Esa mañana Piper no tenía muchas ganas de salir a correr.
Se estiró en la cama escuchando el cantar de los pájaros que muchas veces la había hecho despertar de mal humor, aunque no específicamente ese día y bostezó intentando acostumbrarse a la claridad del nuevo día que era anunciado por el sol entrando por su ventana.
Se revolvió un poco en las sábanas y se limpió los ojos para desperezarse un poco, y luego se quedó solo ahí acostada mirando al techo de madera de la cabaña.
Era un sitio amplio pero un poco frío al que no creía poder acostumbrarse jamás, además de que la hacía sentir más sola que su departamento que incluso ahora echaba de menos.
La cabaña era bonita, todo en acabados rústicos y lo suficientemente amueblada como para poder estar en cualquier sitio del lugar que ella deseara, pero a pesar de todo, no era lo que había estado esperando que sería.
¿Qué rayos estaba haciendo ahí? La duda le llegó de pronto como un chubasco de agua fría haciéndola despertar de ese letargo.
Extrañaba mucho a Polly y ahora no podía ni siquiera llamarla porque la cobertura seguía siendo malísima.
También echaba de menos la ruidosa ciudad y los bares en dónde a veces iba a pasar el rato después del trabajo, no es que hubiera muchas personas a las que echar de menos además de su madre, pues se había dado cuenta en el último año que quienes la rodeaban solamente deseaban estar en sus buenos momentos, pero no eran de ese tipo de apoyo incondicional que se decían ser y no podía culparlos, después de todo, ella también se había encargado de alejar a muchas personas pidiéndoselos de buena o mala manera y ahora es que se daba cuenta de que de verdad estaba sola.
Suspiró e intentó pensar en lo que estaba haciendo, en las remotas posibilidades de que aquello le sirviera y lograra hacer un cambio de verdad en su vida.Necesitaba tiempo para sanar, o al menos eso habían dicho todos en el FBI después de su episodio catastrófico donde cometió ese error garrafal, y en el fondo ella también sabía que necesitaba descansar un poco.
Había pasado años atada al trabajo y sin preocuparse demasiado por ella misma que a esas alturas parecía que fuera de Polly no tenía mucha vida social.
Había estado saliendo con Zelda por un tiempo, una de las detectives que colaboraban en sus casos, pero no le emocionaba nada al respecto en cuanto a ella.
Era linda, sí, y bastante sexy e inteligente, pero la emoción de Piper al verla era la misma que la de un cachorro al darse cuenta de que lo llevan al veterinario y no de paseo al parque.
No sabía si estaba exigiendo mucho, pero la verdad era que no se sentía conectada a la pelirroja en ningún aspecto, pues aunque habían pasado buenos ratos, no había ni una sola cosa que a Piper le atrajera de forma diferente a la que le habían atraído otras mujeres antes que ella, así que había decidido dejar todo por la paz y dedicarse a vivir su vida en el trabajo sin enredarse más con Zelda o con cualquier otra mujer.No tenía problemas conquistando mujeres, pues si alguna cualidad tenía la rubia era la enorme facilidad de atracción que desarrollaba en cualquier hombre o mujer a su alrededor.
Parecía que su ser entero irradiaba ese poderoso imán hacia las personas que le daba la oportunidad de elegir entre una gama bastante amplia de personas de todas las características posibles.
Algún tiempo había salido con hombres también, pero después de todo, jamás fueron lo suyo.
Siempre se había sentido atraída por la majestuosidad de las mujeres. Esa capacidad de seducción y la sensualidad que irradiaban con una sola mirada, sin contar el montón de otras cosas para ofrecer que tenían a diferencia de los hombres.
Estaba en verdad fascinada por la belleza de las mujeres y vaya que había pasado el tiempo con muchas de ellas, pero ninguna se acercaba a ser "esa mujer" que le abriera los ojos a la belleza del mundo a su lado y que la hiciera desear sentar cabeza.De pronto se acordó de esa pelinegra hermosa que le había dado el mejor recibimiento al pueblo, con esa piel pálida llena de tatuajes y cada curva mostrándose perfectamente en sincronía con las demás, haciendo que su cuerpo luciera como una verdadera obra de arte.
No es que tuviera cuerpo trabajado de deportista, pero lo que había alcanzado a ver estaba perfectamente proporcionado, en especial sus pechos que solo de recordarlos ahora le hicieron morderse los labios con una sonrisa traviesa surcándole en los labios.
Recordó también que sus piernas largas estaban especialmente torneadas, como si la pelinegra se ejercitara corriendo o haciendo alguna especie de rutina de ejercicio.
Claro que tenía un cuerpo precioso, pero no se veía como esas mujeres que le dan demasiada importancia a su aspecto físico que no quieren ni notar un poco de flacidez en su cuerpo y se la pasan cuidando lo que comen o yendo al gimnasio, y eso era lo que más le había saltado a la vista, pues aunque no era un cuerpo demasiado trabajado, a ella le había parecido perfecto, más incluso que muchos otros que había tenido la dicha de tocar.
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MORE BEAUTIFUL FOR HAVING BEEN BROKEN
Fanfiction*Está historia es una ADAPTACIÓN de la película del mismo nombre* Una agente del FBI suspendida se hace amiga de una mujer y de su adorable hijo joven con necesidades especiales que vive en el campo. La amistad de las mujeres pronto se convierte en...