CAPÍTULO 10

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Las cosas no volverían a ser iguales para Alex y Piper después de esa profunda conversación a solas que habían tenido aquel día en lugar especial de Piper en la montaña.
Ahora se conocían un poco más y sobre todo, se entendían también con más facilidad, aunque el camino desde luego, no había sido nada sencillo.

Ahora Piper sabía cómo se había sentido Alex con esas formas tan repentinas que había tenido de huir, pues la pelinegra estaba bastante asustada de sentirse sola por todo el abandono hacia ella y Robbie en una de las situaciones más difíciles y angustiantes que había pasado en su vida entera, además de que no quería permitir a nadie acercarse lo suficiente como para después echarle de menos cuando decidiera que no era buena idea acompañarla en sus momentos difíciles, cosa que, desde luego la rubia estaba lista y dispuesta para apoyarla y hacerla sentir que no tenía por qué alejar a todas las personas de ella ni temer al abandono, porque Piper no iba a permitirse irse sin explicación ni una vez más.

Alex por su parte comprendía por todo el dolor que estaba pasando Piper, y las dificultades que había tenido en el camino a la sanación que aún no encontraba.
Entendía lo roto que estaba su corazón y que cada recuerdo era como echarle limón a la herida y provocar que volviera a doler con intensidad, y supo desde luego, que aunque la rubia parecía siempre brillar en energía y positivismo, su corazón estaba sufriendo todo el tiempo, y tal y como Robbie lo había dicho, ella no tenía a nadie que le ayudara a mitigar un poco el dolor con su compañía o que al menos comprendiera la situación por la que estaba pasando, sin contar que ese incidente en su trabajo había marcado también la pauta para terminar de hacerla desconectar con el resto del mundo.

Después de ansiar el día de su reencuentro, Piper había pasado ya toda la mañana de picnic con Alex y Robbie en un claro en el bosque, cerca de la cabaña de ellos dos.
Tenían un festín de comida, pues ambas se habían esmerado en preparar un par de platos y postres para convivir y pasarla bien mientras se conocían y conversaban, o más bien, escuchaban al niño hablar y expresar cada cinco segundos lo feliz que se sentía de que ambas estuvieran al fin llevándose bien y conociéndose.

— ¿Sabían que los pingüinos son de mis animales favoritos? — preguntó mirando primero a su madre y luego a Piper.

— Pensé que eran los monos ya que luces como uno. — bromeó la rubia haciendo reír a Alex.

— Muy graciosa, Pipes. — Robbie rodó los ojos. — ¿No quieren saber por qué?

— Apuesto que lo sepamos o no, de todas formas nos lo dirás, ¿o no, cariño? — Alex también bromeó.

— Sí, porque necesitan saberlo. — se encogió de hombros — Son de mis favoritos porque a pesar de siempre andar en grupo, los pingüinos eligen una pareja para toda la vida, por eso se cree que son símbolo de romanticismo porque son monógamos, y tienen un ritual especial para enamorar a su pareja. — miró específicamente a Piper cuyas mejillas sonrojadas no pudieron esconder lo nerviosa que ahora estaba.

— ¿Y tú qué sabes de la monogamia? — lo retó Piper para tratar de dejar pasar el tema.

— Más de lo que crees, es como... Si tu fueras novia de mi mamá, lo cual apruebo y solo digo, entonces no tendrías otras parejas. — Piper pasó saliva — Y mi mamá tampoco tendría a nadie más y solo te amaría a ti.

— Oye, deja de avergonzar a Pipes, amor... — reprendió Alex con un poco de incomodidad y nerviosismo — Mira cómo están sus mejillas por lo que has dicho.

— Sus mejillas se ponen rojas siempre que te ve, y eso no es mi culpa. — se burló ahora el niño tapándose la boca con ambas manos.

— Deja de exhibirme así, pequeño hombre mono. — la rubia se acercó un poco más hasta su lugar en la manta de picnic donde estaban y comenzó a hacerle cosquillas.

MORE BEAUTIFUL FOR HAVING BEEN BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora