Volver.

583 60 0
                                    

Al regresar a la casa ni Sanji ni Robin se encontraban alli, suspiro, hoy era el cumpleaños de ese chico y no pudo hacer nada bueno por el, solo molestarse como un idiota y pasear por las calles como un vago, Nico Robin era una amenaza, no podía confiar en ella, no podía estar seguro de que no haría nada contra él o el blondo, pero Sanji demostró que debía pensar antes de actuar, el rubio se fue junto a aquella mujer, lo perdió por sus estupideces.

Un diminuto ruido llamo su atención, siguió aquel sonido y en la cocina el microondas estaba encendido, además de que la mesa estaba puesta ¿acaso Sanji estaba en la casa? Impulsado por lo desconocido lo busco en los cuartos de la planta baja y tuvo un mal presentimiento, era imposible que ese mocoso se haya atrevido a subir arriba, era una mierda esa posibilidad pero…apretó los puños y los labios, subió sin esperar más, miles de recuerdos pasaban por su cabeza, miles de imágenes empezaban a agobiarlo, todo se agudizaba y una punzada en su pecho nació, todo estaba en silencio pero oía el pasar de unas hojas y como lo supuso Sanji estaba dentro de una de las habitaciones, la más colorida y alegre de todas, donde una vida iba a empezar pero jamás lo hizo.

-¿Por qué estas aquí?-

El blondo dejo de pasar las hojas y miro directamente a ese hombre -increible, el uniforme te sentaba bien- notaba que estaba furioso y que se estaba conteniendo -es un lindo cuarto- repaso el mueble con la mano, era de un rosa pastel y lo mismo con las cortinas, pero el polvo opacaba todo.

-¿Tienes una hija?-

-Largo-

Volvió al álbum, habías demasiadas fotografías, todas eran de momentos junto a una joven de cabellos azules -es hermosa ¿donde esta? ¿te abandono?- no sabia que hacia, pero apenas entro a la habitación todo se torno pesado y negro, Zoro tiene una familia, era el hombre de una mujer, una fémina lo toco, una señorita lo hizo suyo, conoció su cuerpo, su carácter, todo de él y no podía evitar sentir demasiado malestar, quería romper todo -joder Marimo de mierda ¿Cuántas veces te la follaste?-

El sonido de un chirrido se oyó y el rubio apenas y esquivo el golpe que se aproximo, su parpado sangro y jadeo al sentir la mano de Zoro en su hombro jalándolo para asestarle un rodillazo que apenas detuvo con su pierna, pero sus mejillas fueron apretadas y un fuerte golpe en su frente lo lanzo contra el suelo, sintió como Zoro lo jalaba y lo daba varias veces contra el suelo, sus manos temblaban de la ira y no podía detenerse, había despertado un monstruo.

Lo estaba jalando de los cabellos con demasiada fuerza, dolía -¡Zoro!- grito sintiendo como su cabeza se partía, sintió un nudo al ver la expresión del peliverde, se veía destruido, parecía gritarle que por favor no dijera más, que dolía, dolía mucho más que golpearlo, dolia hacerle esto.

-Ya vete- tomo el álbum que en algún momento estuvo en manos de Kuroashi y se sentó en el suelo junto a la cuna, sentía que un agujero se lo tragaba y la presión lo dejaba sin aire, apretó los ojos y golpeo su rostro con el álbum, deseaba poder borrar todos sus recuerdos y que la culpa se desvaneciera.

Su brazo dolía, posiblemente estuviera fuera de lugar y su cabeza sangraba pero era más doloroso verlo en esa posición, se veía tan triste, quiso remediar lo que hizo pero seguramente sus palabras serian como tirar mierda así que simplemente se retiro maldiciendose.

----------

-¿Robin?- el hombre se asombro de verla a estas horas y más en su casa, generalmente él la llamaba para poder conseguir alguna cita o simplemente que le hablara -¿paso algo?-

Por primera vez estaba nerviosa -no, es que…- acomodo un mechón tras su oreja, se había dado el valor de venir, se animo a tocar su puerta, pero no pudo decir nada, no tenia nada que transmitirle, en un segundo comprendió que fue ridícula, se dio la vuelta, había venido por impulso tras la conversación con el joven rubio pero no fue como lo esperaba, primero que nada ¿Qué iba a expresarle? Llamo el primer taxi que vio pero ni siquiera llego a frenar cuando una mano lo jalo.

-Oye muñeca ¿Por qué huyes?-

Enfrento a un sinfín de enemigos, desde el más grande al más pequeño, los enfrento sin dudar, no importaba si resultaba dañada pero ahora este enemigo no estaba atacando su carne, ni atentaba contra su vida, esta persona atacaba directamente a sus emociones, emociones que creyó nunca tener, abrazaba su corazón y lograba que se emocionara, la emoción era algo nulo en su vida pero ahora…

-No huyo- jamás le dio la espalda al enemigo y no iba a perder contra este hombre aunque aun estaba ligeramente nerviosa, sonrió ligeramente -¿me invitas café?-

Franky sonrió y le ofreció su mano ¿estaba bien sujetarla? ¿esto estaba bien? Suspiro, dejaría las preguntas para más tarde, tomo la mano de aquel hombre que poco a poco hacia latir su corazón.

----------

Escucho el reloj y hundió la cara en la almohada, quería estar por lo menos veinte minutos más en cama pero sabia que no podía darse ese lujo, se estiro cual gato era y se aflojo para suspirar, cierto que no estaba en la cama, estaba en el sofá, anoche no quiso dormir con Mihawk por el accidente con Sanji, si, seguía molesto pero no tanto como al principio así que tal vez podía dejarse mimar…ni que mierda, no lo haría, no cedería, aun con el pijama puesto abrió la puerta de entrada recibiendo la fría brisa mañanera y se quedo clavado viendo el bulto que se lucia alli.

Su mente cabalgo rápidamente y dio un grito de sorpresa al percatarse de quien era -Sanji- movió al rubio percatándose del fuerte olor a alcohol y una porquería en la palma de su mano, lo cargo en su hombro y lo entro para luego arrojarlo al sillón ¿de nuevo? ¿nuevamente estaba con esas porquerías?

-Shanks-

-Sanji ¿Por qué volviste a eso?- estaba molesto, demasiado -quédate quieto- apretó su cabeza contra la almohada y reviso su ojos herido.

-No lo hice, aunque…- se hizo ovillo impidiendo la atención -quería hacerlo, en verdad que quería pero Zoro…Zoro no me habría perdonado- recordó su expresión y dolía -no quise lastimarlo-

Alarmado vio como Mihawk quien entro a la sala se acerco rápidamente y casi lo tomo del brazo de no ser porque se interpuso en su intención, se acuclillo frente al rubio -¿Qué paso?-

-Me metí a un cuarto, habían fotos y todo era rosa, me enoje-

Los adultos se miraron entendiendo lo que sucedió y se lamentaban el hecho de que Zoro aun no superara lo que sucedió -¿Por qué te enojaste?-

-¡No lo se!- grito contra la almohada -simplemente no lo soporte-

Celos, eran claros celos pero no se daba cuenta -y le dijiste cosas crueles ¿verdad?- asintió sin dejar de esconderse, estaba enfadado por su comportamiento -Sanji, tranquilo- ni siquiera tuvo que hacerle una seña a Mihawk, este ya no estaba -no te sientas mal por ello-

-Pero tu no viste su cara- esas expresiones dolían, nunca pensó que alguien podría afectarlo tanto -lo odio-

El amor era algo bastante complicado, más cuando eran mocosos como Sanji los que se enamoraban sumándole que tenia problemas con el alcohol y ciertas sustancias, este amor iba a ser más complicado que el suyo. No iba a consolarlo porque conociendo su carácter seguramente lo mandaría a la mierda.

-¿Quién era ella?-

Shanks se sentó a sus pies y enternecido vio como lo miraba de reojo -no puedo decírtelo, pero trata de que no te afecte ¿si?-

-----

“Pasaron varios días hasta que por fin la peli azul se animo a dirigirle la palabra pero no encontraba el momento oportuno, el peliverde era bastante solicitado por sus superiores y si no se encontraba con alguno de ellos, se encontraba con las personas del escuadrón, a cada momento suspiraba, quería remediar su relación con él porque a pesar del daño que le hizo aun le tenia un cariño profundo que era difícil de quitar, Saga estuvo de acuerdo con ella pero admitió que no podía perdonarlo por completo ya que la hizo llorar, ningún hombre podía perdonar eso.

-¡Zoro!- Ace lo abrazo desde atrás y como esperaba su compañero reacciono de forma violenta, esquivo el golpe y beso su mejilla -eres tan lindo cuando te enojas- se rio y ondeo el pañuelo verde que siempre estaba atado en su brazo -¿quieres comer?-

-No quiero- estiro su mano reclamando su pañuelo verde.

-Amargado- hizo un puchero pero sonrió divertido al advertir la presencia ajena -¿entonces comerás con Kuina-chan?- noto la tensión y como Zoro endurecía sus facciones -Kuina, no te escondas, ven, ven- la llamo con el movimiento de su mano -¿Qué pasa?- estaba a la defensiva -¿me tienes miedo?-

-Eso es lo que quieres, quítate, quiero hablar con Zoro-

No le agrado ese tono así que la tomo del brazo -Señorita, ten cuidado con tus palabras- apretó el miembro de la joven y esta soltó un quejido -debes conocer tu lugar ¿entendido?-

-¡No me jodas!- lo abofeteo como pudo -¡¿Quién te crees?! ¡Eres solo un monstruo! ¡No te tengo miedo!- no tuvo tiempo de nada, Ace metió dos dedos en la boca y sujeto su lengua tironeándola.

Se aproximo lo suficiente y aprecio maravillado el color de sus ojos -no soy un monstruo zorra- beso su mejilla y olio el aroma particular de su cuello -lo sabia…las mujeres huelen distintas- apoyo sus labios en la curva del cuello -yo podría violarte ahora mismo y nadie te salvaría-

Miro al peliverde quien no parecía prestarle atención eso quería decir que podía hacerlo -tengo hambre- murmuro y Ace se entusiasmo apartando de un empujón a la peli azul

-¡¿Qué quieres comer?! Quiero carne ¿comeremos aquí o afuera?- irradiaba felicidad y la baba no dejaba de caer de su boca.

-Yo invito, vamos-

Abrazo al espadachín y volvió a besar su mejilla pero esta vez Zoro no se mostro reacio y lo supo, supo que estaba intentando de distráelo para que no siguiera con lo suyo junto a esa mujer, para que no dañara a su adorada Kuina”

-Así que aquí vive Zoro- se quito el sombrero y aprecio la vieja casa -que deprimente- la puerta estaba abierta y sin permiso entro, observo el desorden que había y no tardo en detectar el olor del peliverde -¡Zoro~!- llamo varias veces y sonrió al verlo en el suelo de aquella habitación -te encontré- tomo el rostro entre sus manos rogando que pudiera verlo -soy yo- estaba perdido en si mismo y sintió pena por él -patético- murmuro.

-Disculpen, espero no estar interrumpiendo nada- levanto una ceja al ver que el pecoso no se alejaba de su sobrino -Roronoa, ponte de pie-

Acato la orden y Ace se mostro molesto, no importaba cuando y donde, el gran espadachín Roronoa Zoro obedecía al irritable Taka no me y eso no se trataba de respeto, Zoro se aferraba a la autoritaria presencia de su Tío porque ya no tenia de donde sujetarse para no caer en la desesperación, la tierra a sus pies era este pelinegro y este más que nadie lo sabia.

-Mihawk- ambos pelinegros escucharon las vagas palabras del espadachín -quiero regresar-

Zoro nuevamente quería regresar al infierno.

Lamento tardarme tanto pero me sentia tan vacia y no sabia como adaptar las palabras a los capitulos en mi cabeza, espero poder hacerlo pronto y mejor, gracias por leerme!

Los amo!

Mero

Vidas enlazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora