Su mirada no expresaba nada, pero por dentro no podía dejar de preguntarse porque carajos no se quedaba quieto, lo perdió de vista por unos minutos en el regreso y apenas recibió su llamado esperaba verlo solo a él, pero no.
Ella estaba en el sillón recibiendo una taza, seguramente de su café más costoso, no le importaba el lujo pero era para ocasiones especiales y esa mujer no era nada especial -¿Qué significa esto?- tomo asiento en el sillón individual sin dejar de mirar a la morena quien sorprendentemente había bajado la mirada.
-La encontré cuando regresábamos y la invite…- era consciente de que no hizo lo correcto ante los ojos de ese hombre pero por dios, estaba llorando en la nada -no te enfades-
Estaba arto que le dijera que no se enfadara, metía a personas peligrosas en la casa ¿no se daba cuenta? Lo amaba demasiado pero estaba propasándose, esto era un abuso -regresare al estudio- aunque siempre se esforzaba por protegerlo el solo le entregaba su imprudencia.
-Espera Mihi-
-Suéltame Shanks-
Sorprendido lo hizo, que lo llamara por su nombre era el golpe más duro, eso significaba que estaba molesto, no, más que molesto, debía de estar furioso y en parte tenia razón, por sus imprudencias muchas veces casi le costo el cuello a ambos y se prometió no hacerlo, pero él era Akagami Shanks, no se amedrentaría ante el pedazo de macho que tenia como esposo, lo volvió a sujetar -¡Escúchame!-
-¿Qué?-
No pudo decirle nada, se achico como el niño que era y apreto los labios.
-Mihawk-san- Robin dio el primer paso -lamento mucho esta situación pero no tengo intenciones de hacer nada, agradezco de corazón que Shanks-san me haya traído hasta aquí, me hizo feliz-
Hablaba tan tranquila, pero su rostro mostraba lo contrario, sus ojos estaban hinchados y rojos, un claro signo de que estuvo llorando a más no poder -no te preocupes Robin, ve a tomar tu café que yo hablo con él-
-Lamento tanto las molestias- se inclino y el pelinegro miro a su pelirrojo, no confiaba en ella y si fuera por el la echaría pero Akagami lo miraba con esos ojos suplicantes y aunque era su debilidad no cedería.
-Estaré en la habitación- no se marcharía, pero no cedería, este seria su castigo.
El pelirrojo se fregó el cuello, aunque su esposo se quedara era una obvia derrota, debía esforzarse por compensar su mal comportamiento, pero dios que no podía ignorar a las personas, era como una maldición.
-Siento ser una molestia-
-No, no te preocupes- la guio al sillón -¿quieres decirme que sucedió?-
Una mujer de su talla parada en medio de la calle completamente destrozada fue demasiado fuerte porque ella no era débil, era el cacho de mujer que todo hombre soñaba, anhelaba y deseaba, claramente omitiendo su turbio pasado.
-Rechace a Franky-
Se quedo pensativo, así que era el hombre de cabello azul, tenia un gusto extraño por los hombres pero era el menos indicado para criticar eso.
Supuso que tendrían que tener una amena charla de hombre a mujer.
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Despertó completamente agitado, había tenido una maldita pesadilla, nuevamente los recuerdos de aquellos tiempos lo atormentaban sin dejarlo dormir, sus manos temblaban y el sudor se deslizaba por su rostro.
No era su culpa, quería creer que no lo era, pero con solo recordar su imagen sabia la respuesta, fue un monstruo, no tuvo corazón, empatía, ni lastima por nadie, odiaba esa parte suya, se oculto bajo sus manos deseando que fuera una pesadilla más, que nunca asesino a nadie, que esas personas no estaban detrás de él.
¿Por qué había pasado esto? El solo era un niño, un puto niño que debería de estar jugando o estar con su familia, pero la vida quiso algo distinto para el, lo mando a la mierda y le dio las sobras.
-Ace, es hora de desayunar-
Aunque fuera a terapia, aunque recibiera ayuda jamás iba a recuperarse, no podía olvidar, no podía perdonarse, aunque sonriera y estuviera tranquilo, su corazón y su alma estaban completamente abrumados.
-Ace- la mano del peliblanco sujeto derecha alejándola de su rostro -¿Qué pasa?-
-Smoker- se percato del adulto y ni siquiera se molesto en ocultarle su malestar -no encuentro respuestas- aflojo el agarre, el pecoso nuevamente había tenido una pesadilla, siempre las tuvo de pequeño pero no así, ahora si podía verlo afectado, lo abrazo, refugiando su cabeza contra su pecho, necesitaba sentir calor, esto podría calmarlo -Smoker, sujétame más fuerte-
Su desenfrenado latir solo le demostraba lo patético que estaba ante esta persona aunque se aferro lo más que pudo y deseo que esto nunca terminara, volvía a ser un niño que necesitaba de alguien más para poder seguir adelante.
-Háblame- ese susurro fue magia para sus odios, suspiro escuchando el profundo latir del mayor y cerro sus ojos.
-¿Esta bien que siga vivo?-
-Por supuesto mocoso, porque yo sin ti…- el tiempo le demostró cuanto valía este chico -soy un desastre-
Esto se estaba tornando meloso y extraño ¿estaba bien? ¿podía seguir sujetándolo? ¿podía regocijarse con este momento?
Las palmas en su espalda apretujaron su camisa y lo supo, el pequeño niño había crecido y se convirtió en un adulto -Smoker- lo llamo lastimoso -Smoker-
-Solo dímelo-
-Te odio, te odio, te odio, te odio- lloraba entre sus brazos porque jamás podría decírselo, jamás podría decirle cuanto lo quería.
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Ya eran las diez y no dejaba de moverse en su habitación, había decidido cambiar, comenzó a practicar lo que había abandonado con el viejo y poco a poco recordaba los buenos momentos, cada movimiento y sudor le recordaba cuanto su madre lo apoyaba.
Quería ser su orgullo, el del viejo y de Zoro.
Frunció el ceño molesto, otra vez había pensado en el, trato de no hacerlo pero le era prácticamente imposible, Zoro era un Marimo pecaminoso, es que no se puede ser tan sensual en la vida, era un total delito.
Pateo el tacho abochornado ¡¿Por qué pensaba así de el?! ¡Era un completo idiota!.
-Sanji- ya no le sorprendía verlo, Shanks parecía haberle tomado demasiado cariño y prácticamente venia todos los días a molestarlo, no tenia idea como le había hecho con Kureha pero no le importaba preguntarle -te traje una sorpresa-
Suspiro, deseaba que hubiera limites en las visitas y más en su situación -¿Qué has traído?-
-Sabes, estuve pensando mucho y quería…quería que nos conocieras mejor- saco un álbum de fotos -¿te apetece ver viejos recuerdos?- disimuladamente observo el álbum, se mano ardía y su pecho estaba más que alterado, esta era la oportunidad de ver a un Zoro pequeño.
Aun con la dignidad a pie se sentó en la cama -como quieras- quería ver y saber más, mucho más.
-Bien- saco un termo y unos vasos ¿esto era un picnic? -ten- mientras servía las bebidas controlaba su ansiedad de ojear a más no poder aquellas paginas ¿Cómo se vería Zoro a su edad? No quería siquiera pensarlo, podría, dios mío, podría excitarse y luego maldecirse -abrelo-
Su mirada se lleno de una enorme calidez y no pudo evitar sentir tanta ternura -que pequeño-
Zoro estaba en brazos de su madre, era tan pequeño que no podía creer el tremendo hombre que era ahora, era tan vulnerable, era alguien que necesitaba estar protegido, alguien que dependía de otra persona, deseaba que el peliverde lo necesitara de esa manera.
-A veces no creo lo mucho que creció, pero ya es de mi altura, gracioso ¿no?-
Los niños crecían demasiado rápido, en la siguiente parecía estar intentando dar sus primeros pasos, dudoso, con miedos, pero ahora era lo contrario, pisaba firme y avanzaba llevándose al mundo por delante, quería ser así, quería avanzar a su lado.
La siguiente mostro a un Zoro de casi tres años, lucia un disfraz de karate -no se que pensaba su madre, pero estaba orgullosa- el pelirrojo deseaba haber podido apretar esos cachetes -fue una mujer maravillosa-
Sintió dudas ¿ella habría muerto? ¿se marcho por alguna triste razón? ¿o estaba viva? Se veía que adoraba al alga andante, se aferraba a él de una manera indescriptible.
Una madre amorosa como la suya, supuso que ambos si gozaron de ellas -una madre es una fiera ¿verdad?-
-No tienes idea, recuerdo que Zoro fue empujado al barro, oh espera, es la siguiente- exactamente el Marimo estaba sentado en el barro llorando y en la siguiente su madre parecía estar corriendo a unos niños mientras Mihawk con un trapo lo limpiaba
Waaaa, que joven que era el pelinegro, hasta se atrevía a pensar que era sexy, los años golpean fuerte -Luego de eso ¿Qué paso?-
El pelirrojo quedo con la mirada en la fotografía y todo abismo de felicidad se vio apagado cuando ya habia pasado a la siguiente, Zoro más grande sostenía la foto de su madre con una sonrisa y lo supo, ella ya no estaba, perdió a su madre tan joven, como él, no…el espadachín casi no pudo gozar de ella ya que no tenia recuerdos, ni siquiera podía revivirla de ese modo, eso dolía.
Sus ojos se enrojecieron y frunció los labios.
-Perdón, había olvidado quitar esta, pero Sanji, Zoro a pesar de todo fue un niño feliz-
Pudo notarlo al pasar con un poco más de prisa las fotografías, sonriente, sonriente, sonriente, brillaba tanto, tuvo una buena familia a pesar de todo.
Abrazo el álbum con un deseo claro, quería estrecharlo entre sus brazos y no dejarlo ir nunca más ¿Qué tan repugnante se oía eso? ¿Qué tan enfermizo era?
-Zoro- dejo escapar entre un mar de sensaciones
Shanks se enterneció y contemplo al rubio, se veía tan frágil de ese modo, solo dos meses más, dos meses más para poder ser evaluado y tal vez así por fin ser libre junto al hombre que amaba.
-Sanji, bebe café-
Asintió sin dejar el álbum, porque esto era una parte de la vida de Zoro, del adulto más genial que había podido golpear sus muros y hacer rebotar su corazón.
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-Y entonces fue un pez muy grande, aunque me dijeron que no era comestible-
-Entiendo- Law estaba atento a un cuaderno -¿puedo saber porque no te marchas? En media hora entro a mi trabajo y me interrumpes-
Luffy hizo un puchero -solo estas con ese cuaderno feo-
Se quito los anteojos y se fregó el puente de la nariz -Vete, estoy en medio de algo-
-No quiero, habla conmigo-
Apreto los dientes, este pelinegro era bastante molesto pero eso paso en segundo plano en cuestión de segundos al ver la venda en su pierna -¿Por qué esta así?-
-No podía atarlo bien-
Las vendas estaban enredadas y flojas, un paciente completamente inútil -ven- nuevamente se molestaba en curarlo, limpiaba y cambiaba sus vendajes, el color estaba bastante normal, un poco rojizo pero era normal, con la punta de sus dedos toco los alrededores y sintió un movimiento abrupto.
-Eso hizo cosquillas Torao- se rio
¿Cosquillas? Los muertos nunca decían eso, miro la herida y luego al chiquillo ¿que tanto sentía? Los muertos no expresaban nada y aburría ¿Qué podía expresar alguien vivo? Volvió a realizar la misma acción y sintió nuevamente aquel movimiento pero esta vez Luffy no dijo nada y miraba hacia un costado, pero esa gota de sudor lo delataba.
-¿Qué sientes?- dos de sus dedos acariciaban el borde de la herida en círculos -soy tu doctor ¿me lo dirás?-
Regreso su mirada al ojeroso -se siente extraño, aparte de mis padres, nadie me a tocado la piel-
Hizo el nudo con fuerza y lo soltó -ya veo-
-¡Eso dolió idiota!- se quejo, el moreno tomo su bolso -¿ya es la hora?-
-Si, regresa a tu casa-
-¿A que hora regresas? Juguemos a las cartas-
Suspiro, no quería jugar pero dudaba poder escapar de este mocoso -a las dos de la mañana- no vendría, era seguro.
-Esta bien- sonriente lo despidió y se sentó en la entrada de la casa, su mano lentamente bajo hasta las gasas y quedo pensativo, los dedos de Law hoy habían estado fríos y aun así se sintieron cómodos.Melones!!!! Como andan???? Me tarde bastante, perdon! 😭😭 andaba sin inspiracion y lo deje clavado ahi, pero por suerte pude continuarlo, amo tanto a Shanks aunque es un idiota y Sanji cada vez más lindo 😍😍 Espero que les haya gustado,lo amo!
Mero 😍😍
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Vidas enlazadas
RomanceEl grupo suicida era reconocido como el más temido del ejercito, Zoro quien integraba uno de los cargos se retiro llevando una enorme carga. Sanji es un completo descarriado que solo mira su propio ombligo y no se preocupa por nadie. Ambos se cruzan...