Deseo

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Marco despertó tras la caída estrepitosa de su compañero felino, este al parecer quería un poco de atención, más de lo usual, adormecido y feliz lo acaricio y no tardo en percatarse del pecoso, estaba sentado en su futon sorbiéndose la nariz, lloraba, ese chico desde que llego solo se dedicaba a recordar y a derramar lagrimas por alguien que le dio una vida limitada y lo hizo dependiente a él, esto seria un claro caso de abuso, Ace no podía superar a ese tal Smoker, no podía dejar de ir esas costumbres de niño que le dio, esa desconfianza en si mismo, le dio inseguridades, totalmente irresponsable en un adulto que lo crio.

-Ace- bajo de la cama para estar a su lado y le resulto enternecedor que el pecoso se limpiara el rostro rápidamente, como si eso hubiera evitado que no lo viera derramar lagrimas -estos días estaré libre así que quisiera que me acompañaras a un lugar ¿si?-

-¿Qué lugar?-

Parecía pensarlo -Ace ¿Qué te gusta hacer?-

El pelinegro se quedo alli procesando sus palabras, dormir no era una opción, no hacia nada, andar en motocicleta…pero no tenia permiso -comer- respondió entre tantos pensamientos

Marco se rio y Ace admiro los pequeños hoyuelos que se le formaron -a todos nos gusta comer, pero me refiero a actividades ¿Qué te gusta?-

Y nuevamente se sumergía en un pozo, Smoker nunca le había preguntado nada así, ni siquiera le dejaba salir de la casa y cuando lo hacia lo regañaba a más no poder, vivió en una jaula toda su vida, ahora que podía aletear no sabia que hacer -no lo se- susurro

El rubio esperaba esa respuesta -Bien- ya de pie le extendió su mano -hoy te mostrare algo interesante-

Embobado apreto su mano, Marco era todo lo contrario a el y eso lo abrumaba.

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Apenas abrió los ojos su cuerpo se tenso y de un empujón lanzo al suelo el cuerpo que estaba a su lado -¡¿Qué haces aquí pedazo de mierda?!-

Zoro gruño y se fregó la cabeza, sabia que esto iba a suceder pero no pudo evitarlo -no grites tan temprano-

-¡Grito lo que quiero pervertido!-

Se volvió a lanzar a la cama y el rubio salto lejos de ella, su cara era un hermoso poema rojo, ni el tomate más rojo podría ganarle, anoche lo contuvo y pensó las maneras de ayudarlo mientras lo guiaba a su cama, lo recostó y le beso la frente, puta madre que se había dejado llevar pero sus labios se habían sentido tan bien, Sanji era tan suave que dudaba podes ganarle a sus instintos.

-¡Eres un desgraciado Marimo! ¡Pensar que iba a prepararte el desayuno! ¡Es asqueroso despertar con tu cara cerca!-

Lo observaba lanzarle tanta mierda pero era mejor así, amaba cuando tenia ese carácter de porquería, lo entretenía y lo alegraba, aunque el no lo sabia.

-¡No te burles! ¡Deja de sonreír!- se alejo de la habitación y aun molesto su corazón era un remolino y se maldijo tantas veces como pudo, poder apreciar el rostro del espadachín por las mañanas no era tan malo como le gritaba.

En unos días terapia, de solo pensarlo le empezaba a doler la cabeza, salió al jardín y sorpresa con susto se llevo al ver a la hermosa Kaya quien lo miraba igual de sorprendida, pero luego salto de la alegría y se le acerco tan abruptamente que el Cocinero retrocedió un paso.

-¡Sanji-san!- le sujeto la mano y el nombrado se sorprendió de lo confiada que era pero no pudo evitar pensar que era tan hermosa como esperaba, era su ideal de una bellísima novia.

Lo siento Ussop, pero Kaya-chan será desde ahora mi…

-¡Sanji, me alegra verte!- se le lanzo encima y entre gritos se lo quito de encima -hombre, me tenias preocupado ¿Dónde esta Zoro? No atiende mis llamados-

Un tic lo ataco ¿Qué clase de contacto tenia con el Marimo? ¿Qué hacían ellos aquí? ¿Tenia su numero? ¿Qué hacia Kaya en el jardín? Inesperadamente se encontraba desconfiando de ellos, se estaba molestando ¿Qué pretendían?

-Hacen demasiado ruido ¿Qué pasa?-

-¡Zoro! ¡No contestaste mis llamadas!-

-Hubieras venido-

-¡Tenia demasiada tarea, debía estudiar idiota!- confianza, había demasiada confianza entre ellos y se sintió excluido, sus dedos empezaron a moverse inquietos y sus ojos no dejaban de captar como esos dos hablaban, lo que comenzaba a brotarle era negro y pesado.

-Cocinero, Usopp me ayudo a encontrarte-

Apoyo su mano en el hombro ajeno logrando que detuviera esos movimientos que no pasaron desapercibidos por la rubia quien lucia preocupada -así es, estaba preocupado por ti así que recurrí a Zoro y además me dio ánimos con Kaya- lucia sonrojado y miraba de una manera preciosa a la jovencita quien también se sonrojo, ellos eran un pareja, el narigón era amigo de Zoro, alguien que lo apoyo cuando su único objetivo era destruirse, lo peor era que se estaba enojando sin razón alguna, Zoro tenia el derecho absoluto de tener contacto con quien quisiera, era libre y no tenia problemas, era un idiota.

-Entiendo, lo siento- se inclino ligeramente como disculpa, cosa que tomo de sorpresa al moreno quien le pedía que no hiciera eso.

El espadachín sonrió de lado, eso no lo hubiera visto al principio, al parecer aprendió buenos modales en aquel lugar.

-¿Quieren comer algo?- pregunto Kaya sonriente

-Justo a tiempo, el cocinero dijo que no iba a coci-

Una patada lo dejo en el suelo -¡Deja de mentir estúpido! Pasen, pasen, preparare el desayuno-

Usopp y Kaya parpadearon a la vez -¿Desayuno?- ambos se rieron -Sanji, ya es de mediodía ¿Qué anduvieron haciendo que no se dieron cuenta de ello?-

Queria que la tierra se lo tragara de una vez, eso fue demasiado vergonzoso.

-No te lo dije, perdón- como era el adulto aquí debia dar el primer paso -¿me perdonas cocinero?- susurro atrevidamente en su oreja enviando una corriente de excitación al menor quien se mantuvo quieto -tus orejas están muy rojas-

-¿E-Eres idiota?- enfadado con su juventud y amor entro rápidamente a la casa y Zoro suspiro mirando las nubes ¿ahora como calmaba su excitación con visitas en la casa? Eso le pasaba por andar jugando con fuego, luego no sabia como manejarlo, un adulto inmaduro.

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Se sentía demasiado solo, Law no lo llamaba, ni siquiera enviaba un mensaje, conocía bien al moreno e inexplicamente no comprendía del todo su actitud, sus padres le habían enseñado a ser una persona independiente y alegre, aunque la alegría nunca se le borro su independencia jamás se desarrollo como era debido, tenia un grave problema de dependencia, luego de tanto tiempo solo al fin había alguien dispuesto a él y aunque intentaba por todos los medios demostrarle que era una persona capaz le salía el tiro por la culata.

Una vez que alguien estaba a su lado no debía de irse, así se lo propuso, porque no tenia a nadie más.

Oyó el timbre de su casa ¿visitas? Hace mucho no recibía visitas, se asomo por la ventana y sus ojos brillaron de la emoción -¡¡¡Sabo!!!!- el rubio lo saludo alegremente, ni siquiera espero, salió por la ventana y corrió a abrazarlo, Sabo era…era su amado medio hermano quien se encontraba en viajes de negocios.

-Te extrañe Luffy- hablo apenas, el menor no dejaba de llorar y apretarlo con fuerza, aun seguía siendo un chiquillo hiperactivo.

-¡Yo también!-

Acaricio sus cabellos y se hundió en la curva de su cuello, como lo pensaba, extrañaba el olor de Luffy, su cuerpo entre sus brazos y su adorada sonrisa, su sola mera existencia lo era todo para él -¿Qué hacías en esa casa?-

-Es la casa de mi amigo Torao-

-¿Amigo?- al ver que asentía su expresión cambio a una más seria -entiendo ¿tienes hambre? Te preparare una súper cena-

Los aniñados festejos y tirones de Luffy eran inigualables y por eso le hacia tan feliz verlo.

Poco a poco y siendo muy poco evidente fue sacándole información a su pequeño hermanito, ese tal Law era un Doctor especializado en la Cirugía pero que actualmente se encontraba ayudando en la morgue del hospital, tenia un mal carácter y parecía no querer acercarse mucho a Luffy ¿Por qué? El era muy alegre y animaba todo.

-Vendo mi pierna- mostro su extremidad la cual se mostraba completamente curada -a pesar de como se ve tiene sus manos muy suaves-

Sabo se atraganto con el pedazo de carne, golpeo su pecho y escupió todo, eso fue demasiada información -¡¿Dejaste que te tocara?!-

-Si, cuando me curaba-

Suspiro y se limpio la boca, Luffy hizo un amigo, se quedo pensativo en ello, Luffy hizo un extraño amigo que era todo lo contrario a él, aun así este lo recibía en su casa, lo curaba y lo tocaba…era demasiado extraño, al parecer debía conocer a ese tal Law, le daba mala espina -entiendo ¿y donde esta ahora?-

-En el hospital, vuelve en unos días pero me dejo su llave-

Su ceja tembló ¿le dejo su llave? ¿Qué significaba eso? ¿Pensaba que Luffy haría los quehaceres de la casa? ¿Cocinara? O era que…¡¿quería algo con Luffy?! Eso era algo inadmisible, Luffy era menor de edad, era un niño, su pequeño, precioso y adorado hermano menor, calmo su respiración y se dio un cachetazo mental, debia dejar de ser tan protector, dejar de pensar de esa manera, Luffy no era suyo ni de nadie.

-Sabo ¿Qué tal afuera?-

-Demasiadas personas, aunque estoy acostumbrado me agote más rápido aun así aproveche y te traje regalos-

El pelinegro festejo y fue corriendo hacia las bolsas sin soltar el pedazo de carne.

El rubio miraba el desastre que hacia y le daba tanta tranquilidad que deseaba no hacer más negocios afuera, no necesitaba de nada más, solo necesitaba a Luffy, deseaba quedarse por siempre a su lado.

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Con el paso de los días la relación con Usopp mejoro en demasía, estaba feliz de recuperar al único amigo que tuvo, agradecía desde el fondo de su corazón que jamás lo abandonara y recordó como era el narigón, así que era imposible no ser su amigo, Zoro debía pensar lo mismo.

Las terapias eran difíciles, no lograba avanzar ya que no podía expresarse de una buena manera, además su terapeuta no se veía confiable, no es que fuera malo, es solo que era demasiado torpe y alguien así no era su estilo, decidió abandonar a la semana y para su mala suerte tuvo que contactarse con Marco.

Cita en casa a las cuatro, sin retraso.

Estaba lloviendo por lo que decidieron ir en taxi, no dejaba de jugar con sus manos, estaba nervioso, ver a Marco de nuevo no le traía recuerdos gratos y temía por lo que hablarían.

-Tranquilo- la mirada de Zoro lo calmaba -ya lo conoces ¿verdad?-

-Ese es el problema, nos conocemos y el sabrá cuando miento-

Zoro levanto una ceja -no deberías de mentir, por eso vas a verlo-

Se apeno por ello -no puedo ser sincero-

-¿Conmigo no eres sincero?-

Odiaba cuando se lo preguntaba tan directo -S-Si soy sincero- se mordió la lengua, había titubeado, el aire se puso pesado y ninguno dijo nada más.

Zoro fue el primero en pagar y bajar, la casa de Marco era pequeña pero se veía acogedora, trataba de distraerse pensando en estupideces como esas pero la verdad era que se sentía dolido por el titubeo del rubio, el tampoco era sincero del todo así que no debería de afectarle tanto y aun así lo hacia, se conocían hace tiempo ya, algo de sinceridad tendría que haber, la confianza era palpable pero ¿la sinceridad? ¿Cuánto le mentía el rubio?

-Zoro- antes de que llegara a tocar la puerta sujeto su brazo -no quiero que creas que no soy sincero contigo, lo soy pero hay cosas de las que aun no puedo hablar del todo, me agradas y eres importante maldición, pero…-

-¿Pero?- esas palabras tan pequeñas significaban mucho para su robusto cuerpo -Sanji, mírame a los ojos- lo tomo de la barbilla -mírame, soy yo- ambos ojos conectaron y se creo una burbuja -yo también quiero decirte tantas cosas y créeme que te las diré, solo quiero que me esperes y confíes en mi-

-Confió en ti-

-Dilo de nuevo-

-Confió en ti Marimo, confió en ti más que nadie, me cuesta decirlo…pero…te necesito y mi sinceridad...es solo para ti-

Que la pario, ya no podía más, Sanji representaba todo lo que necesitaba para seguir de pie en su camino, necesitaba tenerlo, definitivamente necesitaba que estuviera por siempre cerca suyo, lo tomo con más fuerza de la barbilla y acerco su boca, si lo golpeaba ahora estaria sin arrepentimientos, debía de disculparse con Belo Betty, no podía ser amigo de Sanji, se mintió a si mismo, nunca podría serlo.

-Disculpen ¿van a entrar?-

Marco miraba de forma perezosa a ambos, los oyó llegar y escucho todo desde la puerta, esa charla fue bastante interesante.

Apoyo su frente contra la del rubio -no tienes fiebre, entra-

Automáticamente entro y se sentó en el sillón, su rostro estaba completamente rojo y lucia confundido, muy confundido, por una fracción de segundos creyó que el maldito Marimo lo besaría, sintió sus labios tan cerca, por dios que en su vida jamás deseo nada pero esta vez lo quiso, anhelo que ese beso existiera.

-¡¿Sanji?!- su sonrojo y la emoción del momento fueron reemplazadas por la incredulidad -¿Qué haces aquí?-

No comprendía ¿Por qué ese sujeto sabia su nombre? ¿Qué hacia aquí? No lo quería en este lugar, ni ahora ni nunca.

La sonrisa del pecoso se extendió aun más al ver entrar al peliverde -¡Zoro!- lo abrazo rápidamente, lo había necesitado, lo extraño.

-Ace- correspondió a su abrazo fraternal -¡¿Dónde diablos estabas?! No contestaste mis llamadas-

No dijo nada, su corazón roto estaba feliz de tenerlo, Zoro estaba aquí, un pedazo de su vida estaba aquí, suspiro aliviado, tener al peliverde en brazos era consolador, podía relajarse.

-Al parecer son muy unidos- murmuro Marco mientras los veía de reojo, no iba a decirlo pero le incomodaba la escena y ni hablemos de Sanji quien tenia las manos hechas puños.

Los celos iban a reventar, no soportaba ver como ese descarado toqueteaba a Zoro -¡Oye pedazo de mierda!- ambos voltearon y no hubo tiempo a reaccionar, el pie de Sanji se estampo contra la cara del pelinegro, la sorpresa de Zoro y Marco era indescriptible -¡No lo toques!-

Retrocedió unos pasos y cayo sentado, su nariz empezaba a gotear y miro al rubio, se lo veía furioso, el chiquillo golpeaba bastante fuerte, tenia la capacidad para darle lucha durante unos segundos, no mucho, ya que desde su perspectiva Sanji era alguien inferior y débil como para durar el mismo tiempo que Zoro.

Se exaltaba muy rápido y eso perjudicaría a Zoro, era peligroso dejar a un mocoso como el a su lado, al principio no lo creyó así pero ahora ni siquiera debía de darle tiempo, no como la vez anterior.

-¡¿Qué haces?!- con su cuerpo protegió el de Ace, el pelinegro incrédulo miro la gran espalda de Marco, tan ancha y firme -¡No lo lastimes!-

Zoro sujeto al Cocinero ante cualquier otro movimiento -¡Déjame Marimo de mierda! ¡¿Por qué lo sigues protegiendo?! ¡¿Solo porque tuvieron sexo?!- estaba enojado pero sabia que lo que decía no era cierto, pero para él en su cabeza ese hecho existía.

-¿Tuvieron sexo?- pregunto Marco asombrado

Todo quedo en un inquebrajable silencio, todo estaba tan tenso que nadie se movía, si respiraban lo hacían lentamente, la ira de Sanji, la incredulidad de ambos mayores y la herida de Ace, todo sumaba a empeorar, pero el pecoso estallo en una carcajada tan fuerte y abrupta que el resto se sorprendió.

Era gracioso, era verdad, al principio Zoro le atraía, le agradaba pero se dio cuenta de que no servirían como pareja así que tacho todo y quiso ser su amigo, el mejor de todos, enmendar el pasado y proteger a Zoro era su deber ahora.

-¡En serio que dices estupideces niñato!-

-¿Niñato?- aun seguía sujeto al peliverde porque sino le metía otro golpe

Marco se preocupo ante la risa ajena, eso presentaba una muy mala señal -mocoso ¿Qué te hace pensar que quiero estar con Zoro?-

-Lo llamas por su nombre y lo tocas, es suficiente-

-Hombre por dios ¿Me estas reclamando? ¿Puede ser que estas celoso de mi cercanía con Zoro?- pregunto burlón, obviamente sabia cuales eran los sentimientos de ese mocoso -¿Si lo beso que harás?-

El rubio mayor golpeo ligeramente la cabeza del pecoso con un cuaderno -no besaras a nadie- suspiro notando como la mirada del chico mataba -haremos terapia en grupo-

-¡¿Ah?!- gritaron al unísono

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Estaba agotado, estar permanentemente en el hospital no era malo pero por primera vez sentía la necesidad de volver a casa y descansar en su reconfortante futon junto al pequeño pelinegro que le sonreía mientras gustosamente lanzaba una ligera carcajada, que mientras sus manos apretaban las suyas el sueño lo volvía a conquistar.

Abrió los ojos y se golpeo la frente, desde que se alejo de la casa esos pensamientos rondaban en su cabeza una y otra vez, Luffy, ese chico era dueño de sus pensamientos y sueños, tan inofensivo como molesto, había momentos que no se comprendía, se regañaba y convencía que todo era producto del cansancio.

-Buen trabajo- lo saludo una bella enfermera, no era raro que una le saludara, habían tantas y hacia tan buen trabajo que en parte era “encantador” pero se hartaba de eso, hoy a la tarde podría irse a casa y estar más tranquilo, ya todo había terminado.

-Doctor, tiene una visita-

No expreso ni una pisca de emoción cuando lo vio, era tan molesto tenerlo al frente que sinceramente ya no merecía ninguna expresión suya -¿Qué haces aquí?-

-¿Así tratas a tu viejo compañero? Basura-

El pelirrojo lucia más enorme y tenia cicatrices en el rostro, era obvio que estuvo en varias batallas -¿Qué quieres?- ni siquiera quería seguir oyéndolo.

-Si vamos a ese punto- tomo el moreno rostro y beso sus labios de una manera tan demandante que Law corrió el rostro -extraño el buen sexo-

Si, durante sus misiones o ratos libres los usaba para coger con el insoportable de Kid, en ese entonces ambos buscaban algo que no encontraban y se complacían mutuamente, tal vez pensaron que en algún momento lo encontrarían.

-¿Por eso solamente?-

-La verdad no- tomo asiento frente al ojeroso -vengo a informarte que los altos mandos te requieren nuevamente-

-Me niego-

Se quedo mudo, Trafalgar jamás rechazaba un pedido de los altos mandos, es más, respondía apresurado que aceptaba ¿Qué diablos?

-Hare como que no escuche eso, hay una nueva misión y necesitamos al antiguo-

-Dije que me niego- el tic en el ojo del Eustass era visible -tengo trabajo aquí, buena comida, puedo descansar y tengo una vida normal-

La carcajada del contrario fue molesta -¿Vida normal? ¿Es un chiste? Mataste a tanta gente y ahora pretendes que jugar al doctor enmendé lo que hiciste-

Esas palabras fueron tan innecesarias, es verdad, mato un sin fin de personas por el bien de sus experimentos, pero aquellos debían de estar agradecidos por haber aportado algo a la ciencia, no fueron sacrificios en vano, fueron los pasos a futuro, la esperanza de muchas personas y la suya.

-¡¿Aun crees que podrás revivirlo en nombre?! ¡Es un sueño!-

Ese golpe lo recibió tan pronto se dio cuenta cuando algunas de sus pruebas fallaban constantemente, no daban frutos, no rendían, no tuvieron éxito, la realidad fue triste, la cura no llegaría, fue ingenuo, pero estaba ilusionado, el hombre que lo salvo y murió por aquella enfermedad nunca tendría una cura con su nombre, no podría otorgarle la felicidad que le dio en ese tiempo a otras personas, Corazón solo seria un simple recuerdo.

-Law- lo tomo del mentón y choco sus frentes -no dejas de ser un estúpido, así que no entiendo porque me atraes-

-¿Amor?-

La pregunta lo hizo alejarse -no digas pendejadas, el amor no va con nosotros- le dejo unas hojas -léelo y si te interesa, ven a verme, pasaremos un buen rato como en aquellos tiempos-

“Buen rato” prefería pasar ese buen rato junto al chiquillo, oír sus estupideces y ver su sonrisa, una sonrisa tan contagiosa como la de Lamie.

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Zoro estaba bastante tranquilo a pesar de las varias miradas a su alrededor, Ace y Sanji lucían súper incomodos y era tan obvio, ambos arrastraban demasiado y no confiaban en nadie, salvo en ellos mismos, no se incluía ya que el asunto no iba de ese lado.

Gracias a Belo Betty y sus terapias pudo entender sus errores y quitar las ramas que obstaculizaban su camino, era libre de poder sentir sin culpa, podía empezar ser una nueva persona y decidió que Sanji estaria a su lado como…como…esposa…Carajo que eso sonó vergonzoso en su cabeza.

-¿Estas bien?- Marco le dirigió la palabra al ver que se rascaba la frente y noto el ligero carmesí en sus orejas, tenia curiosidad que estaba pensando ese hombre y no quiso reírse al ver que no le respondió -bien, Zoro ¿quieres contarnos algo de ti?-

-Ya hago terapia, así que no hablare-

-Entiendo, entonces somos dos-

-¡¿Y tu?!- gritaron Ace y Sanji

-Yo soy el Terapeuta pero ya que insisten- dejo su cuaderno de lado -Me llamo Marco, tengo cuarenta y tres años, desde que soy joven me gusta ayudar a las personas, soy Doctor y un terapeuta retirado ¿alguna pregunta?-

-Si ¿Por qué terapeuta retirado?- Sanji estaba intrigado.

-Decidí dedicarme a la medicina para ayudar a mis pacientes terminales, cuando me di cuenta no había espacio en mi vida para dar terapias, quería hacer feliz a las personas el tiempo que les quedara-

Ya no habían más preguntas, aquello resulto incomodo pero se sorprendían de lo tranquilo que lo podía decir el rubio mayor.

Tomo el cuaderno -empecemos con Sanji-

El rubio miro al peliverde y este asintió, no había que temer, solo tenia que hablar -soy Sanji…¡No puedo! ¡Esto es estúpido!-

Zoro lo sujeto del brazo, debía de cambiar esos exabruptos -diré algo-

Marco asintió, tal vez si Zoro empezaba los demás se animarían -Roronoa Zoro, pertenecí al peor escuadrón del ejercito y cometí demasiados delitos, pero los pagare como el ser humano que soy-

Bastante profundo y por su tono y expresiones no parecía afectarle, no mentía cuando dijo que hacia terapia por voluntad propia -gracias Zoro- tanto Ace como Sanji aun se mostraban reacios -hablemos un poco a solas Zoro- lo llevo hacia su habitación.

Tanto Sanji como Ace se pusieron de pie ¿Qué iban a hacer?

Su corazón se desboco tan rápido que el miedo lo invadió, Zoro era un tema y Marco otro ¿si quería forzarlo? Aunque el Marimo era súper fuerte desconocía la fuerza del contrario.

Ace suspiro y de un sentón cayo al sillón, estaba relajado -tranquilo mocoso, esos dos solo se encerraron a charlar-

-¡¿Cómo puedes estar tan relajado?!-

Levanto una ceja, así que no confiaba -¿No conoces a Zoro?-

Se mantuvo callado, si era sincero no, no lo conocía del todo porque Zoro no le permitía traspasar su coraza, ese hombre era tan duro y orgulloso como el, tan inalcanzable que dolía.

-Ni siquiera me mira como deseo…- murmuro

La oreja le tembló y desvió la cabeza, esto era malo, casi le grita que Zoro lo miraba como nunca, que le traspasaba los ojos y el alma pero era tan imbécil y cerrado que no lo notaba, destellaba amor por el.

-Idiota, no sabes lo que dices- anhelaba que los ojos de Smoker lo hubieran mirado como Zoro a Sanji.

-No quiero oír eso de alguien como tu-

-Puedo decir lo que quiera, eres un idiota- recuerdos indeseados regresaban -no tienes idea de que lo tienes todo-

¿Todo? Lo perdió todo, ya no tenia nada hasta que Zoro llego, todo era una puta mierda y el como un imbécil venia a decir esas estupideces -¡Tu no sabes nada! ¡¿Qué puedes comprender?!-

-Es cierto que no te conozco y no me interesa hacerlo pero tu tienes más de lo que yo pude obtener en doce años ¿porqué es tan grande la diferencia? ¿Qué nos hace diferentes?- se toco la frente sintiendo una punzada -¿acaso es por lo que hice?- el pasado siempre lo iba a perseguir, no importa cuanto mejorara como persona, aquellos que murieron en sus manos, la maldad que profesaba y las burlas jamas desaparecerian por una buena acción -¿acaso yo…fui maldecido?- su mirada estaba tan destrozada que Sanji trago toda la saliva que había acumulado en su boca -Si, me equivoque, pero no puedo cambiar el pasado, siempre sere el monstruo-

Las terapias lo ayudaron pero no las había finalizado como era debido y el camino no se había terminado de cerrar, la carga por aquellas muertes no se había apaciguado -oye…-

-¡¿Por qué el no me amo?! ¡¿Es por lo que me hicieron?! ¡¿Estoy sucio?!- esas palabras detuvieron cualquier comentario -yo lo quise…realmente lo hice ¿Por qué no me miraba igual? ¿Por qué siempre fui el niño aquí?- cubrió su rostro dolido y con el peligro de llorar, le tenia envidia a Sanji, tenia muchas personas que lo amaban, tenia a Zoro que lo amaba como nunca amo a nadie y el deseaba eso, lo anhelaba, quería sentir de nuevo esos brazos alrededor de su cuerpo, quería oírlo pero no quería sentir su indiferencia.

Sentía su corazón ahogado por sus palabras, expreso tanto en tan poco y no pudo evitar sentirse como él, así que ambos sufrieron demasiado, ambos tenian un pasado que no querian revelar y el amor que sentian nunca llegarian a la persona deseada, molesto se sentó a su lado y lo codeo -idiota, no te muestres de ese modo ante alguien que apenas conoces- los oscuros ojos cayeron en el rostro del rubio, se notaba su esfuerzo por no quebrarse, un mocoso bastante duro -además…no deberías de pensarlo tanto…solo díselo, aunque no te corresponda el te recordara, siempre sucede- como no, justo hablaba él quien no podía ni tener un acercamiento justo con el espadachín -el amor es un huracán ¿no?-

Asi que este era el chico de Zoro, su comportamiento era vergonzoso pero podia decir buenas palabras, tenia un porte seguro y se veia como lo que era, un mocoso, rio entre dientes y le despeino las hebras rubias -eres todo un encanto-

Se avergonzó y quiso alejarlo pero Ace lo abrazo -¡Suéltame!-

-No seas tímido con tu querido Onii-chan-

-¡Vete al diablo!- entre el forcejeo quedaron recostados en el sillon y eso causo más incomodidad en el menor -¡Quítate! ¡Pesas!-

Sonrió de lado, era una dulzura -te daré un beso de recompensa-

Dejo de respirar pero ya para eso Ace había sido alejado y su cuerpo dejo salir un suspiro -¿Qué haces?-

-Fortaleciendo nuestros lazos-

Zoro ayudo al rubio que se había quedado de piedra y lo escondió detrás suyo -te pasaste-

-¿Enserio? Yo quería que fuéramos más cercanos- hizo un puchero pero lo comprendía, asusto a Sanji, no es lindo que un desconocido se te lance encima.

Marco le pellizco la mejilla -¿Qué se dice?-

-Lo siento-

El rubio mayor sonrió gustoso -bien, la terapia de hoy termino ¿quieres que salgamos a caminar?-

Ace asintió, amaba salir.

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-¿Sabo?-

Sabia que estaba mal lo que hacia pero los impulsos eran más fuertes, estaban jugando a las atrapadas en casa, algo tan sano e infantil se estaba convirtiendo en una escena para adultos, es que tener a Luffy bajo suyo era una vista exquisitamente tentadora.

-Luffy ¿confías en mi?-

Asintió rápidamente, tan inocente y confiado, odiaba como amaba esa actitud, la quería solo para él, todo suyo, no como hermano sino como amante, pareja, alguien que lo deseaba.

Susurro unas palabras incoherentes y lo beso, el menor apresuro sus manos al pecho de su hermano pero no surtió efecto, estaba sorprendido como confundido, era raro pero no podía decir el porque no se sentía del todo incomodo, los labios de su hermano era suave y húmeda, su lengua repaso su labio inferior y un suspiro se le escapo, un permiso inconsciente nació y sintió la tibia lengua, se coló entre sus piernas y Luffy quiso cruzarlas ante el toque excitante y desconocido para él ¿los hombres podían hacer esto? ¿y las mujeres donde quedaban en este asunto? ¿Tendría un bebé al hacer esto?

-Sabo- jadeo al sentir como se alejaba de su boca pero al instante arremetía contra ella, su humedad lo desarmo y su cuerpo tembló, su lengua con timidez rozaba la suya causándole un dolor indescriptible en su pene, jadeo y ladeo la cabeza, era tan fuerte y adictivo, el cosquilleo en su cuello le dio la señal del acto, estaba marcándolo y mojándolo, su fría mano se deslizo bajo la playera y toco el pezón erecto -Sabo- volvió a llamarlo mientras los jadeos se descontrolaban, se sentía raro, quería sujetarlo porque los temblores eran demasiado fuertes y lo hizo, no sabia si arrepentirse o no.

En cuanto sintió sus manos aferrarse a su espalda no podía contener sus deseos, no más, sujeto sus brazos alzándolos hasta arriba y comenzó a empujar, bajo la tela del jean su pene deseaba meterse en el agujero del pequeño, deseaba hacerle un desastre, un precioso desastre causando las mejores expresiones -Luffy- lo llamo para luego volver a meterse en su cavidad, quería más, más, más pero se detuvo, era el mayor, debía rescatar la poca razón que tenia -Luffy ¿te molesta?-

El chiquillo al rojo vivo desvió la mirada, era raro ya que eran hermanos pero se sentía bien, disfruto de aquellos roces, no le importaba mucho que fuese un hombre pero era su hermano mayor ¿estaba mal?

-Sabo…se siente bien pero…- sus ojos brillaban y temblaban ante lo desconocido -hermano…-

Apreto los labios y lo abrazo, estuvo terrible lo que hizo pero lo amaba tanto, sus labios, su cuerpo, su propio ser era un deleite -Luffy, tu hermano te ama-

-Si…-

-¿Qué hacen?-

Dejo de respirar y pasmado vio como los ojos de Law lo miraba de una manera que jamás vio…estaba furioso…

Hola mis Melones!!! Mil perdones por tardar tanto es que la verdad no tengo excusa! Me gusto como fue la cosa y me quede con el capi y siento que me pase de mano con el largo, ame a Ace, lo amo, ya para la proxima espero que sea en unos dias, mil perdones, espero que esten bien! Mi salud y trabajo han mejorado mucho y siento que puedo hacer más, a esta historia le quedaran 10 capis más espero y quiero comenzar otro.

Aquel que pueda herir al Principe Sanji tendra una recompensa, lo que Zoro no esperaba era que el propio rubio fuera la recompensa.

Mi proxima historia espero sacarla pronto, gracias y los amo.

Mero 😍

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