Mire con desgano a las almas pasearse alegremente por el campo, no soy una bolita blanca esponjosa como ellas, conservo mi cuerpo y solo tengo una aureola sobre mi cabeza, Enma Daio-sama me permitió conservar mi cuerpo por ser un guerrero.
Olvide mi procedencia y el único que recuerdo que poseo es de una intensa luz frente a mi de alguna explosión en el espacio.
Llevaba tantos años muerta que perdí la cuenta pero me gusta engañar a los demás diciendo que tenía cuatrocientos cincuenta años aquí para sentirme joven y el único momento en el que puedo divertirme es cuando se juntan los peleadores del otro mundo con los Kaio-samas de las cuatro regiones de la galaxia.
El Kaio-sama del norte siempre me pedía participar pero prefería mirar desde las gradas hasta que apareció Paikuhan un fuerte peleador de la galaxia Oeste, pelee con él una vez en ese torneo obteniendo el primer lugar sin embargo en los siguientes seguí con mis entrenamientos.
Me dijeron que en último torneo hubo un participante que fue capas de luchar con Paikuhan pero ambos perdieron por haber pisado el techo del estadio.
Al levantarme me dirigí hacia unos ogros para que me llevarán con Enma Daio-sama, uno me llevó con el no obstante un ogro pequeño con gafas nos detuvo preguntando la razón de mi visita, mientras ellos hablaban ingresé.
??: ¡HOLA!.- Grite y Enma Daio-sama miró hacia abajo.
Enma: pero si eres tu ___, no te había visto hace cien años y dime, que te trae hoy por aquí.
___: quisiera que me permitiera ir donde Kaio-sama.
Enma: ¿vas a entrenar?.
___: si, no tengo a nadie con quien pueda hacerlo aquí y estoy aburrida.
Enma: esta bien puedes ir pero debes saber que hay ocasiones que un hombre llamado Goku va a visitarlo, es un guerrero muy fuerte que a salvado reiteradas veces al planeta tierra.- Levante mis hombros desinteresada.- uno de los ogros te llevara hacia el camino de la serpiente.
___: se lo agradezco.
Minutos más tarde llegó uno y me pidió acompañarlo a un automóvil, tardamos unos diez minutos en llegar a la cola.
Ogro: tenga un buen viajeogro y no se caiga otra vez al infiernoogro.- Si, una vez caí por tropezar con mis propios pies.
Me despedí y me aleje de él corriendo.
"a ponerle ganas"
Aumente la velocidad y al llegar en los altos me dejaba caer deslizandome.
Al estar muerta no sentía cansancio así que no me detuve en cambio a mitad del camino tuve que correr al máximo para escapar de una mujer serpiente que me perseguía por negarme a seguirla a su palacio, las veces que miraba hacia atrás para ver que tan lejos estaba de ella veía el polvareda que yo dejaba al correr.