Tenia su corazón en sus manos, tenia su alma completamente devota de él pero esto era completamente estupido, ambos eran de mundos distintos -Mugiwara- siempre andaba con ese estúpido sombrero, eran tan molesto y le irritaba -no puedo hacerlo ¿puedes perdonar eso?-
Apretó sus labios y aflojo el agarre, asintió atento a su mirada, Law era un hombre completamente extraño y misterioso, no hablaba mucho y lo esquivaba siempre, ahora ante un atisbo de miedo rogo por amor, un amor que el jamás querría darle porque no comprendía lo que era exactamente su sentir.
-Estupendo- acaricio su rostro con suavidad, le daba esas atenciones que lo hacían dudar, lo hacían desear algo más -¿tienes hambre?-
No tenia hambre, odiaba cuando el cirujano lo esquivaba como si fuera peligroso, como si fuera una amenaza -si- pero tenia miedo de hablar de más de lo que dijo y arruinarlo todo, la lengua se aflojaba al ser honesto.
Dejo el tacto y se quito de encima, no debía de ser tan atento -quiero pedirte algo- asintió, es la primera vez que le pediría un favor -¿podrías ir a esta dirección cuando me vaya?- tomo el papel arrugándolo y lo guardo, no fallaría ante este pedido.
-¿Qué debo hacer?-
-Lo sabrás cuando estés allí-
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Estornudo y sostuvo al pequeño que apenas estaba calmándose, estaba agotado, con Zoro afuera estaba el doble de preocupado, no podía dejar de pensarlo, soñaba con el y despertaba ilusionado de que estaría allí a su lado, se fregó el ojo conteniéndose y auto-calmándose, regresaría, lo había prometido, dios, quería que esta tortura se terminara.
-¿Necesitas ayuda?- negó rápidamente pero el bostezo apareció de la nada -no te sobre esfuerces- le quito al pequeño -¿Por qué no duermes un poco? Esta tarde recibes tus resultados, necesitas estar relajado-
Aunque quisiera no podría hacerlo, Zoro estaba latente en su cabeza -me daré una ducha-
-Como quieras- en el sofá descanso su agobiado cuerpo y suspiro sintiendo como poco a poco el cansancio se apoderaba de su cuerpo, Aoi lanzo un bostezo y quedo quieto en los brazos de aquel hombre que tenia el corazón completamente herido.
Soñó, hacia mucho que no lo hacia.
Ace estaba frente a él sosteniendo a Aoi, quien ya podía caminar hacia el pelinegro, sonrió calmo al ver la conexión de ambos, no hubo limites por Sanji, dejo una sana relación y se lo agradecía, había aceptado y dejado atrás cualquier diferencia.
-Aoi- era su voz, hacia mucho que no la oía -cuida del tío Marco ¿si?- el rubio sonrió con sus mofletes hinchados de galletas otorgadas por el mayor -amalo tanto como yo lo hice pero recuerda, el es mío-
Sus mejilla arreboladas por un hermoso carmín llenaba su corazón y no pudo contener la pena de perderlo.
-Yo realmente te amaba, no quería que te vayas, quería que estemos mucho tiempo juntos--Oh dios- la mano de Ace acaricio en un roce su mentón -¿Por qué lloras?- sus ojos conectaron -estaré vivo en ti mientras no me olvides y además…- le entrego al pequeño quien seguía masticando la galleta -necesito que lo sigas cuidando, Zoro aun debe encontrarme para que esto termine-
Aoi empujo su mano en la mejilla del rubio embarrándolo de baba -¿esto termine? Ace ¿tu ya estas…?-
Abruptamente despertó al sentir como Sanji tocaba su frente -estas sudando mucho ¿te encuentras bien?-
Miro al bebé ya dormido -creo que si… Sanji- siempre tuvo dudas pero no podía permitirse relucirlas -¿no tienes miedo?-
Era un error, como terapeuta no podía decir eso pero es que era imposible, no podía guardárselo, también era humano -estoy aterrado- se acuclillo repasando la pelusa del infante -pero si me derrumbo ¿Qué será de mi bebé?- miro a su amigo y sonrió apenas -Zoro nunca me lo perdonaría, además de que creo firmemente que regresara-
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Vidas enlazadas
RomansaEl grupo suicida era reconocido como el más temido del ejercito, Zoro quien integraba uno de los cargos se retiro llevando una enorme carga. Sanji es un completo descarriado que solo mira su propio ombligo y no se preocupa por nadie. Ambos se cruzan...