Shaun
—Es hermosa, inteligente, graciosa... ¿Qué pasa con ese tipo? ¿Cómo pudo lastimarla?
Kyle ya me tenía algo harto. Llevaba quejándose de quien fuera el exnovio de Amanda, al que ni siquiera conocía, durante todo el día.
—Estas en otro nivel de intensidad, amigo —comenté, mientras hacía unos trazos en mi libreta.
—Es que no puedo creerlo. Tuvo su compañía por tres años, ¡tres años! ¿Cómo pudo dejarla ir? —preguntó cómo si fuera la cosa más terrible de la humanidad—. Es una mujer maravillosa y comprensiva e inteligente... ¡ni siquiera sus defectos deben ser molestos!
—Eso lo dices porque no la conoces hace más de un mes, pero parece que no me escuchas cuando te hablo.
—Hizo que llorara —siguió—. Cualquier hombre que haga llorar a una mujer como ella, no merece vivir.
—Kyle, no estamos en una telenovela —le recordé—. Bájale dos rayitas a tu intensidad.
Obviamente, Kyle no me prestó atención y siguió reclamando sobre el exnovio de Amanda como si fuera un enemigo mortal.
Cuando me fijé en el dibujo que estaba haciendo, noté que no era del todo bueno. Le hacía falta algo... quizás emoción o quizás pasión, no lo tenía claro.
Nuevamente, estaba haciendo algo asquerosamente cursi: una mujer de espaldas, con los pies sumergidos en el agua y con la luz de la luna brillando sobre ella.
Cuando estaba haciendo unos detalles, sentí que ya no podía seguir. No entendía que me había pasado, tan solo un día atrás había sentido la mayor inspiración de mi vida y en ese momento, no podía hacer una línea sin arruinarlo.
«Es porque no viste a Lisa hoy».
Quería pensar que lo que decía mi conciencia no era verdad, que solo era una simple coincidencia..., pero sólo había una forma de averiguarlo.
[...]
¿Por qué me temblaba la pierna? Solo era Lisa.
Debido a su trabajo, no la había podido ver hasta después de que nos detuviéramos en Puerto Montt. Ese día sería su día libre, así que estaba ahí, con Kyle, Ariana y yo, sentados cerca de la piscina principal.
Tenerla enfrente no me servía de nada, necesitaba algo más... como tomar su mano, pero ¿cómo hacia eso sin parecer un loco o un degenerado?
No podía creer que estuviera intentado hacer algo así, pero si mi inspiración dependía de eso, pues no tenía más opción que intentarlo.
Mi plan era fingir tocar su mano por accidente, pero no me facilitaba las cosas cuando tenía puestas ambas manos alrededor de su vaso de jugo.
—¿Quién quiere tomar un baño? —preguntó Kyle, quitándose la camiseta.
—Yo voy.
Ariana lo siguió y se quitó la ropa para quedar en bikini y meterse a la piscina.
Eso no me ayudaba. Quedarme solo con Lisa no era el plan, solo me hacía sentir un poco más nervioso.
De pronto, noté que Lisa ponía su vista en mi libreta.
—¿La puedo ver? —preguntó.
—No —dije sin siquiera pensarlo un momento.
—¿Por qué?
—A ningún artista le gusta que vean sus cosas incompletas —respondí.
Lisa se tiró contra el respaldo de su silla y se cruzó de brazos.
El silencio incómodo que se instaló me hizo querer ponerme de pie e irme, pero no podía rendirme tan fácil, así, jamás podría lograr mi cometido.
Lisa comenzó a revisar su teléfono y sin darme cuenta, terminé mirándola de pies a cabeza.
En un momento me detuve en sus piernas. Nunca había notado lo bonitas que eran, no eran ni tan delgadas, ni tan gruesas, eran un término medio y, además, eran bastante largas, lo que las hacían muy atractivas a mi parecer. El vestido floreado que llevaba era bastante corto, lo que permitía que se pudieran ver sus muslos casi por completo.
—¿Se te perdió algo? —preguntó Lisa, provocando que diera un respingo.
—No.
—¿Me estabas mirando las piernas?
—¿Por qué las miraría? No hay nada interesante en ellas, son bastante insípidas —mentí.
Lisa abrió la boca ofendida.
—¿Insípidas? No era lo que decía tu mirada sobre ellas —dijo, acercándose un poco más a mi rostro.
—¿Y que decía mi mirada según tú? —pregunté, también acercándome y quedando a tan solo unos diez centímetros de su rostro.
—Que te gustaba lo que mirabas —dijo con una sonrisa picarona.
Estaba por negar eso, cuando la voz de Kyle se hizo presente:
—¡Oigan...! —agarró su cabeza con rabia—. ¡Siempre interrumpo sus momentos de tensión sexual!
Ambos nos alejamos.
—No hay ninguna tensión sexual —aseguró Lisa.
Ariana y Kyle intercambiaron miradas y luego sonrieron.
—Lo que tú digas, Lisa —dijo Ariana, volviendo a sentarse en la mesa con nosotros.
Lamentablemente, no había logrado tocar a Lisa durante todo el día, ni siquiera con un roce, por lo que supuse que esa noche no podría hacer ni una sola línea certera sobre una hoja de mi libreta.
Cuando estaba quedándome dormido, sentí mi cerebro comenzar a funcionar otra vez y entonces, surgió la inspiración.
Tomé mi libreta y comencé a arreglar mi dibujo, concentrándome en particular en las piernas de la chica.
Mi conciencia no se había equivocado. Lisa era la razón de que estuviera comenzado a dibujar de nuevo, verla, tocarla y tenerla cerca aumentaban mi creatividad y no solo eso, me hacía querer dibujarla a ella.
Nunca había dibujado muchas mujeres en mis obras y jamás había usado a una como musa, pero ahí estaba, haciendo dibujos con todas las características de mi peor pesadilla.
Cuando terminé el dibujo, sentí ganas de continuar con otro, pero necesitaba ver a Lisa otra vez para evaluar sus facciones y características con más detalle.
Con eso, una idea llegó a mi cabeza. Lisa debía tener Instagram y en él, aunque fuera una foto.
Tomé mi celular y entré a la aplicación.
¿Cómo se llamaría Lisa en la aplicación? Fui por lo más típico y puse su nombre en el buscador. Para mi suerte, el quinto perfil sugerido era el que necesitaba.
Entré a su perfil y pude ver que tenía cuarenta publicaciones, de las cuales, la mayoría eran de ella.
«Perfecto».
Comencé a buscar una foto que me pudiera servir, cuando me encontré con una foto de ella en una playa en bikini.
Esa era, esa era la imagen que necesitaba.
Dejé la imagen en la pantalla de mi celular y tomé mi libreta para comenzar a recrear la imagen.
La foto estaba tomada de lado, lo que dejaba ver su hermoso perfil. Estaba sentada sobre una toalla, con el agua detrás y una flor puesta en una de sus orejas, lo que la hacía ver muy fresca y natural.
Mientras agradaba la imagen para poder ver mejor su rostro, mi dedo se resbaló y le di "me gusta" por accidente.
—Oh, no... no, no...
En ese momento maldije por haber utilizado mi cuenta principal para espiarla y no haberle sacado una captura a la pantalla en vez de quedarme en su Instagram. Tal parecía que mi necesidad por dibujar me había hecho no pensar las cosas fríamente. Aun cuando le había quitado el "me gusta", la notificación de que me había gustado una foto de tres años atrás habría llegado igual y realmente me lamentaba por eso.
«Esto es malo, muy malo...».
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¡Vamos a un Crucero!
RomanceLisa es chef en un restaurante cinco estrellas y, junto con su mejor amiga Elsa, quieren ampliar sus horizontes trabajando en un crucero de lujo. A sus planes se une su compañera de departamento, Amanda, a quien recientemente le rompieron el corazón...