Capítulo II

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Me invaden los recuerdos sin poder evitarlo. ¿Cómo conseguirlo? Cuando sus ojos me siguen transmitiendo la misma paz y seguridad que en años pasados, a pesar de ser fríos, inexpresivos y caóticos. Christopher detalla mi rostro por unos segundos con cierta curiosidad, no sabría asegurar a ciencia cierta lo que pasa por su cabeza ahora mismo; pero por la mía hay un sinfín de imágenes que deben quedar en el pasado, porque son solo eso <<<pasado>>> Desvío la mirada y me obligo a recordar que ya no estamos entrenando en la mansión Mascherano y que dejamos de ser los jóvenes que tenían prohibido desearse y amarse con cada partícula de su cuerpo desde hace años. Hoy solo soy una mujer que apoya al hombre que quiere destruirlo.

—Sé que la vista es agradable, pero ¿no tiene nada mejor que hacer que verme todo el día? —pregunta con la arrogancia y prepotencia características de su persona. Maldigo internamente, ya que aunque me obligué a dejar de mirarlo, mis ojos volvieron a caer en su rostro. Supongo que me encuentro así al creerlo muerto por tanto tiempo y tenerlo ahora frente a mí vivo, muy vivo, causa ese efecto en mí. Además, la forma en la que lo veo, no es precisamente en la que alguien observa a un superior, de eso, estoy completamente convencida.

—Lo siento, coronel. —me disculpo sin sentirlo realmente. Si fuera por mí, estuviera todo el santo día viéndole la cara para asegurarme de que es real y no otra alucinación o sueño del que terminaré despertándome.

Decido ponerme de pie y él no tarda en hacer lo mismo. Mi respiración se vuelve más errática cuando queda más cerca de lo necesario a mi cuerpo, tanto que juraría que lo hizo a propósito. Me relamo los labios y él observa el gesto, ya que estaba casi segura de que me besaría; sin embargo, no deja de ser Christopher Morgan, por lo que se aparta de mí con una sonrisa victoriosa en el rostro, casi como si le satisficiera descubrir el efecto que tiene su cercanía sobre mí.

<<<Él es un idiota y yo lo soy más por pensar que la irresistible atracción que había antes todavía continúa ahí>>>

Bueno... Quizás sí continúe ahí, pero solo de mi parte porque está claro que mi cercanía no le movió absolutamente nada. ¿Tan fácil soy de olvidar? ¿En verdad me amó tanto como me hizo creer en el pasado? Porque no creo que se pueda olvidar tan fácil a alguien que amaste de una forma tan única e intensa. Supongo que Antoni tuvo razón y solo fue así de mi parte. No dejo que esos pensamientos me abrumen y hago lo que tenía en mente antes de tropezarme con Christopher en el pasillo; sin embargo, él me sujeta la mano sin utilizar mucha fuerza, antes de que dé dos pasos lejos de él.

—No le di permiso para retirase, teniente. —me dice y lo miro con decepción. ¿Qué esperaba? ¡Ah sí! ¿Que me besara y se aferrara a mi cuerpo como si fuera el oxígeno que necesita para vivir? Él no sabe quién soy y es hora de que yo finja no saber quién es él y lo que representa para mí.

Lo observo con aburrimiento, aunque esté muy lejos de sentirlo. La mirada que me dedica está cargada de diversión. <<<Quiere jugar>>> Y yo aceptaré el juego aún sabiendo que terminaré perdiendo.

—¿Puedo retirarme mi coronel? —le pregunto con calma, acto seguido hago el saludo militar que se nos exige al dirigirnos a un superior. Se toma su tiempo para permitirme marchar lejos de él y todas las sensaciones que me impiden pensar. Corro hacia el enorme campo de entrenamiento con la esperanza de llegar antes que él y terminó fallando en el intento, puesto que pude sentir sus pasos detrás de mí y la mirada nada disimulada de todos me deja claro lo que piensan, que mi uniforme esté algo estrujado no me ayuda mucho.

Desde pequeña desteté ser el centro de atención, sin embargo, tuve que acostumbrarme a serlo. Ser la única Mascherano de ojos verdes era algo que definitivamente llamaba mucho la atención. Me incorporo junto a los demás en la fila y es una suerte que todos estuvieran esperando a Christopher para iniciar las pruebas. El coronel no hablaba sandeces cuando nos dijo que no quería débiles en sus tropas, de no haber estado seis años en la selva bajo rígidos e inhumanos entrenamientos, hubiera caído fatigada como muchos de los soldados a mi alrededor.

Entre sus brazos ... [CM#1] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora