejaría de beber como un loco y Sanji dejaría esas sustancias raras que se inyectaba, pero estaba seguro que ambos la rompieron, era vergonzoso, el, un hombre de palabra estaba afectado por un niño.

-¿Solo por eso viniste?-

-En realidad creo saber donde esta, pero…-

Se paro abruptamente y lo sujeto de los hombros -¡¿Dónde esta?!-

Estaba aterrado, este hombre realmente daba miedo aunque sus ojos rogaban por saber, estaba desesperado -averigue muchas cosas, hay un lugar, es como una cueva, nadie va alli porque es difícil de acceder, una vez Sanji me dijo que era un buen lugar para beber- de su cuaderno saco un papel -aquí- lo apreto con fuerza, por fin lo encontraria.

Al tomar el papel, noto la chica dibujada en el cuaderno -¿tu novia?-

Se puso rojo y negó -¡No! ¡Es solo una amiga!-

Sus movimientos y expresiones lo delataban, era como cuando era un mocoso entusiasmado por Kuina -¿te gusta?- temblaba y se reía, si, realmente estaba enamorado de ella -¿porque no se lo dices?-

-Bueno…- agacho la cabeza -tal vez me rechace-

-O tal vez no, díselo, así no vives con el arrepentimiento de no habérselo dicho nunca- hubiera deseado que alguien, quien fuera, le haya dicho estas palabras, habría tenido el valor y no cargaría con este penoso dolor.

Se veía decaído, seguramente paso por mucho y aun así quería animarlo -si, se lo diré, si me rechaza me invitas a comer ¿de acuerdo?-

-No creo que pase-

Sonrió, ese hombre que casi lo mata con la mirada le sonrió y se veía ligeramente feliz -¿Cómo conociste a Sanji?- si hubiers sido otra persona lo habria mandado a la mierda, pero era un amigo del blondo, no dejo de sonreír pero ahora sus expresiones eran algo triste, lentamente oyó sus palabras, oía cada cosa y se sorprendió de las cosas que habían pasado juntos y mierda que le dio vergüenza de oír, este hombre no se daba cuenta de que lo que hacia no era normal y hubo un momento donde no pudo oír lo meloso que se puso al sujetarlo de la mano mientras su amigo se dormía -¡Stop, stop!- levanto las manos para pedir que se detuviera -¡¿es una broma?!-

Zoro no comprendió -¿Qué?-

Levanto una ceja ¿realmente no se dio cuenta? ¿debía de decírselo? Seguramente iba a matarlo si llegaba a decírselo y el aun quería vivir -Debo irme ya pero hazme un favor, si encuentras a Sanji abrázalo-

-¿Por qué tengo que abrazarlo?-

-¡Solo hazlo! ¡¿quieres?!- asintió sin entender ese cambio de actitud -te dejo mi numero, llamame ¿de acuerdo? Adiós- salió hecho un humo, no podía creerlo ¿esto existía? ¿existía una persona que no se diera cuenta que estaba enamorada?

Miro el papel en su mano y fue por su motocicleta, esta lugar estaba cerca de donde lo vio aquella vez.

----------

Despertó y un fuerte dolor de cabeza lo golpeo, frunció el ceño y se dio la vuelta rápido para vomitar, esto era pura mierda, no sabia hace cuanto estaba aquí pero se estaba hartando, su ropa era un asco y su brazo dolía con solo verlo, estaba completamente rojizo por los piquetes continuos, seguramente se veía desastroso y era consciente de ello pero no podía parar, todas las mañanas se lamentaba de haber llegado a este punto pero en cuanto llegaban los chicos eso pasaba y todo se transformaba en tranquilidad, olvidando sus anteriores pensamientos.

Extrañaba esa casa pero no podía perdonar lo que sucedió, Zoro se estaba acariciando con otro sujeto, aunque en si su corazón fue irracional y su cerebro fue dominado por este no dandole oportunidad a nada, cerro los ojos recordando los primeras días que lo conoció, lo odiaba, lo aborrecía pero poco a poco su coraza se fue rompiendo y creyó creer en ese hombre, en el mejor adulto de todos, pero…simplemente se enfado, se lleno de algo negro y caliente, se ahogo y la ira predomino ante todo.

Se dio cuenta de que tenia fiebre y comenzaba a pensar un montón de estupideces, demasiadas cosas llegaban a su cabeza, sentía que no iba a poder más, que ya era suficiente, que hizo su mayor esfuerzo por vivir una vida normal pero le fue imposible, solo podía culpar a una sola persona, Vinsmoke Judge, ese estúpido apareció para cagarle la vida, siempre lo miro con miedo y no era para menos, Zeff a toda costa trataba de alejarlo pero un día no pudo más y como adulto se rindió permitiendo que el rubio mayor lo llevara, un golpe hubiera dolido menos pero no fue así, su corazón lloraba por haber sido desechado, con Judge todo se fue a la mierda, lo golpeaba y lo dejaba sin comer, trataba de adoctrinarlo al estilo Vinsmoke pero era imposible.

Un día simplemente abrió la puerta y salió por ella, pero las calles no lo recibieron con los brazos abiertos, el primer intento sucedió ese día, trataba de llegar a su hogar anterior pero estaba perdido, lo vieron pequeño e indefenso, lo vieron solo y asustado, a la fuerza fue a un callejón y por primera vez sintió el tacto de una persona de una forma lasciva, estaba aterrorizado y no podía moverse, pero en esos instantes recordaba quien era y el porque estaba aquí, comenzó a culpar a todos, comenzó a odiar, deseo no haber sido tan pequeño, tomo una botella rota y no dudo, si el pulso lo manejaba no llegaría a ningún lado, si esto lo controlaba ahora ¿Qué seria de él? La claridad volvió y jadeante se dio cuenta de su accionar, pero no era su culpa, estaba asustado pero no lo era, llorando sonrió, era fuerte.

A los quince paso por algo similar pero esta vez eran varios, casi habían conseguido lo que querían, sintió un asqueroso pene tocarle su culo y no lo resistió, rompiendo sus propias reglas daño sus manos hasta hacerlas sangrar, nunca más, nunca más pasaría por esto porque seria mucho más fuerte, porque no dependería de nadie, mientras el odio crecía era mejor, era incontrolable, era el mejor entre toda la panda de idiotas que estaban por debajo pero un día lo conoció, los adultos eran asquerosos y solo pensaban para si mismos pero el peliverde fue distinto, le daba la espalda, lo ignoraba y enfrentaba, lo invito a su casa pero no lo forzó, sonreía y se enojaba, Zoro era distinto y su mundo se fue ampliando, Mihawk, Shanks y Robin, paso a paso notaba que no todos eran iguales…

-¡Te encontré mocoso!- se paro como si el diablo lo hubiera llamado, su brazo punzo y su cabeza era un embrollo pero era real, Zoro estaba en este agujero y lo estaba mirando -¿Qué diablos haces aquí?- se acercaba, estaba molesto e iba a sujetarlo pero uno de los chicos lo apunto con su arma a lo que el peliverde lo miro de reojo, las armas eran cosa seria como para ir yendo por la vida cargando una -te estaba buscando- hablo mirándolo a los ojos.

Trago duro ¿en verdad lo busco? Ese día parecía haber estado feliz de tener a ese sujeto encima, se lo veía relajado, no iba a caer -¿Es una broma? ¿me estas diciendo que estabas preocupado por mi?- el espadachín asintió y eso le causo gracia, los adultos eran hipócritas -no te preocupaste por mi cuando te vi con ese sujeto-

-¿A que viene eso? El viejo Zeff te ah estado buscando, yo también-

-¡Hubieras pensado antes de haberme apuñalado por la espalda!- de nuevo estaba sintiendo ese malestar, recordarle solo lo hacia enfadar más y más -maldición, eres un bastardo como el resto, mirándote a ti mismo, ignorándome y todo por una maldita fotografía, es molesto- se rascaba la cabeza insistentemente y hacia un sonido inusual con sus labios.

-¿Qué carajos dices?- se alarmo por los extraños movimientos -te has drogado demasiado-

Dio un paso y pateo una botella reventándola -¡yo no uso esas porquerías idiota!- se rio para luego fregarse la nariz con fuerza, picaba y molestaba un poco, el dolor en su cabeza comenzaba a apaciguarse, el pitido se fue apagando y se sintió liviano -¿sabes? Eres alguien interesante, tanto que mi pecho- se golpeo varias veces la zona mencionada -dolió cuando te vio con ese bastardo- se le acerco lo suficiente -hueles bien- lo abrazo deslizando sus manos hasta la cintura del moreno -tu cuerpo me es increíble- el chico que sostenía el arma se sintió incomodo por lo que se alejo sin dejar de apuntar -Zoro- lo llamo relajado -Zoro- se sentía bien su nombre en sus resecos labios -¡me traicionaste!- lo arrojo al suelo y sin notarlo estaba apretando su cuello -¡¿Por qué?! ¡Creí en ti! ¡Creí en que no eras como ellos! ¡Bastardo! ¡Marimo! ¡Pervertido!-

Apretaba con fuerza, pero no cortaba del todo su respiración y eso dolía porque reflejaba que tan afectado estaba pero no era la única victima aquí, el también lo fue, lo hirió al decir aquellas palabras sin saber la verdad tras esas fotos y aquella habitación, perdió todo lo que amaba y no lo sabia, seguía quejándose, seguía gritando, lo estaba hartando, había estado preocupado ¿y esto era lo que recibía? El rubio estaba descontrolado y estúpido ¿Dónde quedo esa mirada despreciable y que todo el mundo se fuera a la mierda?

-¡Estúpido!- se sentó abruptamente sorprendiéndolo, el peliverde jamás le había gritado, no de ese modo, sus manos perdieron toda fuerza -¡Deja de querer llevarte el mundo por delante cuando hay personas a las que les importas! ¡No creas que eres el único aqui!- mierda, estaba agotado, no había dormido nada, quería regresar con el cocinero a su lado -¡No eres el único que la ah pasado mal! ¡piensa un poco en los otros idiota! ¡Deja de mirarte!- negó rápidamente y se calmo, no podia gritarle de ese modo, no a él -mierda Sanji…perdón, no te odio ni me odies- pelear no iba a llevarlos a nada, solo a enredarse, suspiro y lo abrazo, su olor no era el mismo, estaba cambiando y no deseaba verlo así -así que regresemos juntos ¿si?-

Seguía inmóvil por aquellas palabras, su cabeza estaba en negro y lo único que veía eran destellos.

Te amo tanto mi pequeño

Renacuajo, siempre estaré aquí contigo

Tanto que me casaría contigo

Cinco palabras, solo cinco putas palabras eran las que llenaba su corazón…sin comprender soltó un par de lagrimas que de repente se convirtieron es un descontrolado llanto, balbuceo incoherencias y apretó la espalda del mayor, no lo estaba perdonando, no ahora, solo no quería oírlo, quería que se calle, quería dejar de oír todo, quería olvidar el amor de aquellas personas que siempre estuvieron a su lado porque dolía, ardía y quemaba.

El chico bajo el arma y comenzó a limpiarse los mocos, se conmovió, esta persona lo busco a más no poder y le suplicaba regresar, aun viendo su estado le rogaba, ese sujeto no se había rendido con él, hubiera deseado que su familia tampoco lo hubiera hecho, soltó el arma y camino ayudando a algunos compañeros.

Suspiro aliviado, Sanji estaba contra su cuerpo, sentía su calidez, estaba aquí así que todo iba a estar bien.

-¿Hasta cuando nos quedaremos aquí?- hablo molesto

-No seas aburrido, déjame ver un poco más- el pecoso seguía espiando aquella escena, así que esta era la persona especial de Zoro, pensó que nunca lo vería así de nuevo, por primera vez se sentía aliviado.

La expresión del pelinegro sorprendió al canoso -¿Qué pasa con esa cara?-

-¿Ocurre algo con mi cara?-

-No…- cruzado de brazos Smoker observo como la mirada de Ace se llenaba de algo que nunca creyó ver, sin poderlo evitar le dio la espalda -vamos-

Frunció el ceño -quiero ver un poco más-

-Entonces regresaras caminando y te mojaras con esta lluvia-

-¡Eres injusto!-

Paso a paso iba acercándose a ese hombre, a su tutor, al hombre que odiaba desde el fondo de su corazón.

Hola!!!! Me tarde un monton! No tengo excusa, en el anterior dije que todo iba a explotar e irse al diablo pero no me dio por hacerlo porque no lo veia en este momento, lo escribia y me quedaba muy para el oget* entonces dije nanana, asi que aqui tienen, gracias por leer y la otra historia espero poder actualizarla mañana, gracias por todo!

Los amo!

Mero.

Vidas enlazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora