Entre sus brazos ... [CM#1] ✔

Capítulo XLIV

Christopher;

Venus disparó el arma y Antoni cayó al suelo con una herida en su pecho, segundos después ella también se desplomó. Salgo del shock que me causó verla con vida. Antoni me había asegurado que no había sobrevivido. Al comienzo no le creí, pero con el paso de los días comencé a perder la esperanza. Caigo de rodillas junto a ella.

-¡Una maldita ambulancia! _Grito al borde de la desesperación y ella me regala una sonrisa que lejos de tanquilizarme, solo incrementa la angustia que comienza a formarse en mi pecho.

-Como había extrañado tu voz _Susurra y pasa su mano por mi mejilla. Niego repetidas veces y intencifico el agarre en su cuerpo.

-Aguanta _Le exijo y niega.

-Es el final _Dice. Trato de darle calor con mi cuerpo.

-¡Tienes que ganar esta batalla! _Espeto y sigue sonriendo.

-Estoy cansada _Confiesa e intenta mantener los ojos abiertos.

-Quiero escucharlo una vez más _Pide. Las lágrimas bajan por sus mejillas. Sé lo que quiere.

-No digas estupideces. ¡¿Dónde está la maldita ambulancia?! _Vuelvo a gritar y limpio las lágrimas que llenan su hermoso rostro.

-Por favor, Christopher _Pide y el miedo que siento al pensar que puedo perderla hace que mi mundo se detenga.

-Joder, nena, te amo _Mis palabras la hacen sonreír, sin embargo, continua llorando.

-¡No te atrevas a dejarme, Venus! _Espeto al sentir que disminuye el agarre en mi mano. Sus ojos se cierran.

Nos subimos a la ambulancia. Está inconsciente, pero sigue respirando que es lo importante. Después de llegar al hospital Alex me obligó a dejarme revisar. Me doy un baño y me siento en la sala de espera junto a los demás. La secretaria de Venus tiene los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, Alex la tiene abrazada confirmando mis sospechas anteriores de que tienen algo. Siena carga a un bebé que trajo la chica, siendo sincero no logro recordar su nombre. Nicolás me explicó todo lo sucedido en mi ausencia, se tuvo que ir para informarle a sus hijos la muerte de su madre. Lucas llegó herido de gravedad y todavía no hay noticias de él. Sinceramente no me importa nadie más que Venus. Jessica llega con mis hijos. Gia se levanta y carga al pequeño Alex.

Las observo desde mi asiento y definitivamente son mis hijas, tendré serios problemas cuando sean unas adolescentes. Son perfectas.
Acompaño a Jessica a una de las habitaciones para que las cambie y les dé de comer. No me pareció bien que las trajera, aunque debo reconocer que moría por verlas.

-¿Cómo está?  _Pregunta, aprieto ligeramente los puños sin dejar de mirar a las bebés. En mi vida fueron pocas las veces en las que el miedo me llenaba por completo y hoy estoy al borde de la desesperación al no tener noticias de Venus.

-Los médicos no dan muchas esperanzas _Respondo con dificultad ya que me cuesta admitir en voz alta  que quizás la madre de mis hijas no regrese conmigo a casa. Hace una mueca.

Las horas comienzan a pasar y con ellas mi inexistente paciencia. Jessica termina por irse. Alex se va con el bebé y su nueva conquista. Mi teléfono comienza a sonar empeorando mi dolor de cabeza.

-¡¿Qué quieres?! _Pregunto con molestia y el ruido al otro lado de la línea hace que me levante de la silla.

-¡Tenemos que hablar! _Grita Alex y pellizco el puente de mi nariz. Deja de hablar unos minutos y en su lugar escucho disparos.

-¿Qué pasó ahora? _Pregunto mientras salgo del hospital, una vez mas debo ir a salvarles el trasero a todos ellos por imbéciles.

-¡Siena nos traicionó! _Espeta y ruedo los ojos. Era evidente que esa perra nos traicionaría cuando apareciera un trato mejor.