Capítulo 7: Primer Día

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Lisa

Cuando las ruedas del avión tocaron la pista, sentí una gran emoción creciente en mi cuerpo.

En el momento en que el avión se detuvo después de andar por la pista, lo que se sintió una eternidad, la gente comenzó a ponerse de pie y a caminar por los pasillos para poder bajar del avión. Los pasillos estaban repletos y la gente no podía avanzar, pues tenían que esperar a que se conectara la manga a la puerta del avión y al aeropuerto.

Yo estaba por pararme, cuando Shaun me jaló de vuelta a mi asiento.

—Espera un poco, está lleno.

—Ya pasé catorce horas en este avión, solo quiero salir —le informé.

—Solo serán unos minutos y podrás pasar con tranquilidad sin que te empujen —argumentó.

Yo solo rodé los ojos y me quedé quieta en mi asiento con los brazos cruzados.

—No puedo esperar el momento en que ya no te tenga que ver la cara —comenté.

Shaun soltó una risa.

—Tranquila, yo también lo espero con ansias.

Cuando los pasillos se comenzaron a vaciar, Shaun se levantó de su asiento y sacó su maleta de manos del compartimiento superior, mientras yo saqué el mío de debajo del asiento de adelante y por fin pude parame y estirarme un poco. Tan solo había ido al baño cinco veces y dos de ellas habían sido para pasear y evitar una trombosis.

Cuando caminamos por los pasillos del avión en dirección a la salida, nos encontramos con Amanda, su amigo Kyle y Elsa, quien iba junto a la mujer que había estado sentada junto a ella.

—La azafata me dio una sonrisa —le dijo Kyle a Shaun.

—Bien por ti, lamentablemente nunca lo volverás a ver.

—Sí, pero me dio una sonrisa.

—Les sonríen a todos, es su trabajo —dijo Elsa, mientras caminábamos por la manga hacia el aeropuerto.

Kyle le dio una mirada extrañada.

—¿Y esta quién es?

—Esta, tiene nombre —le dijo mi amiga, con molestia.

—Y yo no lo sé, por eso pregunto quién es.

—Es Elsa —le dije yo—. Mi mejor amiga.

—Es como la versión femenina de Shaun —se burló Kyle—. Involuntariamente desagradable.

Shaun jaló a Kyle de la chaqueta y comenzó a apresurar el paso, adelantándose.

—Nos vemos —se despidió Kyle, volteándose.

Yo solo hice un movimiento con la mano para despedirme y seguimos nuestro camino.

Cuando llegamos a la zona donde se recogía el equipaje, esperamos nuestras maletas y nos las llevamos.

Ahí, Elsa se despidió de su compañera de asiento y fuimos hacia afuera para tomar un taxi en dirección al hotel donde deberíamos quedarnos por orden de la empresa.

Tendríamos un día para salir y pisar la tierra por última vez en un largo tiempo y también para dormir placenteramente, pues en el avión no habíamos podido conciliar un bueno sueño y no lo haríamos en los siguientes meses.

Yo sabía lo difícil que eran los horarios en un crucero, lo demandante del trabajo y lo incomodo que podría ser dormir en algo que iba flotando en el agua, así que debería aprovechar ese último día antes de entrar.

¡Vamos a un Crucero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora