MORE BEAUTIFUL FOR HAVING BEEN BROKEN

CAPÍTULO 16

Alex estaba hecha un mar de nervios a penas colocó a Robbie sobre la cama de su habitación.
Necesitaba asegurarse que estaba bien, y luego de la experiencia en esas cuestiones de salud de su hijo, ella sabía bien que había ciertos efectos que eran causados por las convulsiones, como por ejemplo la confusión temporal, episodios de ausencias, a veces movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas, además de la pérdida del conocimiento o conciencia, y aún sabiendo todo eso no podía dejar de sentirse aterrada cada que al pequeño le sucedía.

Aunado a eso estaba el hecho de que su corazón estaba roto y su cerebro le repetía una y otra vez que era su culpa por haberse dejado llevar, después de tanto haber querido resistirse al principio y alejarse cuando le fue posible, ahora no podía pretender solo hacerse la víctima, porque en ese homicidio, ella había puesto el cuchillo en la mano de Piper y se había ofrecido en bandeja de plata para la masacre.
No podía creer que le había mentido después de todas las cosas que habían compartido, después de que ella le había abierto las puertas de su hogar y no solo eso, también las de su corazón y le había permitido entrar a su vida y a la de su hijo. Se había entregado a ella en cuerpo y alma, pero Piper solamente la había encerrado en esa burbuja de "sabrás lo que necesites saber", y encima de todo le hizo creer que de verdad quería una vida con ella, pero, ¿Cómo pretendía avanzar con Alex si desde el principio había mentido en cosas tan simples como su apellido?
Además estaba el hecho de que, según Diane, Piper solo había usado a Alex y a Robbie para acercarse a ella y llevar a cabo la misión secreta del FBI en la que estaba trabajando.

Su cabeza iba a estallar, y aún así intentó aferrarse a la idea de que iba a sobreponerse a todo el desastre que la rubia había hecho en su vida, enfocándose en lo que más le importaba en el mundo entero: Robbie.
Tenía que asegurarse de que estuviera bien y lo demás ya sería solo cuestión de tiempo para poder superar el dolor que ahora la estaba desgarrando por dentro, como un montón.
Revisó los monitores mientras su hijo dormía y con su corazón hecho un desastre le besó la frente, prometiéndole en silencio que ambos iban a estar bien a pesar de todo el caos.

Le había pedido una y mil veces a Nicky que se fuera, puesto que no podía lidiar con sus preguntas e intentos de consolarla haciéndola reír, más bien la hacía enfadar y entorpecía sus mecanismos de defensa que ahora le estaba costando horrores volver a activar.
Sentía ganas de llorar, de gritar y maldecir a la mujer que la estaba condenando nuevamente al dolor por sus mentiras, pero la verdad era que dentro de su corazón, solamente había amor por ella sin importar que le hubiera ocultado cosas, así que no podía maldecirla, pues cada uno de sus recuerdos con ella eran benditos para la memoria de Alex.
Y cuando al fin Nicky se fue, la pelinegra intentó calmarse un poco, esa iba a ser una noche bastante larga y pesada velando por la salud de su hijo, así que necesitaba estar tranquila y enfocarse en él.

El auto de Diane estacionó frente a la cabaña de Alex y aunque su rostro denotó fastidio creyendo que era Piper y no tenía ni la fuerza o paciencia para enfrentarla ahora, por ello mismo había ignorado todas sus llamadas y mensajes, escuchó que tocaban a la puerta y en seguida los gritos de su madre que la llamaba con insistencia queriendo saber de Robbie y pidiendo permiso para entrar a verlo aunque fuera un instante.
Alex bajó las escaleras con rapidez para abrir la puerta y dejarla entrar, aunque no estaba tan contenta de verla ahí, apreciaba el hecho de que Diane hubiera dejado todo por ir a verla y asegurarse de que su nieto estaba bien. 
La mujer intentó abrazar a su hija, pero Alex simplemente permaneció quieta, y luego guió a su madre subiendo ambas de nuevo a la habitación del niño mientras le decía que él estaba estable, pero bastante débil en cama.

Con el estetoscopio comprobó el ritmo cardiaco mientras Diane aguardaba parada a su lado con el rostro lleno de angustia y preocupación por su nieto.
Alex comprobó el nivel de saturación de oxígeno y al no ver anomalías, revisó en el cajón de medicamentos de su hijo para ir a comprar lo que hacía falta.
El señor Hale, dueño de la única farmacia en el pueblo, sabía bien las especialidades de Robbie, y por petición de Alex siempre tenía surtido todo lo que el niño necesitaba, y también la atendía las 24 hrs. puesto que conocía que las urgencias con Robbie eran el pan de cada día de Alex.