Parte 15 La chica a la que le robaron el corazón

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Una historia siempre será diferente cuando se mira desde otra perspectiva.

Erizo una chica que tal vez solo ha tenido mala fama o solo víctima de las circunstancias ni ella sabia, solo pensaba en como escapar de estos chicos sus disque compañeros de la misma escuela unos rostros conocidos otros viejas amistades resentidas, la situación se ponía complicada pues para ella solo un grupo de entrometidos que alegaban venganza de algo que ni ella hizo.

Al momento que la sujetaron de la camisa solo le dejaban la opción de defenderse, eran muchos pero ya tenia como escapar solo esperaba su viejo amigo le perdonara mas en el futuro, o tal vez se lo merecía por cretino.

Y apareció como un rayo embistiendo a dos de sus atacantes y noqueando a otro con un cabezazo bien dado, que mejor distracción una fuerte patada en la entrepierna de Max fue más que suficiente para dejarlo fuera de combate.

y quien era su héroe, un joven elefante con traje de explorador, Erizo noto que había tirado algunas cosas y le ayudó a recogerlas en lo que se reponía pero cuando noto que los demás se comenzaban a levantarse no había de otra, tomó al chico de la mano y escaparon lo mas pronto que podían.

Erizo no conocía a este chico, podría ser alguno de los grupos exploradores del área, así que mínimo le explico lo que había ocurrido, bueno con suerte no lo volvería a ver y así evitara problemas con los compañeros de la escuela que al parecer hoy la habían bautizado como la villana.

Erizo conversó con este chico, era tan amable que su pura presencia era empalagosa, o será que le enseñarían a dar siempre una primera buena impresión, tiene finta de ser esas familias ricas del área.

Con tal de saber Erizo contó una mentirilla a medias, y el chico era demasiado amable y caballeroso era evidente que sus padres le habían enseñado modales muy refinados para tratar así a extraños.

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Nota de Susie — Ami no me miren, fue culpa de Betsy —

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Mientras Oscar compraba ese par de malteadas Erizo dio una pequeña revisada a sus cosas, tal vez pensó mal aquí no había nada de valor, un tiquet del muelle, un desayuno, tal vez solo era un chico educado, claro hasta que noto en el fondo de la mochila un compartimiento con un cartucho que se veía raro cuando regresó el muchacho tomó por sorpresa a Erizo tuvo que guardárselo no fuera a mal pensar las cosas.

Al menos la compañía de Oscar era agradable, ya en torno se daba la plática empezaba a simpatizar más con Oscar mas por el hecho que ambos tenían más cosas en común, igual no tenía padre en casa y su madre era una bruja tal vez esa empatía que irradiaba.

A Erizo le dio un poco de pena, así que bueno tenía guardado algo para una emergencia pero tal vez valía la pena, además conocía a quien le podría ayudar a entrar no era la primera vez que se colaba al parque.

— Y si vamos a la feria? —

Erizo y Oscar llegaron al parque de diversiones, en la entrada para empleados conocía al encargado de esa área siempre vendía algunos pases era de esos secretos bien guardados en la escuela.

Ambos disfrutaron algunas de las atracciones y sobre todo la sección de arcade, el pobre estaba tan concentrado que no sabía ni lo que pasaba.

— Iré por unas palomitas y bebidas, dame tu pase así juntamos mas puntos— Le comento Erizo — Oscar? — Le divertía lo zombificado que estaba.

— Si ... el pase — Oscar no podía dejar de ver la pantalla, en un movimiento torpe sacó la cartera y la dejó en la mesa.

Era un caso perdido, su mente estaba frita con ese nivel tan complejo, a Erizo solo le divertía la escena.

Bien no había nada que hacer, Erizo tomó la cartera de Oscar y se dirigió al a otra sección del lugar, para abastecerse, todo iba genial hasta que uno de los guardias del parque la interceptó, cuando sabes que hiciste algo mal, quedarte a preguntar era una muy mala idea, Erizo salió corriendo.

Afortunadamente para Erizo el guardia no estaba en la mejor condición física posible así que perderlo fue cuestión de risa, aunque tardó un poco en rodear el lugar al volver Oscar ya no estaba.

A pesar de buscarlo durante horas. (eso pensó)

— Le habrá surgido una emergencia? — Pensaba Erizo

Simplemente resignada decidió volver a su hogar.

Al llegar a su casa.

— Mamá !! — Grito Erizo, a falta de respuesta la conclusión era sencilla, nuevamente se fue otro fin de semana a otro trabajo — Bruja irresponsable— hablo enojada

Tenía hambre, fue a revisar la nevera y estaba vacía, no había más que recurrir a las sopas instantáneas de nuevo, al revisar la alacena se dio cuenta que ya solo habla envolturas y nada más.

Erizo ahora estaba furiosa terminó pateando una silla del comedor se sentó y pensó que otra vez tendría que ir a dormir sin cenar.

Después que se le bajó el coraje le dio risa que había gastado sus reservas en un dia de diversión, al menos valió la pena Erizo esbozó una leve sonrisa de gusto.

Tendría que esperar hasta mañana para hablar por teléfono con su padre para que le deposite un extra.

Mientras estaba recargada en la mesa jugando con un pedazo de servilleta recordó que aún tenía la cartera de Oscar con suerte tendría una dirección o numero de teléfono para regresársela, al realizarla Erizo se horrorizo al ver que tenía una cantidad obscena de dinero en ella, solo billetes de $500 dólares fácilmente este chico cargaba más de lo que ella nunca gastaría en años, Erizo comenzó a sudar de preocupación, tenía que buscar alguna dirección o algo o van a pensar que es una ladrona y cuando se lo cuente a sus padres dudaba que lo dejen pasar por alto, hay cámaras, el guardia me conoce al fin y al cabo era una comunidad no demasiado grande.

— Nada, absolutamente nada — Erizo recordó haber tomado ese pequeño cilindro y dudaba que fuera un labial con suerte tendría alguna pista — Esta idea es estúpida — Erizo pensó derrotada, al mirar el pequeño objeto metálico miro que se podía girar y abrir — Espera, si es un labial o una especie de protector labial de gente rica — Erizo se horrorizo nuevamente dentro tenia un pequeño rollo de billetes, con toda la duda del mundo comenzó a desenrrollarlo — estoy frita — Erizo grito en pánico, pues nunca había visto en físico billetes de $1000 dólares en su vida y menos tantos.

Resignada Erizo llamó a la pizzería más cercana y encargo todo un menú familiar — Si voy a ir a la cárcel al menos no será con el estómago vacío —

Este fin de semana Erizo cenó, desayuno y volvió a cenar pizza, recién hecha, fría y recalentada.

El pequeño alquimistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora