Era de noche y Erizo a pesar de estar sola como en cualquier otro día el sentimiento era muy diferente, extrañamente se sentía feliz, tenía la necesidad de expresarlo.
Marco por teléfono esperando que su padre no estuviera tan ocupado.
— Hola? papa sigues trabajando? — Erizo hablaba emocionada.
— Erizo? ¿Es un poco tarde, está todo bien? —
— Es solo que tenia ganas de hablar contigo— Erizo estaba gustosa
— ¿Sucede algo? te falta dinero para pagar los servicios o la comida, dime con confianza cariño? —
— No no, todo está bien — Erizo suspiro un poco — Te extraño—
— Erizo está todo bien —
— Solo quiero que sepas que te quiero — Erizo encontró esas palabras que tanto dudaba en usar.
— Sabes que también te quiero, un momento —
Erizo esperó por algunos minutos, ella sabía que su padre trabajaba grandes jornadas en una fábrica.
— Lo lamento, estamos algo ocupados.. también te extraño, debo colgar—
Solo escuchó como su padre colgó el teléfono, duró unos momentos sujetándolo esperando escucharlo de nuevo, el silencio de su casa volvía a ser molesto.
Erizo abrió la ventana de su cuarto quería que la briza refrescara un poco el lugar, apenas se dio cuenta que tenía como vista la casa de sus nuevas vecinas, se miró la mano y recordó ese símbolo que le mostró Betsy, gratos recuerdos de ese día le llegaron a su mente y había recordado el por qué estaba tan feliz en esa noche.
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A diferencia de otros días de solitarias caminatas de camino a la escuela Oscar estaba esperándola.
— Hoy tiene vista de ser un gran día— Pensó Erizo
— Erizo, al fin te levantas un poco más y pensaba despertarte, si nos damos prisa llegaremos aun temprano— Oscar hablaba emocionado
— Espera desde que horas estas esperando— Cuestiono Erizo — como 40 minutos—
— Oscar eso es demasiado — Se quejó Erizo
— créeme es imposible en esta casa levantarse tarde, lo he intentado — Oscar adelanto paso — Vamos salgamos de aquí antes que se enoje ya sabes quien.
— Espérame Oscar — Erizo no estaba acostumbrada a iniciar el día tan agitado.
Hay días que son agradables otros llenos de actividad y muchos desearíamos siempre fueran calmados, pero en este caso Oscar era un sujeto difícil de ignorar, si bien no compartían aula el chico se vio inmerso casi en todas partes y resaltaba donde quiera que este estuviera, tanto que nunca en su vida la habían saludado tanto.
Habían coincidido en un descanso, mientras Oscar protagonizaba un encuentro de futbol Erizo se limitó a revisar un libro que según Betsy debería de empezar a memorizar y familiarizarse con los conceptos, claro era complicado cuando Oscar trataba de llamar su atención.
— Es difícil de ignorar verdad —
Erizo levantó la vista al darse cuenta que tenía a una extraña a una lado — No lo culpo según se el se la pasó viviendo en una isla por muchos años, no es extraño que este emocionado — Erizo volteo y casi no reconocía a la chica.
— Lucy? ¿Desde cuándo tuviste ese cambio tan radical? — Erizo se asombró del cambio.
— Es una larga historia, pero me sorprende que me reconozcan tan fácil, solo Oscar se dio cuenta de mi cambio de look — Lucy estaba divertida — Me creerás que ni los maestros saben que soy la misma — Lucy se acomodó casual como una extraña que solo disfrutaba el partido — Erizo me guardas el secreto —
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El pequeño alquimista
FantasyUn pequeño con un gran poder . . . Una bruja que lo cuidara de mala gana y una chica que le arrebataron todo