Lisa
—Wow, la novia de Ariana es muy bonita —comentó Kyle, mientras bajábamos del barco.
Habíamos llegado a Isla de Pascua y todos bajaríamos juntos como lo habíamos hecho en Punta Arenas.
Ariana se estaba despidiendo de su nuevo interés amoroso, ya que, no podía bajar del barco.
—No es su novia, solo le gusta —le dijo Shaun—. Todavía puede salir mal.
Le di una sonrisa a Shaun disimuladamente, la cual él respondió con una sonrisa también.
Luego de ver llorar a Elsa, algo que sólo sucedía cada mil años, le había pedido ayuda a Shaun para que entre ambos pudiéramos evitar el tema de la enfermera en el grupo.
Elsa había estado más callada de lo normal y sabía que también se había avergonzado de llorar. Siempre pasaba lo mismo cuando lloraba frente a mí.
Yo sabía que Elsa no lloraba frente a mí no porque no me tuviera confianza, sino porque odiaba que cualquiera la viera. Siempre lloraba sola en su cuarto y se consolaba sola, pero esa vez no había podido aguantar, además de que no tenía un cuarto separado.
Sinceramente, esperaba que el bello ambiente de la isla la ayudara a sentirse mejor, pero por cómo la veía... ni siquiera se percataría de las maravillas que tenía enfrente.
Debido a que la isla era pequeña, era simple poder conocerla casi completa en un día. Empezamos por los dos volcanes, los cuales eran sorprendentes, en especial uno en el que, si te parabas muy a la orilla, sentías que podías caer y morir... sí, una excelente descripción.
Por supuesto, vimos los moáis más importantes. Era sorprendente pensar que algo tan grande y pesado se había construido por personas que ni siquiera tenían un martillo.
Mientras mirábamos unos de los grupos alineados de más moáis llamado Ahu Togariki y Ariana sacaba fotos con su cámara profesional, Amanda habló:
—La mayoría de los moáis se construyeron con piedra volcánica y se construían en la misma cantera, en un punto alto del volcán. Primero se tallaba la cabeza y les daban su forma básica y luego se separaba la pieza de la roca en la que estaban tallados y se trasladaba con cuerdas ladera abajo —comentó—. Ah, y si se caía, no se podía volver a levantar.
—¿Por qué? —preguntó Kyle.
—No estoy segura, pero creo que es porque no es digno o algo así...
Eso explicaba la cantidad de moáis que había en el suelo por varias partes.
Elsa se acercó a mí y susurró:
—No puedo creer que aprenda tantas cosas y aun no sepa la diferencia entre un horno y un tostador.
Yo solo reí. Amanda era un ser humano muy especial, pero eso hacía que me agradara.
Durante todo el día seguimos viendo los moáis y otros lugares importantes, hasta llegó la tarde y fuimos a la playa Anakena.
Anakena era una playa que parecía sacada del comercial de Kem Piña. El agua era tan tranquila, tibia y clara que parecía irreal. Además, había palmeras y un grupo de moáis atrás, los que le daban un toque aún más especial a todo el paisaje.
Cuando estaba parándome de mi toalla para meterme al agua una segunda vez, Shaun se me acercó.
—Dile a Ariana que te saque fotos en el agua, por favor.
—¿Me vas a pagar por ser tu modelo?
—Si tan solo a mí me pagaran por dibujarte, te juro que lo haría.
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¡Vamos a un Crucero!
RomanceLisa es chef en un restaurante cinco estrellas y, junto con su mejor amiga Elsa, quieren ampliar sus horizontes trabajando en un crucero de lujo. A sus planes se une su compañera de departamento, Amanda, a quien recientemente le rompieron el corazón...