CAPÍTULO 3

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A partir del día en que Robbie había ido a la cabaña de Piper, la rubia había hecho compromiso de no volver a saltarse su ejercicio de cada día, así que corría todas las mañanas sin excepción, sobre todo queriendo deshacerse de los recuerdos y los sueños difíciles, pero ahora se sentía como la niebla fría de la mañana que la bañaba, y ya no la odiaba, se sentía parte de ella mientras corría para liberar toda su tensión. Después de todo y al parecer, los consejos del niño la habían impactado de forma positiva.
A veces pensaba en la mujer desnuda que había visto en su primer día ahí, y se preguntaba a dónde había ido, puesto que no había vuelto a verla ni una sola vez.
No estaba en la tienda de comestibles, en el porche donde se reunían a jugar ajedrez ni tampoco la había visto esa ocasión de los pasteles de luna de Red, y no sabía bien cómo preguntar por ella, puesto que la misteriosa mujer solamente había bromeado con ella y no le había querido decir su nombre.
Todo en cuanto a ella le resultaba un poco extraño.

Ella no sabía que la mujer pelinegra se llamaba Alex Vause, ni que había estado trabajando fuera un tiempo, pero estaba al fin arreglando todo en el pueblo para poder hacer lo que le gustaba sin tener que irse por largas temporadas, y ahora que lo estaba consiguiendo, se sentía por demás feliz porque ella tenía su propia manera de liberar todo lo que la estresaba y ahora había convertido eso en un trabajo, y eso que tanto le gustaba era bailar.
Su cuerpo parecía fundirse con la música y convertirse en todo un fenómeno natural con el poder suficiente de arrasar con el mundo entero si se lo proponía.
Se movía de acuerdo a sus emociones, y la danza contemporánea era una de sus favoritas, pues con cada una de sus extremidades ella podía dar a entender lo que estaba sintiendo.
Su cuerpo se sentía libre y relajado, como si moviéndose tan rítmicamente escribiera la historia que quería contar, ayudándose así a liberarse del estrés y tensiones que cada una de las complicaciones de su vida le hacía cargar.

Las personas del pueblo siempre habían sido bastante amables con ella aunque sentía que por su mal humor a veces no se lo merecía, pero estaba muy agradecida de contar con ellos, y sobre todo, de saber que de ahora en adelante tendría su propio estudio de baile en el pueblo, en el que chicos y grandes podrían practicar y hacer de la danza una forma de ejercitarse y liberar su mente de los problemas.
Estaba decidida a hacer algo grande, tanto por las personas de ese lugar como por ella y por quienes amaba, porque no iba a dejar que el dolor la consumiera de nuevo, ella era fuerte, y se lo había probado ella misma y a las demás personas mientras con fiereza luchaba día tras día, así que sabía bien que podía con eso y más.

Esa mañana, mientras Piper corría por las orillas del río pensando precisamente en esa mujer misteriosa, la pelinegra hacía una complicada rutina de baile en el pequeño estudio improvisado donde ahora había comenzado a dar clases, mientras pensaba en toda la situación que llevaba cargando consigo desde años atrás.
Le pesaba demasiado lidiar con todo, pero más aún, había algunos recuerdos que hacían estragos en su mente mientras intentaba disiparlos bailando.

Es una cláusula del testamento de tu padre. — recordaba al abogado decirle con voz solemne — Y esta actúa bajo cierto criterio. Lo que estoy por decirte es contrario a lo que has escuchado o conocido durante todos estos años. Pero no obstante, es la verdad.

¿Cómo es que algo como aquello debía haber esperado hasta que se cumpliera un criterio para ser revelado? Recordaba bien la impotencia que había sentido, y mientras el enojo invadía su cuerpo, ella intentaba dejarlo salir haciendo esos movimientos coordinados y tan perfectos con su maravilloso cuerpo deslizándose sobre la pista del escenario que tenía en el pequeño estudio donde ahora se dedicaba a bailar para destilar sus emociones.
Era bastante difícil ser Alex Vause y cargar con tantas cosas en sus hombros, y al mismo tiempo no había otra persona en el mundo que ella quisiera ser, porque tenía un motivo enorme que le daba siempre ánimos para levantarse cada mañana y continuar luchando.

MORE BEAUTIFUL FOR HAVING BEEN BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora