Lisa
Luego de terminar mi horario de trabajo, o sea luego de que terminara la hora de la cena, Elsa llegó a mi lado.
—Vamos al comedor —me dijo, tomándome de la mano y jalándome fuera de la cocina.
—¿Por qué? —pregunté, confundida.
—Solo vamos.
Ya iban a ser las once y media y estaba un tanto cansada, por lo que mi único plan era ir a mi cuarto y dormir.
Seguí al Elsa sin reclamar más, pues debía admitir que un poco de curiosidad había surgido en mí. No tenía idea de lo que quería, pero debía ser importante.
Cuando llegamos al comedor de la tripulación, las luces estaban completamente apagadas, por lo que quedé aún más confundida.
—¿Qué hacemos aquí, Elsa?
Al hacer esa pregunta, las luces se encendieron y dejaron ver a gran parte de la tripulación ahí, rodeados de adornos brillantes, deliciosa comida y bebidas.
—¡Feliz cumpleaños! —exclamaron, un tanto descoordinados.
Eso me hizo ponerme completamente roja.
La tripulación ya había celebrado otros cumpleaños durante esos casi dos meses en el comedor, pero como yo no había comentado eso con nadie, supuse que, además de Elsa y Amanda, nadie lo sabía.
Todos los presentes me comenzaron a saludar y desearme un lindo día, aun cuando mi cumpleaños realmente empezaba a las doce.
Por suerte, al siguiente día nos detendríamos en Auckland, la capital de Nueva Zelanda, país que formaba parte de Oceanía, así que no tendríamos que levantarnos a hacer las típicas cosas de todos los días.
Además de los miembros de la tripulación, también estaban ahí Kyle y Shaun, quienes también se acercaron a saludarme. Kyle, como siempre tan efusivo, me dio un abrazo apretado y luego Shaun me dio unas palmaditas en la espalda... me preguntaba cómo se saludaban ellos para sus cumpleaños.
La fiesta duró hasta bastante tarde, pero los que tenían que bajar al día siguiente se marcharon antes de las una, mientras los que debían quedarse, se quedaron casi hasta las cuatro.
Yo había bebido un poco, bueno, bastante, pero no era la única. Elsa y Amanda también estaban bastante ebrias, tanto que de pronto vi a Amanda besando a Kyle en una esquina y a Elsa soltando unas lágrimas mientras veía a Ariana a lo lejos.
Ariana había estado un poco más distante esos días, en especial porque pasaba tiempo con su nueva conquista, quien, por suerte, no estaba ahí.
Las enfermeras y médicos tenían un trabajo crucial en el barco, por lo que no podían emborracharse, ni hacer tonterías. No era como que los demás tuviéramos muchas libertades, pero una vez a las mil quinientas no era terrible.
Cuando ya eran casi las tres y media, me senté en una silla y comencé a quejarme de que todo daba vueltas.
—¿Estás bien? —me preguntó Shaun.
Yo sonreí como una boba al verlo.
—Mejor ahora que estas aquí.
Sí, había dicho tal cosa en voz alta y al parecer me causaba gracia, pues mi sonrisa no se borraba de mi rostro. ¿Notaron lo peligroso que es emborracharte hasta no reconocer tus propias manos?
—Creo que deberías ir a dormir... le diré al Elsa... —cuando Shaun vio que Elsa no estaba por ahí, me miró preocupado—. Quizás Amanda...
Amanda seguía con Kyle y ambos estaban casi tan ebrios como yo.
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¡Vamos a un Crucero!
RomanceLisa es chef en un restaurante cinco estrellas y, junto con su mejor amiga Elsa, quieren ampliar sus horizontes trabajando en un crucero de lujo. A sus planes se une su compañera de departamento, Amanda, a quien recientemente le rompieron el corazón...