Parte 36 Terror

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Esa música infantil y ruidosa pero con un mensaje claro.

Cada uno de los encapuchados sabían que su contratista había pagado mucho dinero, parecía dinero fácil y podrían tomarse un merecido descanso, cada uno de ellos se conocían de años y los unía la emoción y el dinero pero esto no lo había predicho nunca.

Sus fuerzas eran amplias y con un alto poder de fuego actualmente todos estaban incomunicados, al menos 20 elementos encerrados en la bodega y 30 compañeros de refuerzo en el exterior.

Las radios no funcionaban, tampoco los vehículos sabían que estaban bajo ataque así que se prepararon, una extraña neblina comenzó a notarse en los alrededores era densa y la visibilidad comenzaba a volverse prácticamente nula.

Rápidamente tomaron posiciones defensivas, prepararon las armas no podían estar al descubierto así que tomaron posiciones cerca de la entrada a la bodega, cinco de ellos subieron al techo para proporcionar fuego de apoyo y esperaron.

Esa música que seguía sonando burlonamente, ellos sabían que los intentaban provocar para que se expusieran pero ya sabían que podría pasar sin rompen filas.

Se escucharon disparos en el techo, solo cinco exactamente uno tras de otro y solo silencio.

Sabían que no podían perder la calma aún estaban atrincherados y fuertemente armados.

La visión era nula y el silencio inexistente.

Se habían atrincherado en dos equipos que apenas podían verse mutuamente por esa densa neblina.

La molesta música había cesado y era más estresante el ambiente, antes ese fastidioso ruido te mantiene alerta ahora era el sonido de la propia respiración y el corazón que palpitaba sin detenerse.

Se oyen pasos, y todos preparan sus armas, era uno de los que habían subido al techo, este apenas podía caminar torpemente, uno de sus compañeros salió a prisa y le ayudó avanzar a una de las trincheras.

El encapuchado se esmeraba en hablar se movía erráticamente hasta que le quitaron la máscara, su boca estaba cosida, un extraño pitido empezó a sonar en el área de su vientre uno de ellos lo reviso y levanto su playera lo que vio le heló la espalda, tenia una cicatriz recién remendada a lo largo del estomago y en esa área se le veían muchos bultos, el soldado comenzó a retorcerse y logró levantarse y salió corriendo, a los pocos metros explotó, una sórdida explosión lanzando sangre y vísceras por todas partes.

Sus compañeros no lo podían creer, era algo inaudito.

La explosión en si agito algo la niebla lo que permitió ver a otro de sus compañeros que estaba en el techo caminando hacia ellos pero este tenia el estomago lleno de esos bultos y ese pitido, este balbuceaba no podía hablar por la boca cocida pero caminaba hacia sus compañeros, no tuvieron opción estos le dispararon para evitar que los fulminará.

Curiosamente este no explotó, a los pocos segundos solo escucho unos gritos que venían de las alturas y el golpe de la carne y huesos rompiéndose contra el suelo, eran los tres compañeros que faltaban, no lo podían creer la cruel forma de ejecución.

Todos se pusieron alertas no sabían de donde los podrían atacar y tienen cubiertos todos los flancos.

Uno de los encapuchados comenzó a temblar como si de hipotermia se tratara, sabía que no podía dejar el arma así que se aferró a su arma como pudo, en un momento sintió que el arma se empezaba a mover hacia uno de los lados él no podía soltarla a pesar de usar todas sus fuerza, este comenzó a gritar, algo pasaba pero cuando los demás reaccionaron este comenzó a descargar toda sus municiones sobre sus compañeros matando a quemarropa a cada uno de ellos, el otro equipo que estaba justo al lado alcanzó a cubrirse sin saber que los atacaba, al intentar comunicarse nadie hablaba hasta que uno de ellos salió corriendo entre sus brazos todas las granadas que podía cargar sin vacilar le dispararon.

El pequeño alquimistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora