Capítulo 8: Artistas

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Shaun Davies

—Kyle, no toques nada —le advirtió mi padre.

Era la primera vez que Kyle subía a un barco tan grande y también la primera vez que entraba al puente de mando de uno.

Mi papá era capitán hacia bastantes años y ya estaba casi retirado. Ese crucero sería su último viaje. 

Era un hombre honorable, muy reconocido y adulado por su buen trabajo como capitán en todos los viajes que había hecho, pero nada de eso le complacía del todo, lo único que lo hubiera hecho, hubiera sido que yo siguiera sus pasos.

A mí no me gustaba nada la vida a bordo, menos si debías trabajar. Mi madre pasaba mucho tiempo sola en casa, dedicándole la vida a su trabajo, mientras mi padre se embarcaba en largos viajes y apenas se podría comunicar por cámara de vez en cuando. Yo no quería un trabajo que me impidiera vivir una vida normal con mi familia, ni por el que tuviera que pasar días sobre el agua sin pisar la tierra.

—¡Shaun! ¡Tómame una foto con el timón! —me pidió Kyle.

—Pero no lo muevas, Kyle —volvió a advertir mi padre.

Hice lo que Kyle me pidió e incluso mi padre le presto su sombrero de capitán para que posara.

—¿Por qué no puedes ser como él? Mira lo feliz que está por estar en un barco —me dijo mi padre.

—Me gusta lo que hago —le recordé—. Y ya soy viejo para introducirme en el mundo de los barcos.

Mi padre emitió un quejido y agarró el puente de su nariz.

—¿De quién sacaste ese gusto por el arte?

Yo me encogí de hombros.

—Hace buenos cuadros, papá dos.

—Kyle, te he dicho que no me llames así. Ya no tienes edad para hablar como adolescente o un niño, sé un adulto —le pidió casi como una orden.

—Perdón, Phill.

—Así está mejor.

Yo no entendía como Kyle podía soportar a mi padre. Él trataba a Kyle casi de la misma manera que a mí, con rigidez y dureza, si yo hubiera sido Kyle, me hubiera evitado acercar a él por mucho tiempo, algo que yo no tenía la facultad de poder hacer al ser su hijo de verdad.

Mi padre le quitó el sombrero a Kyle y se lo puso en la cabeza.

—Ahora, vayan a sus cuartos y disfruten del viaje.

—Tres tortuosos meses de viaje —me lamenté.

—Tres meses y un poco más —me corrigió Kyle.

—Shaun, no cualquiera pude tomarse tres meses de vacaciones en un crucero de lujo que maneja su padre —comentó—. Aprécialo.

—Qué bueno que soy un simple artista sin horarios de trabajo, Phill —bromeé.

Mi padre solo se volteó resignado y se concentró en hacer su trabajo, por lo que Kyle y yo salimos.

—Phill tiene razón —dijo Kyle—. Estaremos tres meses andando por el mar y conoceremos lugares increíbles, quizás logres la inspiración que necesitas para tu nueva exposición.

—Créeme que no hay otra razón por la que este aquí —aseguré—. Vengo por los colores, olores y cualquier cosa que me dé una buena idea.

—Yo vengo por los espectáculos... y los tragos.

—Lo sé... ahora, necesito quitarme este traje.

Kyle y yo fuimos a nuestras habitaciones, las cuales eran bastante grandes, con camas de dos plazas y baño privado que tenía un pequeño jacuzzi. El piso estaba cubierto por una alfombra café claro, de una textura que parecía un poco raposa, también tenía un gran ventanal que daba hacia un pequeño balcón y, por supuesto, muebles que combinaban entre sí y una pantalla plana frente a la cama.

¡Vamos a un Crucero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora