Capítulo 26: Discusiones

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Shaun

Ay, por Dios. ¿Cómo podía Kyle hablar tanto?

No era la primera vez que notaba que hablaba en exceso, pero si la vez que estaba más molesto. Sí, le había ocultado algo, pero tenía mis razones, las cuales él claramente seguía sin entender.

—¿Creíste que jamás me enteraría? —preguntó, con un tono exageradamente agudo.

—Exacto.

Me miró completamente ofendido.

—¿Y así te haces llamar mi mejor amigo?

—Kyle, ya te dije porque no te lo dije —le recordé—. Tú dices todo lo que sabes y eso podría costarle el trabajo a Lisa.

—No, lo que podría costarle el trabajo a Lisa es estarse acostando contigo, pero parece que está dispuesta a arriesgarse y eso no es mi problema —dijo, cruzándose de brazos y comenzando a dar vueltas por la habitación.

—Sí, pero...

—Nada de "peros". No quiero excusas, quiero acciones —apuntó el suelo con su índice con fuerza—. ¡Y las quiero ya!

—¿De qué demonios hablas?

—¡Esta mujer se está arriesgando por ti y tú no haces nada!

—Kyle es sexo, nada más.

—Sí, pues si tan así fuera, se iría apenas terminan, no en la mañana —argumentó—. Ni que estuviera ebria.

—Bueno, pero...

Realmente no sabía que decir a eso. No me había cuestionado por qué Lisa dormía toda la noche conmigo simplemente porque no me molestaba, pero ella debía tener una buena razón para eso.

—Tiene que tener alguna razón —dije.

—No, no la tiene —aseguró—, pero le voy a consultar de todas maneras. Solo para ver como falla y se delata.

—¿Se delata? ¿De qué?

—¿De qué? ¡¿De qué?! —preguntó exaltado—. ¡Creí que tú eras más listo que yo, pero veo que me equivoqué!

Kyle salió de la habitación con una mezcla de rabia y fastidio. No sabía que estaba pensado él que pasaba entre Lisa y yo, pero podía apostar que estaba mal.

Cuando me quedé solo, fui por mi libreta y revisé el último dibujo que había hecho.

Ya no solo estaba dibujando a Lisa una y otra vez, también había sacado inspiración para crear paisajes inexistentes o distintos escenarios.

Estaba dispuesto a que cuando llegara a casa, comenzaría a pintar y si me iba bien, podía ser que en un año o dos estuviera listo para una exposición con recientes obras, nuevas y frescas que nunca habían visto la luz.

Luego de darme una ducha, salí para tomar desayuno y fui por Kyle a su habitación la cual quedaba solo a dos habitaciones de la mía.

—Kyle, abre —le pedí.

Pasaron dos minutos y mi amigo no abrió la puerta, por lo que supuse que no estaba ahí.

Eso me preocupo un poco, lo que fuera que estuviera haciendo, podía ser peligroso.

Rápidamente subí a revisar los restaurantes uno por uno, pero no lo hallé en ningún lado. Seguí por la cubierta, viendo cada silla y cada lugar, pero no estaba por ahí.

Fue ahí cuando Amanda vino a mi cabeza. Tal vez, solo tal vez, Kyle estaba con ella.

El problema era que Amanda siempre estaba en un lugar distinto y no me sería fácil encontrarla.

¡Vamos a un Crucero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora