El principio del fin

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Estaba atrapado entre aquel cuerpo y la pared, no podía moverse, apareció de una manera abrupta, fue brusco y no parecía escuchar nada de lo que le decía mientras sentía los jalones, nadie lo ayudo, nadie sintió simpatía y fugazmente se vio así mismo cuando aquellas personas a las que cazaba gritaban por ayuda, suplicaban por piedad pero el…no pudo entenderlos.

¿Este es mi castigo?

Se dejo llevar y aquel hombre solo le gritaba en la cara, lo tomo de los brazos y lo estampo contra la pared, seguía reclamandole mil cosas pero no lo oía, Smoker se veía tan distinto, estaba más enojado que nunca, la ira se reflejaba tan claramente que lo desfiguraba, tenia muchas ojeras y parecía haber perdido masa muscular, este no era el hombre que tanto quería, esto solo eran los restos del gran Akuroria, sintió como su cuerpo volvía a chocar contra el duro concreto ¿Por qué lo lastimaba? El había significado tanto en su vida y si esto hubiera sido antes habría estado feliz como una colegiala, pero no era así, ya no.

Se sacudió intentando soltarse, aunque estaba distinto no había perdido su fuerza y el no quería sacar la suya, porque aunque ambos hayan entrenado juntos, su capacidad de pelea era superior, si, superaba a creces a Smoker, podía incluso llegar a matarlo, podía matar al hombre que fue su anhelo.

No queria oir, no queria sentir, endureció su brazo y lanzo el primer puñetazo, pero el golpe nunca llego a tocarlo ya que Smoker estaba en el suelo con Marco encima, ambos intercambiaron miradas y forcejearon, ambos destellaban ira, ambos peleaban por una razón que el pecoso desconocía.

Se limito a observar como ambos como un par de serpientes se retorcían y cambiaban de posiciones, pero no tenían chances de soltar golpe alguno, esto decía una sola cosa, ambos eran fuertes y ninguno dejaba una abertura, seria una victoria difícil.

-¡¿Por qué razón te interpones?! ¡Esto no te incumbe!- por fin lo había encontrado pero este sujeto le impedía llevarse lo que era suyo.

La llave que ejercía era inquebrantable, podía forcejear lo que quisiera, no se libraría de esta, pero es una pena, ya que no podría golpearlo -¡¿Interponer?! ¿Quién te crees para hacerle esto?-

-Pertenezco a la policía, si no me sueltas ahora...-

Miro al pecoso quien asentía lamentablemente, mierda, acababa de atacar a un policía pero no pudo contenerse , ver a Ace tan indefenso y tratando de luchar contra este sujeto, fue inevitable no defenderlo, al dejarlo libre retrocedió y atrajo al pelinegro a su lado.

Al reincorporarse se sacudió la camisa -Ace ¿Qué clase de rebeldía es esta? Has dejado la casa repentinamente, es poco maduro-

¿Poco maduro? Por lo que Ace le relato al parecer el que fue poco maduro era este hombre, lo ilusiono de una manera incuestionable, momentos que no quería imaginar venían a su cabeza, este hombre…abrazo a Ace, durmió con él, lo conoció desde pequeño… pero esto no era lo que más le molestaba, este hombre formo a este chico, convirtió a Ace en alguien completamente dependiente de su persona, lo destruyo como individuo y lo amoldo a su gusto.

Habría sido un excelente trabajo si no lo hubiera conocido, gracias a sus terapias emocionales el pelinegro recupero parte de lo que nunca creyó tener derecho, ahora era un individuo que podía opinar, caminar y por sobre todo vivir libremente.

-Con que tu eres Smoker, vaya pedazo de sujeto eres-

-¿Y tu quien eres?- sus ojos cayeron en la mano de ese rubio, apretaba la muñeca del pecoso -suéltalo, lo incomodas-

Se sorprendió de ello, miro su mano en la muñeca de este chico, no se había percatado de que lo sujetaba de esta manera y por sobretodo, este hombre acababa de dar un claro mensaje corporal, pero el era un hombre de riesgos así que soltó al chico para rápidamente entrelazar sus dedos con los contrarios.

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