CAPÍTULO 2

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Un pequeño pelinegro en silla de ruedas eléctrica, observaba a través de sus gruesas gafas un racimo de dientes de león a contra luz de los rayos del sol a mitad del estacionamiento frente a un grupo de cabañas.
Su rostro maravillado analizaba la planta desde todos los ángulos que le eran posibles, disfrutando de la simpleza de la naturaleza haciendo su trabajo a través de la planta y también, de la luz natural que le permitía ver el brillo y las sombras conforme giraba la flor frente a su rostro atento y pensativo.
Parecía realmente absorto en aquella simpleza, lleno de curiosidad y admiración por el pequeño diente de león, cuya capacidad de soltar sus semillas dejándolas volar siempre le había causado dudas, hasta que se lo había preguntado a su mamá y juntos habían investigado al respecto.
Ahora él sabía que el secreto radicaba en una burbuja de aire en forma de anillo que aparecía a medida que el aire se movía a través de las cerdas. Y esa burbuja mejora considerablemente el arrastre y retarda el descenso de cada semilla, por lo que cuando el aire se las lleva o cuando las soplamos de la flor, parecen pequeños paracaidistas. Y aunque su duda estaba resuelta, ahora sentía curiosidad por ver esa burbuja de aire en las plantas o al menos en dónde se formaba, por ello veía el diente de león con tanto detenimiento.
Una camioneta estacionó cerca de él aunque con la suficiente cautela de no hacerle daño, pero de cualquier forma el niño ni siquiera se inmutó, seguía concentrado observando su racimo de dientes de león.

— Hola... — Piper se acercó a él con un poco de timidez, extrañada de verlo en su condición y completamente solo en aquel lugar. El niño giró su rostro con rapidez hasta ver a la hermosa mujer que se acercaba a él. — ¿Se supone que debes estar aquí solo? ¿Dónde está tu mamá? — preguntó mirando el resto del estacionamiento completamente vacío por cualquier parte.

— ¿Dónde está la tuya? — preguntó él restándole importancia a la preocupación de Piper que casi pudo jurar que estaba molesto, y se lo terminó de confirmar girando el rostro hacia su planta de nuevo, evitando así ver la mueca de dolor que sin querer se le había pintado a la rubia en su cara al recordar a Carol.

Su madre había muerto.
Esa era toda la verdad de sus problemas, puesto que a penas había fallecido, todo en su vida se había venido abajo como una especie de dominó en hilera en la cual, tiras una de las fichas y las que siguen se van viniendo abajo una a una haciendo que más y más caigan a su vez, logrando cambiar por completo el panorama inicial.
El niño se llevó las gafas a la cabeza y luego se las quitó observando que Piper tenía unas de sol también.

— Tócalo, — dijo el pequeño acercándole el racimo de dientes de león a la mujer rubia, cuyas rodillas de inmediato tocaron el pavimento acercándose al niño y colocando la mano con suavidad en la planta, mientras que la mano del pequeño con alguna especie de malformación que ella no quiso ver de más, la sostenía con calidez. — Las cosas suaves a veces derriten las cosas duras. — dijo en un suspiro cerrando los ojos mientras la fascinación de Piper crecía al observarlo.

Se levantó las gafas de sol a la cabeza y se quedó en silencio mirándolo por unos segundos. Podía percibir las enormes ganas de vivir que destilaba el niño a pesar de su situación, que de momento se sintió avergonzada por haberse dejado llevar por todas las situaciones que la habían encaminado a echar a perder todo lo bueno de su vida, e incluso, a desear dormir y no volver a despertar jamás, para ir con Carol y no tener que lidiar con su dolorosa ausencia en cada rincón de su vida.
Tenía problemas, claro que sí, pero, ¿Quién en el mundo no los tiene? Frente a ella estaba un ejemplo de fortaleza que le daba a entender una vez más que se había estado portando sumamente egoísta con sigo misma y con los demás al tirarse al sufrimiento en vez de buscar una salida.

— Lo siento, tengo que irme. — dijo intentando retirar su mano de la del niño con un poco de brusquedad, sintiéndose de pronto abrumada por la magnitud del niño.

MORE BEAUTIFUL FOR HAVING BEEN BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora